ENTREVISTA

Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias: "Se debería exigir destinar a sanidad o educación el aumento de financiación"

"El Estado tiene que poner más dinero en un acuerdo multilateral e incluir la ‘singularidad’ asturiana"

"¿Críticas internas? No recuerdo ningún matiz ni posicionamiento en los órganos de la FSA"

"Hay actuaciones judiciales que desconciertan"

Adrián Barbón hace balance del último año en el gobierno: "Lamento que VOX haga ostentación de que haya tres leyes bloqueadas en Asturias"

Adrián Barbón hace balance del último año en el gobierno: "Lamento que VOX haga ostentación de que haya tres leyes bloqueadas en Asturias" / IRMA COLLÍN

Vicente Montes

Vicente Montes

Adrián Barbón, presidente del Principado y líder del PSOE asturiano, hace balance con LA NUEVA ESPAÑA, de este grupo editorial, de su primer año de gobierno en coalición con IU. Su mesa habitual de despacho está estos días sometida a un proceso de restauración, así que ha tomado la gran mesa de reuniones por escritorio. Todo queda sobre ella más holgado, salpicando el tablero, incluida la colección de bolígrafos "roller" del Presidente. A nadie se le escapa que Barbón ha perdido unos cuantos kilos de peso. También se le aprecia más holgado en el traje, pero defiende que lo que no ha perdido peso es su Gobierno.

–Un año de mandato: ¿avances y atascos?

–Le digo tres hitos. Uno: sin duda, la apertura de la variante de Pajares y la llegada del AVE. Es clave. Dos, la aprobación de la ley de impulso demográfico, que permite políticas intensivas sostenidas en el tiempo. Y tres: el proyecto de Les Escuelines. De ellas se hablaba hace 20 años. Tener una red autonómica gratuita de escuelas de 0 a 3 es fundamental.

–¿Y lo atascado?

–Las tres leyes que podrían aprobarse en julio y no será posible por el bloqueo de Vox, que encima hace ostentación. Hablo de la ley de les escuelines; la reforma de la ley de turismo, para controlar los pisos turísticos para que el alquiler no se dispare para las clases medias y trabajadoras, y la ley de Proyectos Estratégicos, que recorta burocracia. No lo entiendo. También se han ralentizado los derribos del antiguo HUCA, pero ya se ha desatascado.

–Su estructura de gobierno partía de un "triángulo virtuoso" económico: el eje Gimena Llamedo, Nieves Roqueñí y Borja Sánchez. ¿Eso va?

–Cada día mejor.

–¿En qué se nota?

–Por lo pronto, en la coordinación entre consejerías. Sekuens, la agencia para transformar nuestra economía, trabaja con dos: la de Borja Sánchez, a la que está adscrita, y la de Transición Ecológica e Industria, de Nieves Roqueñí. Es el mejor ejemplo de una política integrada. Y la coordinación corresponde a la vicepresidenta Llamedo, cuyo papel es clave, presidiendo incluso la comisión delegada de Asuntos Económicos del Gobierno.

–El Ejecutivo central y el gobierno de Galicia, por ejemplo, cuentan con una oficina económica adscrita a Presidencia. ¿Se la plantea?

–En su día no, pero no es algo que descarte en lo que queda de legislatura. Las experiencias son buenas. Conozco el caso de Madrid, donde funciona muy bien. Mantengo relaciones habituales con su responsable, Manuel de la Rocha. En Galicia me consta que la tienen y que funciona bien, así que no es algo que descarte.

–¿Cuánto impide IU al PSOE gobernar como quisiera?

–El gobierno de Asturias es único y se sustenta en dos proyectos políticos.

–¿"Uno y duo", imitando la Trinidad?

–Eso. Todas las decisiones son fruto del programa de gobierno conjunto y nos sentimos muy cómodos ambas partes.

–A veces el consejero de IU, Ovidio Zapico, y la de Transición Ecológica, Nieves Roqueñí, parecen "Pimpinela"…

–"Pimpinela" nos acompañaba en los viajes familiares cuando era crío. Cantaban bien y afinaban los temas. Roqueñí y Zapico afinan bien y cada día se coordinan más.

–¿Está descartado el proyecto de DRI de Arcelor?

–En absoluto. El Gobierno de España lo tiene muy claro, porque es además clave para el país no perder la siderurgia industrial y empujará para que permanezca en Asturias con todos los avances e innovación. El cómo, ya se verá.

–Bueno, la última palabra la tiene Arcelor…

–Ese debate no es entre España y Francia, como se traslada; es entre Europa y Estados Unidos, por la política agresiva de reindustrialización de Biden. Y Europa está un poco a verlas venir. Precisamente el eurodiputado asturiano Jonás Fernández defendía un fondo europeo de reindustrialización.

Adrián Barbón, durante la entrevista. / IRMA COLLÍN

–¿Si no sale el plan de Arcelor sería un revés grave para Asturias?

–No me planteo esa posibilidad. De la forma que sea habrá un plan verde e integral para la siderurgia de Asturias. Lucharemos por ello.

–Tormenta perfecta sobre Educación.

–Respeto a las organizaciones sindicales, siempre que sus posiciones sean pacíficas. Le aseguro es que hay absoluta voluntad de acuerdo en Les Escuelines. Es el buque insignia de la nueva educación asturiana. Los alumnos asturianos destacan en algunos aspectos del informe PISA. Apostar por una educación pública y gratuita de 0 a 3, que llegue a todas partes, es un paso más para tener una educación de calidad que sea un ascensor social. Marcará un antes y un después.

–¿Se solventará el problema con las trabajadoras?

–Hay un problema de estabilización de algunas trabajadoras que nosotros no podemos resolver directamente porque sería ilegal. Podemos asumir el personal en la condición en que está en su ayuntamiento. Alcaldes y alcaldesas, por lo que fuera, no hicieron esos procesos; nosotros no podemos suplirlos. Mantendremos a todas las trabajadoras con sus derechos adquiridos.

–¿Si se atasca enviará a Llamedo, como con las ITV?

–Confío en la capacidad de negociación de la consejera de Educación, Lydia Espina. No obstante, Llamedo está en todos los temas en que se necesite coordinación.

–¿Es la vicepresidenta que esperaba?

–Mejor. Aún no lleva un año siendo la primera mujer vicepresidenta de Asturias, y el retorno que tengo es que la sociedad la ve mejor de lo que esperaba.

–Vuelve la serpiente de la reforma de la financiación autonómica, esta vez espoleada por la necesidad de pacto en Cataluña. ¿Es bueno hacer las cosas con urgencia ahora?

–Hombre, hablar de urgencia… El modelo lleva caducado desde 2014.

–Por eso mismo.

–Llevamos queriendo reformarlo desde entonces. Eso demuestra la complejidad. En la etapa de Rajoy no quiso abordarse, y en la de Sánchez creo que sí se ha intentado. Pero hay disparidad de criterios. Parto de una premisa: el sistema está obsoleto. Soy consciente y estoy convencido de que todas las comunidades están infrafinanciadas. Y tercero: el acuerdo solo puede ser multilateral y partiendo de que el Estado debe poner más dinero.

–El PSOE ya está asumiendo la "singularidad" catalana diciendo que todas las comunidades tienen su "singularidad".

–La ministra Montero matizó que por "singularidad" se refería a características propias de cada comunidad.

–O sea, que cabe también la "singularidad" asturiana.

–Cabe no, tiene que estar. Mi posición está definida por convicción y por compromiso. Por convicción porque es lo justo para Asturias: la financiación debe tener en cuenta factores como el envejecimiento, la dispersión, el despoblamiento o la orografía. No es lo mismo prestar la asistencia sanitaria en la comunidad más envejecida, y somos la que más invierte en sanidad; o tener educación de calidad en todas partes, manteniendo escuelas con tres y cuatro alumnos. Eso tiene un coste que se debe valorar. Y por compromiso, porque firmé un acuerdo que ratificó el parlamento con todos los grupos políticos, menos Vox, que no quiso asistir.

–¿Tienen evaluadas esas necesidades?

–Es lo difícil, evaluar el coste real de los servicios y que haya una calidad equivalente. Desde luego no nos vale el criterio de población pura y dura; ahí estaremos en contra. Quizás haya que tener en cuenta que no todas las comunidades dedican el dinero a los servicios públicos de calidad. Quizás habría que poner una cláusula para que ese aumento de financiación repercuta directamente en sanidad, educación o política social y de mayores.

–¿Establecer exigencias fiscales?

–Va en ese doble sentido. Hay comunidades que se permiten el lujo de bajar los impuestos y al mismo tiempo recortar en los servicios públicos. Nosotros no podemos hacer eso. Y hemos hecho una reforma fiscal, la llamada vía fiscal asturiana, muy dirigida.

–Descarta deflactar el IRPF como hicieron otros.

–La derecha quería que los diputados pagáramos 315 euros menos. Nosotros, que quien pague menos sean las clases medias y trabajadoras. Eso es justicia fiscal, que es el camino a la justicia social. Deflactamos el IRPF, pero dirigido a ese colectivo. La portavoz de Vox, Carolina López, cobra unos 8.000 euros más que yo, el presidente del Principado. Yo, unos 71.500 brutos y ella anda por 79.000. ¿Alguien ve justo que nosotros paguemos 315 euros menos? Lo justo es que quien cobre 30.000 pague menos, y que los que ganan 79.000 o 90.000, lo mismo o más.

Adrián Barbón, durante la entrevista. / IRMA COLLÍN

–¿Se acuerda de aquella quita de deuda tan importante para el pacto de investidura de Sánchez porque Cataluña la exigía? Ya no supimos más…

–Estamos pendientes de que el Ministerio plantee la fórmula. Ahí defenderemos los intereses de Asturias: cualquier quita debe basarse en una fórmula objetiva, que no se refiera ni al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) ni sobre la deuda de las comunidades. Debe ser otro criterio. Si no nos convence la fórmula, votaremos en contra.

–Emiliano García Page ve en la amnistía un chantaje contra el principio de igualdad.

–Desde el respeto absoluto a los compañeros que piensan lo que piensan, este es un partido democrático que decide de forma democrática. Desde 2017, los pactos los vota la militancia. En la consulta, ganó de manera abrumadora el respaldo a que Sánchez formara gobierno. El debate está muy bien, pero hay un momento de decidir y hay que aceptar. Y yo voté que sí a la investidura.

–Sabiendo que la ley de amnistía estaba en las condiciones…

–Todo el mundo lo sabía. Yo puse un límite, la constitucionalidad. Por mi formación ese filtro es sagrado. Tengo claro que el Gobierno la ha estudiado, hay informes que la avalan, y el Tribunal Constitucional la va a evaluar.

–¿Hay una cruzada judicial contra el Gobierno?

–Soy un defensor de la Constitución de 1978 y de la separación de poderes y la independencia judicial, pero me parece vergonzoso el bloqueo de la renovación del Consejo del Poder Judicial. No puede llevar cinco años caducado. Es como si yo decido no disolver la Junta General en 2027. Sería una escandalera. El sistema judicial español tiene muchas garantías, pero no le voy a ocultar que hay actuaciones judiciales que desconciertan y sorprenden, y no refuerzan la imagen de la Justicia.

–¿Qué problema hay en analizar los negocios de la mujer del Presidente si entran en colisión con la acción del Gobierno?

–Sobre Begoña Gómez ha habido muchas noticias falsas y bulos. Llegó a decirse que había cobrado una subvención y era otra persona de igual nombre en Cantabria. Aquí hay que remitirse a los informes oficiales, y el informe de la UCO es demoledor; echa por tierra la idea de que haya algún ilícito penal. Todo se puede analizar, pero si los informes oficiales son tajantes, ¿qué más quieren? Ni la Fiscalía lo ve. Si tuviéramos una presidenta y su marido tuviera actividad profesional, ¿estaríamos así? Veo un cierto componente machista.

–¿Ser segunda fuerza en las europeas del 9J es consuelo?

–Como secretario de la FSA ambiciono ganar todas las elecciones. En el ciclo político que se inició en 2023 ganamos dos, las autonómicas y municipales, y perdimos dos, las generales y europeas. Nuestra encuesta en abril nos decía que estábamos 11 puntos por debajo del PP y quedamos a uno. Fue una remontada, pero insuficiente. Hay que seguir mejorando.

–Usted se implicó en la campaña. ¿Ve en el resultado algún mensaje a su gestión?

–En mayo de 2023 hubo municipales y autonómicas. Ganamos las municipales con un 32,1% y las autonómicas con un 36,5%, el mejor resultado de las cuatro citas electorales. Los ciudadanos ya me juzgaron. Y sí, me impliqué porque soy el secretario general y en situaciones difíciles soy de los que no dejan tirados a los candidatos. La FSA hizo una campaña excepcional y nuestro candidato, Jonás Fernández, también.

–Álvaro Queipo, presidente del PP asturiano, ve el resultado como la antesala a un vuelco en el gobierno autonómico y en el central…

–Más que en la antesala, al señor Queipo lo veo en sala de espera. En una de esas tipo "Matrix", en las que algunos permanecían esperando mucho, mucho tiempo. Ya empieza a circular un rumor en el PP, que es que Queipo ni siquiera será candidato a presidente autonómico, dado que la eurodiputada Susana Solís ha tenido un buen resultado. Quizás ella sea la opción.

–¿Penalizó que Teresa Ribera fuese la candidata?

–Ribera tiene muchas cosas buenas y otras en las que estoy en desacuerdo, como la protección del lobo. Pero ella consiguió la "excepción ibérica" en el precio de la energía, que significó que en España ese precio sea sensiblemente inferior al resto de Europa. Tiene potencialidades que no se pueden negar. Estoy seguro de que tendrá una importante carrera en Europa.

–La fortaleza del PSOE está en las Cuencas.

–Permítame exhibir cierto orgullo. Las cuencas mineras siguen demostrando que son la columna vertebral del socialismo asturiano y su memoria. Ahí permanece una carga de solidaridad que quizás en otras partes se ha devaluado o rebajado. Cuando felicité a Álvaro Queipo por la victoria del PP el 9J le señalé que en todos los procesos en los que él ha sido candidato, ha perdido siempre en Castropol, que es su concejo. En los seis procesos electorales en los que yo formé parte en candidaturas, en todos salí reforzado en Laviana.

–¿Crece el antagonismo con el PP?

–No hay antagonismo con el PP, ni mucho menos, pero ese partido debe encontrar su estrategia; dan muchos bandazos.

–Bueno, le ha apoyado algunas leyes o va a hacerlo.

–Y me alegra. Creo que en la fortaleza del diálogo y el acuerdo antes que decir no a todo. Eso al PP le vendrá bien. ¡Qué más quisiera yo que entrara en el consenso de la reforma del Estatuto para proteger las lenguas asturianas!

–Abrió ese melón de la reforma estatutaria, pero no estaba maduro.

–No lo abrí yo. Primero, Queipo parecía cambiar la posición del PP, y luego el presidente de la Academia de la Llingua me hizo una petición. Para evitar politizaciones, hice que fuese la propia Academia la que presentase una propuesta. La hemos intentado dialogar, pero vi falta de liderazgo de Queipo en su partido. Llegó a decir como que él no podía hacer otra cosa. Lo reconoció casi abiertamente. Pues en la FSA se hizo un cambio de posición en un congreso. El PP, le recuerdo, en el año 1998 proponía la oficialidad sin pasarlo por ningún congreso, imagino que por decisión de su ejecutiva. Así que lo que veo es que su liderazgo no está asentado. Es lo que mucha gente me traslada. Su error, y lo digo con respeto, es que no se puede quedar bien con todo el mundo, y decir a cada uno lo quiere escuchar, porque al final hay que tomar decisiones.

Adrián Barbón, durante la entrevista. / IRMA COLLÍN

–¿Mejor con Queipo o con Teresa Mallada o Diego Canga?

–Mallada tenía a gente en su equipo con la que había interlocución permanente. Respecto al señor Canga… ahora parece que nunca existió en la galaxia del PP, lo niegan más que San Pedro a Cristo. Pues con Canga tuve buena sintonía al principio, lo poco que estuvo. Tenía cierto espíritu constructivo y de diálogo. El de Queipo está por ver. Me sorprende, por ejemplo, que use tanto el género epistolar, en vez de decirle al Presidente: "Oye, quiero hablar contigo". Yo siempre he facilitado la comunicación. Deseo un PP constructivo; sería un error que la derecha, por toxicidad con la política madrileña, cayese en la oposición del insulto, la agresividad y el tono faltón. Démosles tiempo.

–Hay dirigentes locales del PSOE que ven los últimos resultados con preocupación. Incluso algunas voces, como el alcalde de Valdés, Óscar Pérez, han explicitado cierta falta de impulso del Gobierno o la FSA.

–Sobre el impulso del Gobierno autonómico no recuerdo ningún matiz o posicionamiento en los órganos internos. Sobre la FSA, hay algo importante: en mayo de 2023, Asturias fue una de las dos comunidades en las que el PSOE ganó en las autonómicas y gobernamos. Fue gracias a la dirección política de la FSA y la campaña electoral, y yo espero haber contribuido en algo, claro. Sí se cuestionó el papel de grupo parlamentario y ahí yo defiendo de manera clara y rotunda a su dirección; estoy muy orgulloso de quienes la integran.

–Anunciar a tres años vista que será candidato, ¿no revela cierto nerviosismo?

–Todo lo contrario. Había preocupación. Adriana Lastra detectó que la derecha estaba instalando un bulo: tenían claro que si querían ganar en 2027 yo no debo ser candidato, así que inyectaron ese bulo, pese a que yo siempre lo he tenido claro. Parece que mi candidatura suma y, siendo así, mi obligación es seguir contribuyendo al proyecto progresista de Asturias y de los socialistas asturianos. Por eso hice esa confirmación, para desmentir el bulo y que no se generasen dudas internas que buscaban inestabilidad.

–¿Prevé cambios en el Ejecutivo? Dice que está a evaluación continua… ¿Aprueba?

–No hemos cumplido un año, y alguna consejera lleva meses. En estos momentos cumplen, pero aquí no se puede relajar nadie, y los consejeros y consejeras tienen que evaluar a las direcciones generales y viceconsejerías. Hoy por hoy creo que tienen buena nota. No tengo ninguna previsión de cambios.

–La reforma del mapa sanitario comenzó con mucho impulso, pero últimamente…

–Se sigue trabajando en ella, de manera más discreta y en comunicación con diversos agentes del sector.

–¿Cómo lleva usted su guerra contra la burocracia?

–Seguimos en ese camino. La ley de proyectos estratégicos es un ejemplo clave. Sorprendió en Madrid cuando la presenté a empresarios. ¿Reducir a la mitad la tramitación para proyectos con 30 millones de inversión o 100 empleos? ¿Y que baste la mitad en los municipios en riesgo de despoblación? Es un ejemplo de victoria en esa guerra contra la burocracia y los burócratas, que van de la mano.

–El desarrollo reglamentario de la ley de calidad ambiental, escollo con IU, sigue pendiente. En planificación eólica o los parques de baterías asalta el problema sin haber previsto las soluciones.

–Respecto al desarrollo de la ley se está trabajando en un marco común. Sobre lo otro: ninguna comunidad tiene normativas sobre parques de baterías. Suelen ser competencias municipales, pero no vamos a renunciar a ordenarlos, vista la preocupación. Con todo, traslado tranquilidad: no hay ningún parque aprobado en estos momentos. Es cierto que se anticipa un "boom", muy conectado al despliegue de las renovables. En Asturias queremos ir por delante y plantearemos unas directrices al respecto para garantizar el despliegue de los renovables, que Asturias tenga la energía que necesita para su futuro y, además, que es muy importante, la habitabilidad. Por eso hablamos de distancias de seguridad.

–Los últimos datos de paro han sido positivos, pero seguimos siendo una región con muy baja tasa de actividad.

–Si comparamos mayo de 2019 con el pasado mayo, hay 15.500 parados menos y casi 17.700 personas más trabajando. Es el mejor dato de mayo desde 2009. Respecto a la tasa de actividad, somos una comunidad muy envejecida y tenemos muchas personas jubiladas. Además, los procesos de reconversión se plantearon en un marco de prejubilaciones para evitar salidas traumáticas. Eso afecta a la población activa.

–La tasa de actividad lastra la imagen económica de Asturias.

–Daña, pero tiene un punto ficticio si se tienen en cuenta esas variables. En todo caso esa tasa va mejorando, es la senda correcta. Lo grave sería empeorar. Demuestra que estamos en una etapa distinta de nuestro desarrollo económico, que las reconversiones están terminadas tras 40 años. Encaramos un nuevo ciclo. Y debemos poner en valor los proyectos que llegan y sustituyen otros que fracasan: ¿Vesuvius? Exiom. ¿Alcoa? Windar. Llegan y ofrecen más empleo que el que había.

–En su organigrama ha creado una Subdirección de modelo de región y captación de inversiones. ¿Qué persigue?

–A la Consejería de Ciencia le adjudicamos tareas importantes, como la coordinación con las empresas, las políticas de empleo y formación. Esa subdirección trabajará en coordinación con la Oficina Económica de Madrid o la Agencia Sekuens.

–Para captar inversiones, el Ayuntamiento de Gijón ha viajado a China.

–Yo creo que los proyectos no se negocian públicamente: se trabajan discretamente y se anuncia el resultado. Esto no va de apuntarse tantos o apropiárselos, lo digo por todos; esto va de que la realidad de Asturias cambia y somos un atractivo de inversión. ¿Sabe por qué?

–Dígame.

–Porque tenemos calidad de vida. El otro día escuché a una persona muy de derechas decir que uno de los elementos más peligrosos para la estabilidad de una sociedad eran las diferencias en igualdad. A más desigualdad, más riesgo de inestabilidad y revoluciones, decía esa persona. En Asturias el estado de bienestar es fuerte y garantiza menos desigualdad. Y en segundo lugar: mientras hacemos esta entrevista, llueve. En el contexto climático el agua será cada vez más escaso. Hacemos reformas para garantizar que a la industria asturiana no le falte. Y hay muchas potencialidades, como el almacenamiento de datos, para lo que pensamos en los pozos mineros. A veces nos regodeamos en lo negativo y no vemos lo positivo: tenemos una red de 14 centros de innovación, estamos en un despegue turístico…

–Hablando de lluvia, ¿ha amainado la polémica con el locutor radiofónico Paco González?

–Por mi parte no la hay. Hice lo que hago siempre: cuando se traslada una visión negativa de Asturias, salgo en defensa de esta tierra. A lo que ha pasado no tengo más que decir que lo que puse en un tuit: que en la familia de la que provengo, que es muy humilde, me enseñaron dignidad y respeto. Lo aplico en todas las facetas de la vida. Me enorgullece cuando en la calle alguien me dice: "Mire, no le voto, pero me gusta cómo representa Asturias, porque no insulta nunca". Y si algo que digo se interpreta como un insulto, pido perdón y rectifico. Seguiré siendo así, se lo aseguro.

–Por último, ¿aclaró las cosas con la vicepresidenta Yolanda Díaz?

–Tampoco hay polémica. Me molestaron unas afirmaciones que hizo que no se correspondían con la realidad. Dijo que no me reuní con ella porque tenía otras prioridades. Pero no eran prioridades, eran obligaciones: acudir al Pleno del Parlamento y responder a las preguntas de los portavoces, y votar. Mi gabinete le indicó que cabía vernos antes o después del Pleno, pero lo descartaron porque no tenían tiempo. Se equivocó. Bueno, si te dan mala información o cometes errores lo mejor es reconocerlo, antes que generar polémica.