El Periódico de España

Viaje por las joyas arquitectónicas de Madrid

Del Banco de España al frontón Beti Jai, pasando por el Ateneo, el festival Open House ha celebrado su 9ª edición habilitando el acceso a más de 100 espacios icónicos de la ciudad

Texto: Nekane Chamorro | Fotos: GRD

Decía el Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz que “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones…”. Descubrir las joyas arquitectónicas de una ciudad ayuda a entender su realidad y a conocer el porqué de su carácter. Unas veces sorprenden, otras confirman lo esperado, pero siempre permiten realizar un maravilloso viaje en el tiempo. Y pocos lugares ofrecen viajes tan enriquecedores como la ciudad de Madrid.

Del emblemático Banco de España al desconocido frontón Beti Jai, pasando por la casa Palazuelo, el Ateneo o la casa de Cisneros, el festival Open House ha celebrado su novena edición ofreciendo al público la posibilidad de descubrir la riqueza arquitectónica de la ciudad, habilitando el acceso a más de un centenar de espacios icónicos, algunos de los cuales suelen estar cerrados al público.

Aunque cuatro días no es tiempo suficiente para ver todo y las colas para acceder a algunas de las visitas son un tanto desalentadoras, con paciencia y previsión se puede disfrutar de un interesante recorrido y conocer, además, a los más de 600 dedicados voluntarios que se esmeran en contagiar al visitante su entusiasmo y gusto por la arquitectura, el diseño y la historia.

Nuestro viaje empieza en el corazón de la ciudad. En uno de los edificios más conocidos del país, la sede central del Banco de España. Poco o nada tiene que ver con lo mostrado en la exitosa ficción de Netflix ‘La casa de papel’, pero no por ello pierde ni un ápice de atractivo.

Los tesoros del Banco de España

Su proyecto de construcción se aprobó a finales de 1883 y sus principales artífices fueron los arquitectos Eduardo de Adaro, Severiano Sainz de la Lastra y José María Aguilar y Vela. En la construcción predomina el uso del mármol y para reducir el aspecto pesado del material se le añadieron múltiples elementos de vidrio en busca de contraste y luz, recurriendo asimismo a las técnicas avanzadas de la época del hierro forjado.

La visita es imponente desde el inicio. No solo por las medidas de seguridad, sino porque nada más avanzar por el pasillo de entrada el visitante se encuentra con la escalera imperial.

Arrancando de la puerta principal del Paseo del Prado, la escalera, obra del escultor bilbaíno Adolfo Areizaga, da acceso a las dos alturas inmediatamente superiores de los pisos entresuelo y principal. 

Realizada al completo en mármol de Carrara, la escalera monumental está, además, decorada con unas vidrieras de estilo simbolista que fueron encargadas a la empresa alemana Mayer.

"El compromiso de Areizaga por terminar en fecha la obra le llevó a trasladar los dos primeros escalones desde Bilbao en un carro tirado por bueyes”, cuenta a modo de anécdota la guía Noelia Carredo, consultora de ingeniería energética, cuya pasión por la historia le ha llevado a participar como voluntaria en el festival.

En el recorrido encontramos también una biblioteca, a la que se puede acceder por ser de carácter público, y cuyas colecciones superan los 340.000 volúmenes en papel. Ofrece acceso a numerosas revistas y libros electrónicos, bases de datos y portales de información especializado. Y destaca el llamado Fondo de Especial Valor, que alberga un total de 16.000 volúmenes de los siglos XV al XIX de gran interés para el estudio de la historia de la economía y el derecho.

Imagen de la biblioteca del Banco España.

Imagen de la biblioteca del Banco España.

Tras esta espectacular estancia se llega al Patio de Operaciones, bajo el cual se encuentra la célebre cámara del oro, que por motivos obvios no forma parte del recorrido. Este patio era de libre acceso hasta que llegó la pandemia del coronavirus y sorprende por su maravillosa luz y porque se aparta de los conceptos clásicos, recogiendo algún ejemplo de art déco, como la vidriera superior o el reloj. Rematado con una gran vidriera, realizada en 1931 por Maumejean y que es considerada como una de las más importantes de Madrid, es una de las salas más espectaculares del edificio.

El patio de operaciones estaba abierto al público hasta que llegó la pandemia.

El patio de operaciones estaba abierto al público hasta que llegó la pandemia.

Después llegamos a la auténtica cámara del tesoro del Banco, que no es otra que sala que guarda ocho magníficas obras de Goya, entre las que llama la atención el retrato del Conde de Gausa o el de Floridablanca. Van der Hamen, Mengs, de Arellano, Chillida, Barceló, Berruguete… la colección artística sorprende por su riqueza y es el resultado de un patrimonio acumulado a lo largo de más de dos siglos de historia. "Esta sala es, sin duda, una de las grandes joyas del Banco de España", cuenta Noelía ante la atenta mirada de los presentes.

Una de las sorpresas del Banco de España llega al acceder a la sala que acoge los 8 magníficos retratos realizados por Franscisco de Goya.

Entre las más de 1.400 obras que poseé destaca también una maravillosa obra de Joaquín Sorolla: 'Voltaire contando uno de sus cuentos'.

Las visitas están reservadas a grupos de centros educativos y entidades culturales o sin ánimo de lucro y sólo es posible acceder en ocasiones excepcionales, lo cual aumenta el valor del recorrido. “Soy estudiante de arquitectura y gracias a este festival he podido entrar a algunos de mis edificios favoritos”, cuenta Pablo, que acomapaña a Noelía, la guía, junto con Cristina y Montse, que se forman en organización de eventos y en arquitectura, respectivamente.

De izquierda a derecha, Cristina, Pablo, Montse y Noelía, voluntarios del Open House.

De izquierda a derecha, Cristina, Pablo, Montse y Noelía, voluntarios del Open House.

Y de este edificio tan representativo de la capital nos dirigimos a uno de los lugares más desconocidos y curiosos de la villa: el frontón Beti Jai. 

El secreto mejor guardado de Chamberí

Pocos imaginan que detrás de la fachada neoclásica del número 7 de la calle Marqués del Riscal del distrito de Chamberí se encuentra oculto un frontón de pelota vasca. “Es uno de los grandes tesoros que guarda Madrid”, explica Isabel, la guía. Y es que el Beti Jai data nada más y nada menos que de finales del siglo XIX, del año 1894, y mantuvo su actividad como frontón hasta 1919.

“Después se usó como cuartel, también se habilitó para hacer exhibiciones de esgrima y de hípica, fue taller de Citroën y hasta se llegó a utilizar como lugar de ensayos para los inventos de Leonardo Torres Quevedo”, cuenta Isabel para sorpresa del grupo de visitantes, que miran la cancha del amplio frontón intentando imaginar la maravilla que hubiera sido poder contemplar uno de los vuelos de los primeros modelos de dirigible del mítico inventor cántabro. 

Declarado Bien de Interés Cultural en el año 2011, el Beti Jai es uno de los espacios más solicitados del Open House.

Este frontón fue obra del arquitecto Joaquín Rucoba, artífice también del Teatro Arriaga en Bilbao y de la plaza de toros La Malagueta, entre otros. Su núcleo central lo conforma una cancha al aire libre de 67 metros y 20 metros de ancho, alrededor de la cual se extiende un soberbio graderío que podía acoger hasta 4.000 personas y que permite realizar “la foto perfecta para Instagram”, bromea divertida Isabel.

La obra de rehabilitación se inició en 2017 y podrá visitarse de manera permanente a partir de 2024, coincidiendo con su 130º aniversario. 

Imagen del graderío del frontón Beti Jai.

Imagen del graderío del frontón Beti Jai.

Y justo cuando el Beti Jai ponía fin a su actividad ‘pelotari’, en 1919, se proyectaba en la ciudad otro de sus más curiosos y poco conocidos edificios: la Casa Comercial Palazuelo.

El primer ‘centro’ comercial de Madrid

Situada en plena calle Mayor, a escasos metros de la Puerta del Sol, nos encontramos con esta magnífica edificación. Encargada por el emprendedor Demetrio Palazuelo, de quien toma el nombre, al arquitecto Antonio Palacios, y que es considerada uno de los primeros edificios comerciales de Madrid.

Abrió sus puertas en 1921 y sorprendió por su elegante patio central inspirado en la arquitectura norteamericana de la época. Pasear por sus galerías y disfrutar de sus curvas es una experiencia que cautiva al visitante, sobre todo por su gran estado de conservación que permite revivir los primeros pasos de esta obra pionera, declarada Bien de Interés Cultural en 1997. El paseo culmina, además, con un inesperado regalo, ya que se permite acceder a la azotea del edificio y contemplar una bonita vista área de la ciudad. 

Su artífice, Antonio Palacios, es responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de Madrid construidos durante la primera mitad del siglo XX.

La azotea de la Casa comercial Palazuelo ofrece una vista diferente de la Puerta del Sol.

Y de lo comercial pasamos a lo cultural adentrándonos en uno de los lugares con más historia y más historias de Madrid: el Ateneo.

"Una antesala del Parlamento"

En pleno barrio de las Letras encontramos otro de los grandes nombres de la amplia oferta del festival Open House, el Ateneo de Madrid. Obra de los arquitectos Enrique Fort, Luis de Landecho y Arturo Mélida. Su diseño combina elementos de la arquitectura clásica con algunas de las primeras influencias modernistas en el Madrid de finales del siglo XIX y, además, alberga la biblioteca privada más grande de España, con más de 500.000 ejemplares.

Considerado uno de los epicentros culturales más importantes de España, por sus estancias han desfilado personajes de la talla de Valle-Inclán, Buero Vallejo, José de Espronceda, Gregorio Marañón o Miguel de Unamuno. Este último decía del Ateneo que era “una antesala del Parlamento”, puesto que allí iban a “adiestrarse en el uso de la palabra” aquellos que querían hacer carrera en política.

Una imagen de la biblioteca del Ateneo de Madrid.

Una imagen de la biblioteca del Ateneo de Madrid.

Durante el recorrido por el Ateneo es de visita obligada la sala La Cacharrería, llamada así porque durante las tertulias, los presentes sacaban sus cacharros y los golpean para hacer ruido y mostrar su descontento con las ideas expuestas, tal y cómo explica Verónica, auxiliar de biblioteca de la institución. Eso sí, en la actualidad no es ruido lo que se escucha en esa sala ya que los domingos se celebran ‘Las matinés’ organizadas por el músico alemán Andreas Prittwitz, que junto con el pianista Luis Fernández realiza un divertido concierto en homenaje al cantautor Javier Krahe.

Andreas Prittwitz y Luis Fernández posan durante el receso del concierto que ofrecieron en la sala Cacharrería.

Andreas Prittwitz y Luis Fernández posan durante el receso del concierto que ofrecieron en la sala Cacharrería.

El Ateneo es una institución cultural privada y durante décadas solo admitió a hombres entre sus socios. De hecho, no fue hasta 1905 cuando se aceptó a una mujer como socia, y no fue otra que Emilia Pardo Bazán. En 2021 el centro puso en marcha la iniciativa ‘Las mujeres en su sitio’ con el objetivo de recaudar fondos para incluir en su Galería de retratos los rostros de otras féminas que contribuyeron a engrandecer la historia del Ateneo. Gracias a ello, hoy podemos contemplar entre ellos los cuadros de Carmen Laforet, Clara Campoamor, Almudena Grandes, Carmen de Burgos y Elena Fortún.

Y es precisamente uno de los personajes que podemos ver en esa extensa Galería de retratos el que une el Ateneo con la siguiente parada de nuestro recorrido: el conde de Romanones. Presidente de la institución entre 1920 y 1922, Álvaro Figueroa y Torres, más conocido por su ya citado título nobiliario, nació justamente en uno de los edificios más emblemáticos del Open House: la casa de Cisneros

Morada y prisión de ilustres

Situada en la plaza de la Villa, esta casa-palacio de estilo plateresco es una de las edificaciones más antiguas de Madrid y en su interior se conservan tapices flamencos del siglo XV de excepcional valor. Fue un encargo de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del célebre Cardenal y en ella se dice que cumplió pena de prisión Antonio Pérez, secretario de Felipe II.

En el interior de la casa se conserva uno de los cinco ejemplares de “Carlos III en traje de caza”, realizado por Francisco de Goya en 1785.

Nada más entrar en el recinto el visitante se encuentra con unas coloridas escaleras de cerámica, obra de los maestros de la fábrica Ruiz de Luna Guijo y Cía. En 1909 el Ayuntamiento adquirió la propiedad del palacio y procedió a su reforma, uniéndolo a la casa de la Villa, y dando lugar a una de las calles más cortas de la ciudad, la calle de Madrid.

Cerámica de la escalera interior de la Casa Cisneros.

Cerámica de la escalera interior de la Casa Cisneros.

Poco más de 100 años después, en 2007, el entonces alcalde, Alberto Ruíz Gallardón decidió trasladar la sede consistorial al Palacio de Cibeles, quedando limitado el conjunto arquitectónico de la casa de la Villa y la casa de Cisneros. Son muchos los que reclaman su apertura al público de manera habitual, pero por el momento solo se permite la entrada en ocasiones excepcionales, como es el caso del Open House.

El salón de plenos de la Casa de la Villa.

El salón de plenos de la Casa de la Villa.

Y es que el éxito de este festival de arquitectura, que el próximo año cumplirá su décimo aniversario en Madrid, es precisamente ese, el ofrecer la posibilidad de disfrutar de algunos de los edificios de mayor valor patrimonial de la capital. El Palacio de Godoy, el Monasterio de las Reales Descalzas, el Real Coliseo de Carlos III, el Palacio Parque Florido Museo Lázaro Galiano o el Palacio de Maudes son otros de los lugares que se han podido visitar en esta novena edición, en la que, como novedad, además, se ha incorporado el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial.

stats