Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO

La pataleta de Junts

El rechazo al techo de gasto y a la reforma de la ley de extranjería no solo debe interpretarse como un aviso al Gobierno de que Junts sigue estando ahí para complicarle la existencia sino también en clave interna

El exvicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras (i), y el expresidente de la Generalitat y líder de Junts, Carles Puigdemont

El exvicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras (i), y el expresidente de la Generalitat y líder de Junts, Carles Puigdemont

En la recta final de las negociaciones entre el PSC y ERC, al menos de acuerdo con el calendario establecido por los republicanos que dieron de plazo hasta el final del mes de julio para llegar a un acuerdo y someterlo a la consideración de sus bases, Junts per Catalunya ha querido recordar al Gobierno que a pesar de que el socio preferente de los socialistas catalanes es ERC, los de Carles Puigdemont siguen siendo imprescindibles para la gobernabilidad en España y han decidido tumbar en el Congreso el techo de gasto, algo que resulta imprescindible para la aprobación de los presupuestos y que los deja en el aire, así como la reforma de la ley de extranjería, alineándose en ambos casos con el PP y con Vox.

Esos gestos tuvieron lugar el día después de que ERC lograse arrancar en la reunión de la Comisión mixta de asuntos económicos y fiscales Estado-Generalitat una inyección de 1000 millones de euros para el servicio ferroviario de Cercanías en Cataluña y 150 millones de anuales a un fondo de investigación, y justo un día antes de la reunión entre los presidentes Pedro Sánchez y Pedro Aragonés en el Palau de la Generalitat en la que se acordó el traspaso del Ingreso Mínimo Vital, todos ellos asuntos pendientes y cuyo cumplimiento había exigido ERC como condición previa para seguir negociando la investidura de Salvador Illa que avanza por buen camino. Pero es que además esos rechazos se produjeron pocos días antes de la celebración del cuarto aniversario del nacimiento de Junts per Catalunya como partido, que justamente se festejará hoy en el Sur de Francia, en un acto concebido para apoyar la vuelta del expresidente a Cataluña, tal y como se comprometió en la campaña electoral. Un acto que al parecer, y tendiendo en cuenta eso sí que son muy malas fechas puesto que son muchas las personas que ya están de vacaciones, no está teniendo la masiva movilización esperada.

Por ello el rechazo al techo de gasto y a la reforma de la ley de extranjería no solo debe interpretarse como un aviso al Gobierno de que Junts sigue estando ahí para complicarle la existencia sino también en clave interna, es decir, para recordar a los militantes de Junts a pesar de haber quedado descabalgado de la carrera por la presidencia de la Generalitat sigue teniendo capacidad para condicionar la gobernabilidad y para obtener contrapartidas, no en vano ha llegado a afirmar que supeditaría su apoyo a los presupuestos a la consecución de la llave de la caja de la financiación, en un intento de atribuirse el mérito de un eventual logro que en estos momentos está negociando ERC.

En estos momentos Junts está atravesando uno de los momentos más difíciles de su corta historia. La formación no va a recuperar el Govern de la Generalitat, su máximo dirigente no se va a poder beneficiar de la amnistía y se comprometió a abandonar la primera línea política si no lograba ser investido presidente, por lo que su futuro y el del partido son muy inciertos. No es de es extrañar que el desánimo cunda en sus filas, que los militantes estén desmovilizados y que ante la enorme incertidumbre sus dirigentes traten de hacer ruido y aprovechar las pocas balas que le quedan, es decir, dificultar más que producir ya que solo pueden hacer caer al gobierno de Pedro Sánchez aliándose, y no solo circunstancialmente en una votación, con el PP y con Vox. Ahora que Artur Mas y Jordi Pujol, justo diez años después de su vergonzante confesión, han decidido dar el paso de afiliarse a Junts, el partido ya es oficialmente posconvergente, aunque al parecer y visto su comportamiento, solo haya recibido la parte mala de la herencia. Y mientras tanto Miquel Roca ha sido propuesto para presidir Aguas de Barcelona.