LA VIDA CONTIGO

La fotografía analógica resurge en la era de Instagram

Kodak ha tenido que lanzar decenas de candidaturas para alcanzar la demanda

Cada vez más gente millennial y de la Generación Z se animan a probar con cámaras analógicas

Los expertos creen que hay una cierta nostalgia por este tipo de imágenes que nos recuerdan al pasado

La fotografía analógica resurge en la era de Instagram

María G. San Narciso

María G. San Narciso

Muchos hogares españoles han ido acumulando álbumes de fotos. Pero en algún momento del siglo XXI la costumbre paró. Con la fotografía digital y, sobre todo, con las cámaras en los móviles, dejamos de revelar los carretes de las vacaciones, de los carnavales o de los festivales de fin de curso de los niños. Las imágenes empezaron a compartirse en redes sociales y a acumularse en las tarjetas y aplicaciones de nuestros teléfonos. Pero de unos años a esta parte, las generaciones que crecieron con smartphones en la mano están haciendo resurgir la vieja costumbre de llevar carretes a los laboratorios fotográficos.

El pasado mes de octubre, el fabricante Kodak escribió un tuit para anunciar que habían iniciado una serie de contrataciones. La demanda por las películas de 35 mm se había disparado. El director de comunicaciones de la compañía, Kurt Jaeckel, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que ya llevan 350 puestos contratados desde 2021 hasta ahora, lo que supone un incremento neto de 100 puestos de trabajo. Aun así, mantienen abiertas otras 75 candidaturas. "El volumen se ha duplicado en los últimos años y todavía no hemos alcanzado la demanda", asegura. Y todo ello cuando sus fábricas "funcionan 24/7".

A unos 6.000 kilómetros de distancia de Rochester, donde está afincado Kodak, está La Peliculera, en la madrileña calle de Argensola. Ahí, a última hora de la tarde siempre suele haber un grupo de jóvenes esperando en la calle para poder entrar en la tienda. Revelan y venden cámaras analógicas, desechables y multitud de carretes. Es miércoles 5 de diciembre, día previo al festivo, y hay más gente si cabe. Una de ellas es Celia, que llega a las 20.20 horas, diez minutos antes del cierre. Mientras otro cliente le sujeta la bicicleta con la que llegó, ella se acerca rápido a la puerta para preguntar si aún les quedan unos carretes. Demasiado tarde.

Película fotográfica analógica.

Película fotográfica analógica. / Alba Vigaray

Celia tiene 28 años y, como tantos otros aficionados jóvenes, lleva unos tres o cuatro años haciendo este tipo de fotos. Explica que tiene tres cámaras: una Olympus, una Kodak y otra cuya marca no recuerda. "Una me la regalaron, otra la heredé de mi padre y la tercera la compré en un mercadillo. Es la peor, pero es la que más uso porque es más fácil al ser automática", afirma. Lleva siempre los carretes a revelar para después digitalizarlos. Pocas imágenes llegan al formato físico. Asegura que no todas valen. Para ella, "la estética" es lo que prima a la hora de decantarse por la fotografía analógica.

La fotógrafa Carla Dief, que acumula cerca de 11.000 suscriptores en su canal de Youtube, también piensa que la clave es precisamente la estética y, de forma concreta, su color y su grano. Este, como explica el fotógrafo Paco Navarro en su blog, son cúmulos de cristales de haluro de plata suspendidos en la película fotográfica. Y claro, es algo que la fotografía digital no tiene.

¿Una generación nostálgica?

Dief también añade que disparar con estas cámaras "trae de vuelta esa sensación del recuerdo que teníamos de antaño", en el que asociábamos la fotografía a algunos de los momentos más felices de nuestras vidas. "Es ese momento de relax, de hacer algún plan guay y llevarte la cámara para hacer fotos", razona. El fotógrafo profesional Nicolás Llaseras opina que tiene un punto nostálgico, de recuperar lo que hacían tus padres y abuelos. "Tenemos que pensar en cómo hemos visto las imágenes y cómo transmitimos las memorias. Por eso, muchas veces uno piensa en términos de películas. Cuando echamos la vista hacia atrás no vemos los recuerdos en 4K, ni en Full HD, ni en HDR", opina.

Grafton Tanner, autor de Las horas han perdido su reloj (ed. Alpha Decay), llama a esto "nostalgia de los medios". "Se trata de confiar en algo más antiguo o más familiar justo en una época en la que todo el mundo fotografía con una cámara digital realmente buena al alcance de la mano", explica a este periódico. Por su parte, Asunción Soriano, CEO de la empresa global de Comunicación y Posicionamiento Estratégico ATREVIA y coautora del libro De los Zeta a los Silver, señala que uno de los motivos por los que esta afición atrae a los centennials es que se trata de "la primera generación que no es rupturista". "Les gusta mirar, buscar y explorar cosas del pasado. Yo creo que las generaciones anteriores éramos mucho más radicales. Esta no; esta coge lo que haga falta. Y eso explicaría, por ejemplo, por qué hay grupos de la generación X o de boomers que siguen arrasando, llenando estadios con abuelos, padres e hijos", apunta. El segundo motivo es que "hay una cierta fatiga tecnológica que hace que vuelvan a mirar otros instrumentos, otras herramientas que quizás son más reales".

Cada año las tiendas de fotografía tienen más clientes. 

Cada año las tiendas de fotografía tienen más clientes.  / Alba Vigaray

Coincide con ella Nicolás Llasera, que cree que lo que "ha pasado al final es que la gente se ha cansado". Explica que esta generación ha nacido con un teléfono con cámara de fotos en la mano, lo que lleva a la inmediatez para la comunicación y, a su vez, que "la privacidad y el tiempo para uno mismo sea inexistente". "La fotografía analógica trae justo lo contrario. Las fotos ya no las vas a ver hoy, sino que vas a tener que esperar una semana o un mes. O más, si el carrete te dura varios viajes. Y ese es el mayor interés para la gente: "parar un poco la velocidad", explica. La propia cámara, con sus infinidad de modelos diferentes que dan distintos resultados, y el ruido de estas fotos frente a la (casi) perfección de la fotografía digital, son otros de los atractivos para escapar de la monotonía estética.

El punto negativo para todos estos jóvenes que están aficionándose a la fotografía analógica es que las cámaras se han revalorizado hasta el punto de haber multiplicado hasta por más de diez su precio. El mercado se ha reducido muchísimo y la producción es muy limitada, por lo que se encarece. Tampoco es barato el revelado y la digitalización de las fotografías, a lo que hay que sumarles las películas. ¿Lo positivo? Que cada vez tienen más laboratorios a su alcance y cursos para iniciarse bien en este arte que tiene pinta de ser inagotable.

Consejos si quieres iniciarte en la fotografía analógica

—Si quieres iniciarte de verdad en la fotografía analógica y no sabes cómo, Nicolas Llasera tiene un consejo: "Aléjate de las tendencias".

—Tampoco te líes a buscar la mejor cámara del mercado de segunda mano. "Cómprate la más fea que encuentres. Por ejemplo, una de los años 90, que son más modernas pero analógicas. Funcionan de forma perfecta y tienen un precio bastante económico", asegura.

—Si te lo estás tomando en serio, empieza a llevar tus películas a un laboratorio. Si ya manejas bien el tema del enfoque y de exposición, vete probando con distintas películas. Llasera asegura que hay muy buena "fotografía profesional o seria con con 35 mm", así que tampoco te líes con los formatos. "Hay gente que se lanza muy rápido a cosas muy caras y muy especiales, que requieren conocimientos y una cartera más grande de la que podemos permitirnos", señala.

—Si puedes, apúntate un curso también. Aprovecha la cantidad de oferta que hay.

—Carla Dief recomienda tener "mucha paciencia y mirar un montón de vídeos o tutoriales". "Lo que quiera, pero que se informe bien antes, porque yo sé que hay mucha gente que ha empezado en el mundo de la fotografía analógica y después se ha encontrado con que es muy caro", asegura. Así que mejor saber para no gastar demasiadas fotos en balde.