Opinión | El LÁPIZ DE LA LUNA

¿Qué me recomiendas?

Como suele suceder en esta época del año, amigas y compañeros de trabajo me piden recomendaciones literarias con las que disfrutar de las vacaciones

Un hombre lee un libro en la playa bajo una sombrilla.

Un hombre lee un libro en la playa bajo una sombrilla. / EPE

Ya es verano. Sí, es verano, aunque en la ciudad la panza de burro y el viento se hayan arrepollinado invocando a otra estación. Y como suele suceder en esta época del año, amigas y compañeros de trabajo me piden recomendaciones literarias con las que disfrutar de las vacaciones. Normalmente les doy una lista con propuestas de diferentes géneros. En esta ocasión soy mucho más concisa: dos libros y una única autora. La niña del sombrero azuly Las herederas de la Singer, de Ana Lena Rivera. Dos novelas que me han conmovido muchísimo. Se podría decir que lo concentran todo: personajes muy bien construidos, una trama creíble, escenarios reales, dolor, humor y, sobre todo, supervivencia.

La primera de las obras hace un recorrido por la historia de España desde los años treinta hasta el cambio de milenio de la mano de Manuela y de Alexandra, en una trama de lucha de clases, de secretos de Estado, de amor y de feminismo. La segunda de las recomendaciones cuenta las vivencias de cuatro generaciones de mujeres de una misma familia, desde los años cuarenta hasta la actualidad. Su personaje estrella, al menos para mí, es Aurora, una mujer adelantada para su época. Con el sufrimiento como destino y con la garra que tenían nuestras antecesoras. Aquellas que vivieron una guerra y una dictadura. Las que pasaron hambre y se acurrucaron al abrigo del miedo. A las que les privaron de ir al colegio, ya no les digo a la universidad. Las que tenían que aguantar y callar. Las que no eran dueñas de sus decisiones ni de su dinero. Las esposas, madres, amas de casa, carboneras, costureras o lo que se terciara. Siempre silenciosas y complacientes, siempre en un segundo plano, pero con el corazón rebosante de sueños y con esa inteligencia que da la necesidad. En el otro extremo, Alba, una joven que vive en una sociedad que nada tiene que ver con la que vivió su bisabuela, o sí.

Las herederas de la Singer refleja cómo los secretos de familia se repiten hasta que uno de sus miembros decide cambiar los patrones que se vienen arrastrando, porque los secretos se transmiten como el color de ojos y no puedes arrancártelos para escapar de ellos. No, no son un tratado feminista ni ensayos sobre igualdad. Son dos libros que entretienen y cultivan. Que nos recuerdan de dónde venimos y a dónde no deberíamos querer volver. Son un retrato de nuestro pasado. Y no. No son libros para mujeres. Los hombres también tienen un papel muy importante en ambas obras. Recuerdo que cuando terminé La niña del sombrero azul lloré. Lloré porque no quería que acabara y porque no quería que acabara como lo hizo. Esa es la magia de la lectura: la autora te cuenta una historia, pero te da la licencia de que tú inventes a su vez la tuya propia. Cuando finalicé Las herederas de la Singer no lloré, pues la rabia y la esperanza no le dejaron hueco a la tristeza, ya entenderán el porqué de la rabia y la esperanza cuando lean la novela. Cuando lean las dos. Espero que lo hagan. Y que disfruten y lloren y se enfaden como lo hice yo.