Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO

¿A quién le podría interesar que detengan a Puigdemont?

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / EP

Tanto la Audiencia Nacional como el Tribunal Supremo consideran que la amnistía no es aplicable al delito de malversación por el que fue condenado Oriol Junqueras y por el que pesa una orden de detención contra Carles Puigdemont. De manera que el primero va a seguir inhabilitado y el segundo se la juega si decide volver a España justo ahora que ha perdido su inmunidad como europarlamentario al aceptar el acta del parlamento catalán. Contra estas decisiones caben recursos en la vía ordinaria que podrían dar paso a un cambio de posición como ha ocurrido en el caso del delito de terrorismo con el que se pretendía acusar a Puigdemont.

La justicia, con independencia de quien la reclame, debe seguir su curso y debe ser aceptada cuando dictamina a favor y cuando dictamina en contra. Pero a nadie se le escapa, tampoco a los jueces, que lo que ocurra con la amnistía de estas dos personas tiene un impacto en la investidura del próximo presidente de la Generalitat. Como ha explicado Ángeles Vázquez, un retorno de Puigdemont que forzase su detención podría provocar una intervención del Tribunal Constitucional si lo reclamase el detenido. Podría ser un camino para acabar con el aprovechamiento político que está haciendo Puigdemont de su situación procesal a pesar de los altos costes personales que le supone. Pero también podría echar al traste la investidura del candidato que ganó las elecciones y forzar una nueva convocatoria que el independentismo legitimista podría considerar una oportunidad para generar uno de esos "momentum" de unidad que tanto daño han hecho a la gobernación en Cataluña.

Los jueces tienen que hacer lo que tienen que hacer, pero no pueden hacer ver que no ven lo que ven. Seguramente, hay otras formas de asegurarse que se cumple la ley que no pasan por detener a Puigdemont y ponerle los grilletes a las puertas del parlamento catalán. Es un asunto de Estado de esos que tanto gustan en Madrid y que tanto se frivolizan. Puigdemont debe someterse al imperio de la ley, pero asegurándose que la ley no pierde el respeto de una parte del territorio, por muy minoritario que sea. Hay maneras.