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Estirar la cuerda

El juez Peinado ha podido tener un ataque de protagonismo, tan habitual en una parte de la judicatura, pero la carta de Sánchez es un ejercicio de frivolidad

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un mitin de campaña de las europeas.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un mitin de campaña de las europeas. / Europa Press / Imanol Rimada

Antes de nada, dos apuntes imprescindibles: primero, es poco habitual que un juez tome decisiones de calado que afectan a un político a cinco días de unas elecciones, pero en ningún sitio está escrito que no pueda hacerlo; segundo, es cierto que existe un informe de la UCO que exculpa a Begoña Gómez de las acusaciones de tráfico de influencias que se le imputan, pero también lo es que los agentes admiten no haber dispuesto de toda la documentación necesaria para elaborarlo.

El juez Peinado ha podido tener un ataque de protagonismo al que tan acostumbrados nos tiene una parte de la judicatura española, y solo él sabe si sus intenciones son espurias, pero la segunda carta a la ciudadanía del presidente Pedro Sánchez es un ejercicio palmario de frivolidad porque la sensación generalizada es que, en realidad, sólo busca rédito electoral en unos comicios que las encuestas apuntan muy reñidos.

La jugada le salió redonda a Sánchez en la primera ocasión en que utilizó la artimaña de la carta y el PSC ganó con holgura las elecciones catalanas, pero está por comprobar si la ciudadanía no está ya escarmentada y el domingo no se deja llevar por la emotividad a la que le empuja el presidente, polarizando hasta límites insospechados la política española.

Por el camino, y ese es el riesgo que no deberíamos asumir como sociedad, queda hecha jirones la imagen de la Justicia en España, a la que una parte de la ciudadanía ya ve con recelo. Que el presidente señale directamente a un juez por pretender, en su opinión, interferir en unas elecciones nos retrotrae a la época en la que se quería controlar a los magistrados “por detrás”. Y ahora el responsable es Sánchez, y se le puede hacer un reproche mayor al ocupar la Presidencia del Gobierno, pero el manoseo a la Justicia lo ha practicado también el PP cuando le ha interesado. 

La segunda carta del presidente lanza un mensaje peligroso al conjunto de la ciudadanía sobre la fiabilidad de las instituciones y esa sospecha de que su único objetivo es electoral, empatar o ganar el plebiscito convocado por Feijóo el domingo, le da a todo un barniz de grave irresponsabilidad. No todo debería valer, ni para unos ni para otros, y como ciudadanos deberíamos exigir que nuestros políticos, especialmente aquellos que están en el poder, preserven de sus cuitas electorales las instituciones de las que nos hemos dotado. De tanto estirar la cuerda de la polarización y de la erosión institucional, puede acabar rompiéndose.