Madrid estudia extender a otros barrios líneas de autobús rápido como la de Valdebebas

Aunque presenta niveles de ocupación bajos y ha sido criticado por los vecinos, fundamentalmente por reducir los carriles disponibles para el resto de vehículos, el Ayuntamiento de Madrid está muy satisfecho con el bus de tránsito rápido (BRT) que une Valdebebas con el Hospital Ramón y Cajal a través de los barrios de Sanchinarro y Las Tablas. Tanto que no solo no se va a revertir, sino que el Consistorio está valorando su extensión a otras zonas de la ciudad. Se piensa, sobre todo, en los nuevos desarrollos urbanísticos del sureste, zonas aún en construcción como Los Ahijones o Valdecarros.

Las principales características de esta línea de autobús de momento única en la capital son la circulación por plataforma reservada y la prioridad semafórica. Es decir, que viajan por una vía separada del resto del tráfico y que los semáforos se ponen verdes, solo para ellos, cuando se aproximan. De esa forma se consigue reducir el tiempo que emplean en recorrer las distancias. Además, los vehículos que circulan por la línea son 100% eléctricos.

La línea debutó a finales de mayo del año pasado y en noviembre se extendió su recorrido seis kilómetros adicionales por Valdebebas. En ese periodo se ha convertido en la de mayor velocidad comercial de las 219 de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). En un intervalo de unos 40 minutos, los autobuses transitan a lo largo de los 31 kilómetros que la configuran, durante 19 de ellos por su propio carril independiente. Esa es, en gran medida, la razón por la que Cibeles no solo quiere mantenerla en Sanchinarro y Las Tablas, sino también llevarla a futuras zonas residenciales.

En el Consistorio se esgrime, además, un elevado índice de satisfacción entre los usuarios. Los vecinos han mostrado sus quejas, particularmente porque les ha hecho perder calzada y complica el tránsito particularmente en el entorno de colegios en las horas de entrada y salida de los niños, cuando hay que llevarlos o recogerlos, pero en el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento se maneja una encuesta, realizada entre viajeros, que sitúa en un 9,17 sobre 10 el índice de aceptación del bus rápido.

Menos emisiones

El otro argumento es el de la descarbonización. Según el gobierno municipal, desde su inauguración, el bus rápido ha permitido que se dejen de recorrer en vehículo privado el equivalente a 700.000 kilómetros. En términos de emisiones se considera que se han dejado de expulsar a la atmósfera 125 toneladas de CO2 y 200 toneladas de óxido de nitrógeno.

Entre las críticas que se han lanzado contra esta línea, además de las referidas quejas de los vecinos, está el escaso número de usuarios. Un total de 592.000 personas viajaron en la BR1, cifra que palidece ante los 9,5 millones de personas que en 2023 se subieron a algún autobús de la línea 34 (Cibeles-Las Águilas), la más utilizada de la EMT.

Ayer mismo salía el tema en la Comisión Permanente de Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento. Llevó la pregunta el representante de Vox, Ignacio Ansaldo, quien, además de calificar el despliegue de esta línea de "un infierno para los padres, especialmente en Las Tablas", señaló que la ocupación apenas había alcanzado un 10% "incluso a pesar de haber sido gratuita algunos días". No parece argumento suficiente para el delegado de Movilidad, Borja Carabante, quien defendió que la EMT tiene que responder a la necesidad de conectar distintos ámbitos, aunque la demanda no lo justifique. "Si solo atendiéramos a la alta demanda tendríamos que quitar la mitad de las líneas", aseguró antes de afirmar que distintas delegaciones de ámbito internacional han venido a Madrid a ver cómo se gestiona este bus rápido.