Opinión | REFLEXIONES

¿Las mujeres somos ciudadanas?

¿Cuántas más mujeres tienen que morir por violencia de género para causar alarma social? ¿Quién se responsabiliza del derecho a la vida de las mujeres?

Manifestación en Murcia para clamar por los derechos de las mujeres y el fin de la violencia machista y las violaciones.

Manifestación en Murcia para clamar por los derechos de las mujeres y el fin de la violencia machista y las violaciones. / JUAN CARLOS CAVAL

El derecho a la vida es uno de los derechos fundamentales, el más importante, sin él no hay nada, es el que crea la base, la condición para la existencia del sujeto. También para la existencia de los Estados, organizaciones sociales habitadas y construidas por personas que no son entes etéreos. Aristóteles ya definió al ser hombre como “animal político" que se diferencia de los animales por ser capaz de dialogar y vivir en sociedad, de implicarse en la organización del lugar donde vive. La palabra democracia también es una construcción teórica que define la forma de gobierno en la que el pueblo, demos, era el titular del poder, cratos. En Grecia, sólo se mantuvo este sistema, entre los siglos V y IV antes de Cristo. Y solo podían participar en el gobierno de la ciudad los hombres libres, ni las mujeres ni los niños ni los esclavos tenían este derecho.

No se habló de democracia como sistema de gobierno hasta que se aprobaron las Declaraciones de derechos americana (1787) y francesa, del hombre y del ciudadano (1789). Y se mantuvo como sistema excluyente en el que las mujeres tampoco participaban en el “gobierno de la ciudad”. En este caso, las mujeres no aceptaron la exclusión inmotivada, aunque hubo hombres, como Condorcet, que reclamaron la participación de las mujeres... También hubo figuras destacadas entre las mujeres como Olimpe de Gouges que presentó en la Asamblea una Declaración de derechos de la mujer y la ciudadana al comprobar que no existía ambigüedad en la palabra hombre de la Declaración aprobada y que solo se refería a la mitad masculina del género humano.

Fue uno de los muchos ejemplos de participación de las mujeres en la vida política y social de ese período que, pese a la exclusión, fueron ciudadanas activas que participaban en la organización social, bien a través de las reuniones informales de los clubs, en la famosa marcha a Versalles por la carestía y el elevado precio del pan, con la publicación y representación de obras teatrales de contenido político. En definitiva, y en su comportamiento, eran ciudadanas. En todas las declaraciones de derechos se habla de derecho a la vida, a la libertad, tan en peligro. Se tiene en cuenta que las mujeres también han vivido la guerra en el frente y en la retaguardia.

Y puede que, como consecuencia de todo ello, o porque hubo mujeres en la Comisión que la redactó, la Declaracion Universal de Derechos Humanos se escribe en lo que hoy se llama lenguaje inclusivo: todos, nadie, persona encabezan los artículos en los que se nombra al sujeto de los derechos. Nuestro Estado, tanto en el ámbito estatal como en el autonómico, tampoco ha permanecido indiferente ante la vulnerabilidad de facto de las mujeres. La primera ley contra la violencia se aprobó el 26 de diciembre de 2004, en 2008 hubo 76 muertas, en 2023 fueron 58.

Pero ¿somos un Estado social y democrático de Derecho? ¿Las mujeres formamos parte de él? ¿Somos ciudadanas? ¿Cuántas más mujeres tienen que morir por violencia de género para causar alarma social? ¿Quién se responsabiliza del derecho a la vida de las mujeres? En las Facultades de Derecho, en los programas de formación de los cuadros de la Justicia se dice, se informa de que las mujeres también somos sujetos constitucionales de derechos y que si el hecho de ser mujer conlleva un plus de peligrosidad, la garantía de su derecho a la vida debe ser analizado y probado como si fuera el prototipo del objeto de más valor. Porque lo es. Su cuerpo es indispensable para la supervivencia del prototipo de hombre.

¿Cómo nos relacionamos con el poder, con el escaso poder que en este Estado democrático hemos alcanzado? ¿Es igualitario el precio que pagamos? Aún estamos hablando de la primera mujer que...llega a un espacio de poder: jefaturas de Estado con los dedos de una mano, puestos singulares de la Unión Europea y en algunos ni están ni se las espera. Sumamos más cadáveres políticos que referentes con cierta trayectoria. Podemos pensar que esta es otra historia, pero está íntimamente ligada con la de las violencias que, explícitas o soterradas, nos merman en nuestra ciudadanía y privan a la sociedad de la mitad de su potencial.

Y en el terreno explícito en el que nos tiene escandalizadas, ¿Cuántas más mujeres tienen que morir por violencia de género para causar alarma social? ¿por qué se nos descuida? Si necesitamos leyes especiales para conservar la vida y algunas ya están aprobadas ¿por qué se nos mata? ¿Quien analiza el fallo?

Está claro que, de entrada, como hemos visto, no hemos sido sujetos de derechos, en la historia del constitucionalismo. Pero tantos años de democracia deberian tener mejor repuesta para tanto asesinato.