Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

Runrún negociador en palacio

Los ya tradicionales pitidos al presidente Pedro Sánchez durante la exhibición militar y el llamativo calor predominante marcaron una jornada festiva en la que el Gobierno, a su pesar, sigue en funciones

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leonor / david castro

Este jueves hubo desfile militar en Madrid y recepción en el Palacio Real. Tocaba celebrar el día de la nación española con la infanta Leonor estrenando papel oficial en el palco y en los salones palaciegos. Los fotógrafos y cámaras tuvieron un nuevo y potente objetivo a la vista y las redes sociales se entruvieron de lo lindo dándole vueltas a todo cuanto tenía que ver con ella durante horas y horas. Muchos presidentes autonómicos acudían al evento por primera vez. Además, los ya tradicionales pitidos al presidente Pedro Sánchez durante la exhibición militar y el llamativo calor predominante marcaron una jornada festiva en la que el Gobierno, a su pesar, sigue en funciones. ¿Hay fecha probable para una investidura? Durante los habituales corrillos con la prensa ningún representante del Ejecutivo socialista se atrevió a apostar por una casilla concreta del calendario. Y eso que habían difundido hace semanas que la meta era lograrlo en el mes de octubre. Los socialistas pretendían que el acto de jura de la Constitución de Leonor como heredera de la Corona, fijado para el 31 del mes vigente, tuviera lugar ya con un presidente recién investido en Cortes y un nuevo Gobierno.

Ahora ya se habla de una negociación "compleja" con los grupos independentistas que avanza, pero a un ritmo más lento del deseado. El presidente Sánchez, en conversación informal con los periodistas, sugirió que está metido en faena y reuniéndose y hablando con los grupos y que, por tanto, no puede soltar prenda para no dar nada por hecho ni dar excusas a nadie para subir precios. "¿Y llamará también a Puigdemont como ha hecho con Junqueras?", se le preguntó de manera insistente. No hubo manera de que respondiera. Mantuvo deliberadamente la ambigüedad. No quería salir de su "yo hablo y me reúno con los grupos parlamentarios", pese a despachar con un "eso también es verdad" el momento en que se le recordó que Junqueras, con quien mantuvo una conversación de teléfono, no forma parte del Congreso.

Obviamente, Sánchez no quería dar material a Puigdemont para tensar la cuerda. Tuvo la oportunidad de matizar sus palabras en varias ocasiones y aclarar si descartaba -o no- darle el mismo trato que a Junqueras, pero no quiso hacerlo, asumiendo el riesgo de las interpretaciones a las que podía dar lugar. Se limitó a insistir en que él sigue empeñado en no volver a las urnas con una repetición electoral y que, sea cual sea el acuerdo que los socialistas acaben poniendo sobre la mesa a los grupos, será "constitucional" y se someterá al criterio de la militancia socialista, como obligan sus estatutos.

Después, otros cargos relevantes del PSOE que también estuvieron por los salones de palacio (este año costó encontrarlos por el reparto que se hizo desde Zarzuela de los numerosos invitados en varias estancias) ofrecieron algunos matices: la negociación "compleja" planteada busca un acuerdo de legislatura, no de investidura (esto es, que se exige apoyo a unos presupuestos en el lote) y ese punto no es opinable. Es un todo o nada. Desde el PSOE se alega que de nada servirá tener un Ejecutivo o avalar medidas de gracia al 1-O si no se garantiza tiempo para poder legislar y poder buscar soluciones, añaden, al problema territorial. Y quitan hierro al hecho de que dirigentes de ERC como Gabriel Rufián hayan dicho públicamente que no aceptan esa negociación en lote. Pero aun así, alcanzar un acuerdo es difícil porque en Ferraz dan por hecho que si hay ley de amnistía pasará por el Constitucional (el popular Núñez Feijóo también reiteró en corrillos que usará todas las herramientas del Estado de derecho para intentar frenarla) y, por tanto, cualquier texto que se termine avalando debe estar blindado a esos efectos.

 Por ello se proponen incluir el compromiso de los independentistas para con la legalidad vigente y el diálogo, a fin de ayudar a interpretar que una amnistía puede estar justificada. ¿Aceptará eso Junts? Tampoco nadie se atreve a asegurarlo, como ocurre con la fecha probable de investidura. Todo está en el aire... pero tanto en el PSOE como en el PP se ven más posibilidades de investidura que de repetición. De hecho los populares ya piensan en un nuevo diseño de partido preparado para una oposición durísima. Trabajan en ello.