Opinión | APUNTES

Del fango al euríbor

A ver si de las elecciones europeas del 9 de junio surge un resultado que fuerce (voluntariamente la cosa está difícil) a las principales fuerzas políticas a entenderse

Del fango al euríbor

Del fango al euríbor / Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

Las escenas que se viven en el Congreso resultan bochornosas, de vergüenza ajena, vamos. Insultos, gritos, berridos, y lo que se ha venido en denominar máquina del fango, el barro o el lodo. Da igual. Todo emponzoña. La crispación y la bronca se han apoderado de la casa en la que debaten (así debería ser) los representantes votados por los ciudadanos en las elecciones generales para que prioricen solucionar los problemas en vez de generarlos.

Desde luego, visto lo visto, las llamadas a la entente y a aparcar la polarización, que fueron protagonistas la semana pasada en la Reunió Anual Cercle d'Economia en Barcelona y que están generando mucha inquietud entre el empresariado, caen en saco roto. Oídos sordos, tal vez porque los gritos en la cámara y en la política general acallan cualquier intento de ocuparse de las preocupaciones reales de los ciudadanos.

No deja de ser curioso que, en este contexto, la economía siga al alza, con un crecimiento que hasta el Banco de España prevé revisar al alza y con numerosos datos que revelan bonanza. Y ello a pesar de que existen problemas estructurales, como el estancamiento de la productividad, y por tanto, de la renta per cápita real, que reclaman una modificación del modelo económico.

Con un crecimiento con indicadores como el empleo al alza; o un euríbor, la principal referencia para las hipotecas de interés variable, con tendencia a la baja, acabando con la pesadilla de encarecimiento de las cuotas mensuales del préstamo que duró hasta marzo, resulta chocante que la política viva en conflicto permanente. Y con distintas ópticas sobre la realidad: la oposición mira la economía con gafas muy oscuras y el Gobierno dice que va "como un cohete". Seguramente ni lo uno ni lo otro.

A ver si de las elecciones europeas del 9 de junio surge un resultado que fuerce (voluntariamente la cosa está difícil) a las principales fuerzas políticas a entenderse. Hay que dejarse de fango y trabajar sobre cuestiones de las que depende que la economía solo vaya tirando o bien que se fortalezca.