Opinión | LA NEWSLETTER DEL DIRECTOR

El agujero del PSOE

Ferraz señala a Madrid y Andalucía por los resultados del 9J después de haber laminado a las organizaciones territoriales

Juan Espadas, en el Senado.

Juan Espadas, en el Senado. / Fernando Sánchez / Europa Press

Madrid y Andalucía se han convertido en dos agujeros negros para el PSOE y entre las dos sumaron 520.000 de los 700.000 votos de diferencia que Núñez Feijóo infligió a Sánchez en las elecciones europeas. Aunque desde Ferraz insisten en que no tienen intención de mover la silla de Lobato y Espadas, pese a la presión de los críticos en el caso de este último, lo cierto es que fue el propio presidente del Gobierno el que los puso en el disparadero el pasado lunes al mostrar en la ejecutiva del PSOE su “preocupación” por sus resultados.

No es la primera vez que Sánchez desvía a los territorios la responsabilidad de un resultado electoral. Ya lo hizo tras los comicios del 23 de julio y ahora reincide obviando que el PP se impuso al PSOE en todo el país menos en Canarias, Navarra, País Vasco y Cataluña. De hecho, fue la victoria del PSC en esta última comunidad, donde duplicó los resultados obtenidos por el PP, la que evitó una diferencia mayor entre los dos grandes partidos.

Lobato nunca ha sido del agrado de Sánchez y a principios de año trascendió una reunión del secretario general del PSOE, Santos Cerdán, con los dos principales críticos con el líder socialista madrileño, los alcaldes de Getafe y Fuenlabrada, Sara Hernández y Javier Ayala. Tampoco Espadas es un hombre próximo al presidente del Gobierno, aunque hasta ahora lo haya protegido del creciente incendio en la organización andaluza.

Pero la clave de estas elecciones, como también de los comicios generales del 23 de julio o de los autonómicos y municipales de mayo, no ha estado en el trabajo de los responsables territoriales. Es imposible de justificar que los ciudadanos votaran el pasado domingo teniendo en cuenta las dinámicas locales o regionales, al contrario, si algo ha impactado en los resultados del 9J son los casos de presunta corrupción que salpican directamente al Gobierno o al entorno personal del presidente, y la ley de amnistía.

Además, ha sido bajo el mandato de Sánchez que el PSOE ha concentrado todo el poder orgánico en Ferraz y laminado, cuando no ninguneado, a las federaciones territoriales en el devenir diario de la organización. Apartar a alguien de las decisiones estratégicas y luego pedirle cuentas por los resultados no parece lo más coherente.