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10 días de julio

Pleno en el Congreso, negociaciones en Cataluña, caso Begoña Gómez… la brumosa política española no se deshace de la calima que nos trajo la ola de calor

La última ola de calor ha venido acompañada de calima en muchas zonas de la península.

La última ola de calor ha venido acompañada de calima en muchas zonas de la península. / Javier Belver / EFE

Que el tiempo (no meteorológico) es caprichoso volveremos a comprobarlo en los próximos 10 días de julio, en los que el Gobierno y Pedro Sánchez se juegan la estabilidad y quién sabe si también la continuidad de la legislatura.

Con el caso Begoña Gómez, que parece complicarse cada día que pasa, sobrevolando la actualidad, este martes el Congreso vivirá un pleno clave en el primer aniversario de la dulce derrota del presidente del Gobierno en las elecciones del año pasado y el PSC seguirá dorando la píldora a ERC para que haga president a Salvador Illa antes de que finalice el plazo que los propios republicanos se han impuesto. Tras liberarse el PP de Núñez Feijóo del yugo de Vox, lo que suceda antes de irnos de vacaciones, en estos decisivos 10 días de julio, marcará cómo reiniciamos en septiembre el curso político.

El pleno del martes en el Congreso es relevante porque dará el pistoletazo de salida a la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado con los objetivos de estabilidad y de deuda pública de las comunidades, y además aprobará la Ley de Paridad, en la que el Gobierno ha colado de rondón una modificación legislativa para que el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, pierda su capacidad de veto. Pero es que, además, comenzará a hacerse efectiva la renovación del CGPJ, con la elección de los 10 vocales de la Cámara Baja, y la reforma de la Ley de Extranjería, que explorará las posibilidades de que el pacto entre PSOE y PP sobre el Poder Judicial se extienda a otras materias, con el Banco de España y la Junta Electoral Central esperando en boxes.

También será un buen termómetro sobre la salud de la mayoría de la investidura que hizo presidente a Sánchez, ya que habrá que renovar el decreto anticrisis, con las dudas de PNV y Junts, y el rechazo inicial de Podemos. Un año después, comprobaremos si el pegamento antiVox sigue funcionando o ha empezado a desgastarse. Ya lo dice la fábula, ‘que viene el lobo’ siempre tiene fecha de caducidad.

El pleno del martes en el Congreso será una primera piedra de toque, pero hay otras dos metas volantes antes de alcanzar el Tourmalet, una de ellas en Cataluña. PSC y ERC parecen avanzar en las negociaciones para investir a Illa antes del 26 de agosto y los movimientos del Gobierno en los últimos días (compromiso para condonar 15.000 millones del FLA o el traspaso de la primera línea de Rodalies en 2015) van en esta línea, aunque los republicanos tienen que convencer a sus bases y sortear la presión de Junts, con la amenaza de un ‘ja sóc aquí’ de Carles Puigdemont en cualquier momento.

Y planeando sobre todo ello, Begoña Gómez. El caso que afecta a la mujer del presidente tiene una evolución imprevisible: el lunes declarará, ya como imputado, el empresario al que recomendó y que fue recibido en Moncloa por el propio Sánchez… y también lo hará el monitor de esquí de la pareja presidencial. El toque Berlanga en un Madrid tórrido.

Aunque Ferraz no ha tomado distancia con el caso, contrariamente a lo publicado estos días, porque el PSOE ya sólo es Sánchez con un apéndice castellano-manchego, los socios del Gobierno sí comienzan a mostrar inquietud. “Señor presidente, le voy a ser muy sincero, a mí lo que me sorprende es que nadie diga que hay cosas simplemente que no se deben hacer, no porque las prohíba la ley, sino que no se deben hacer; que nadie hable de ética y estética en vez de ordenamiento jurídico”, espetó la semana pasada a Sánchez en el Congreso con su habitual mano de hierro en guante de seda Aitor Esteban.

La ola de calor de la última semana ha venido acompañada de calima, una buena metáfora sobre en qué se ha convertido la brumosa política española.