Opinión | MADRID CON GAFAS PLURALES

Seguro que algo va a pasar

Tarde o temprano, en Madrid algo te va a sorprender. Puede ser una banda callejera de jazz o tu actor favorito en el gimnasio de tu barrio

El pintor Antonio López, en la Puerta del Sol.

El pintor Antonio López, en la Puerta del Sol. / JOSÉ LUIS ROCA

Basta con calzarte algo cómodo y salir a la calle a caminar. Con o sin rumbo. Solo hay que tener la vista, el oído y el olfato dispuestos a cualquier cosa. Porque en Madrid, si sales así a la calle, seguro que algo va a pasar. Tarde o temprano te vas a encontrar con alguien o con algo que te va a sorprender.

Puede ser Antonio López aprovechando la luz de la tarde para pintar la plaza de la Puerta del Sol. O una banda callejera de jazz animando tu pieza favorita. Puede ser una pandilla estrafalaria, una manifestación sobrevenida, una batucada, unos músicos ambulantes con ritmos africanos, un predicador del fin del mundo o una cola inesperada que te invita a entrar en una exposición de la que no tenías ni idea. Y si no, una quedada para bailar bachata en Madrid Río o grupos de gente disfrutando de la ‘golden hour’ desde los altos del Palacio Real, con la sierra de Madrid al fondo. Te puedes quedar embobado mirando un mimo o un guiñol en el Retiro. A veces es tu actor favorito, a quien te puedes encontrar sudando tinta en el gimnasio de tu barrio.

En una ciudad tan hechicera como Toledo, que es la mía, echarte a la calle es salir dispuesta a sorprenderte con la magia. Con el encantamiento de un rincón inesperado o con el del color cambiante de la ciudad de piedra, del verde al rosado, al son del sol.

En una ciudad tan viva como Madrid, no son las piedras, es la gente. Da igual que camines con tus pensamientos o con un acompañante. O que te sientes en una plaza, en un parque o en una terraza. Sobra la ansiedad por encontrar lo inesperado (de lo contrario, todo puede saber a poco). Solo hay que abrir los sentidos y el buen humor. Porque si es así, en Madrid, seguro que algo va a pasar.