CONDENA

José Luis, el cura de Toledo que practicaba exorcismos a una niña para ocultar que abusaba de ella

El Supremo ha condenado a José Luis Galán a 8 años y 6 meses de cárcel y al pago de 100.000 euros

Además de agredir sexualmente a la víctima, menor de edad, mantuvo una relación con la madre

José Luis Galán, durante el juicio al que fue sometido en Toledo

José Luis Galán, durante el juicio al que fue sometido en Toledo / Ángeles Visdómine / EFE

David López Frías

David López Frías

A la niña la obligaron a volver a casa del cura. De José Luis, su padre espiritual. El mismo tipo que llevaba años agrediéndola sexualmente en secreto. Abusos que a ella le provocaron innumerables traumas y que se le manifestaron de las más diversas formas. Desde bulimia hasta intentos de suicidio, así como largos ingresos en hospitales y tratamientos psiquiátricos. ¿A qué tenía que ir ella otra vez casa del cura?

La habían mandado allí sus propios padres, para que el sacerdote le practicase un exorcismo. Él convenció a sus progenitores de que todos los males de la niña tenían un origen satánico: el demonio estaba dentro de ella y el único que podía sacárselo era él. Por eso la sometió a una ceremonia con ellos... y luego otra a solas, en la iglesia. Allí volvió a abusar de ella.

José Luis Galán ya tiene orden de entrar en prisión. El Tribunal Supremo acaba de ratificar la condena de 8 años de cárcel que le impuso el Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, desestimando así el recurso del religioso. Una última bala que, además, le acabó saliendo por la culata: no sólo no le ha servido para eludir la cárcel; también le aumenta al doble la indemnización que ha de pagar a su víctima. De 50.000 a 100.000 euros.

La justicia ya ha hablado. Los que aún no lo tienen claro son los responsables del Arzobispado de Toledo, que sometieron al cura paralelamente a un procedimiento canónico paralelo y no encontraron pruebas suficientes para condenarlo. Ahora aseguran que acatan la condena penal, pero que el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en España "no encontró pruebas suficientes y le absolvió de las acusaciones recibidas en una sentencia que fue confirmada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe".

Director espiritual

Los hechos se remontan a 2010, cuando la víctima (que en aquel tiempo cursaba 2º de ESO y tenía 14 años) hizo el Camino de Santiago con su colegio. Allí conoció al padre José Luis, que se encaprichó de ella. Cuando regresaron del viaje, José Luis pidió ser el director espiritual de la niña. Recoge la sentencia que "esa opción, además, fue promovida y fomentada por las religiosas que dirigían el colegio, al considerar dicha actividad como un apoyo para el crecimiento moral y espiritual de la alumna". Así, el cura veía a solas a la niña un lunes cada tres semanas, donde se ganó su confianza.

Durante meses, el cura la atendió en el colegio. Pero a partir de diciembre modificó el lugar de encuentro. Se verían en el despacho del sacerdote a una hora en la que la parroquia estuviera vacía. Fue allí donde el clérigo subió el tono:le empezó a preguntar formular preguntas de naturaleza sexual. Si era pura, si era virgen o si se masturbaba. Fue ahí donde empezó a pedirle que le besara. La niña al principió se resistió: "Si bien en un principio ella se negó, finalmente, accedió, debido a la consideración que tenía hacia José Luis Galán, a quien concebía como un referente personal y moral", dice la sentencia.

A partir de ahí, el padre Galán, "con ánimo lascivo, procedía a quitar la ropa que vestía la niña, expresándole, simultáneamente, que lo hacía porque Dios se lo pedía, para, con posterioridad, tocarle su pecho y besárselo", según recogen los hechos probados. Al final de las sesiones, el cura procedía a arrepentirse: "Al finalizar le daba un abrazo a y le pedía perdón, diciéndole que esa situación no se iba a repetir más y reiterándole que todo ello lo hacía en nombre de Dios".

El sacerdote José Luis Galán, fotografiado entrando en su parroquia

El sacerdote José Luis Galán, fotografiado entrando en sede judicial / EFE

Regalo de Dios

Aunque al final de cada sesión se arrepentía, los abusos regresaban en cada una de las sesiones a las que la niña estaba obligada a asistir, dado que el cura también se había ganado la confianza de sus padres. Y en vistas de que la adolescente le obedecía y guardaba silencio, el cura subió la intensidad de los abusos en los encuentros: "Guiado por un ánimo lascivo, solicitaba a la chica que se desnudara. A continuación, José Luis procedía a introducir uno de sus dedos en la vagina para estimulársela, a la vez que le expresaba “puta, no mereces la pena, eres una niñata”.

Aunque la muchacha no confesaba a nadie lo que estaba pasando, sí que oponía resistencia a las agresiones sexuales de Galán que, sin embargo, insistía en que hacía todo aquello por el propio bien de ella: "En ocasiones, la chica mostraba su oposición a ello, José Luis la convencía de la bondad de tales conductas y le insistía que todo ello era un regalo de Dios", se puede leer en la sentencia del Supremo.

Como el cura veía que podía hacer aquello sin consecuencias, siguió subiendo el pistón: "El cura comenzó a desnudarse en el despacho parroquial y a situar a la chica contra la pared para proceder, inmediatamente después, a restregar su cuerpo contra el de esta última, al tiempo que le solicitaba que la besase. Asimismo, le instaba a que le tocase sus genitales y le masturbara indicándole que fuera despacio y, progresivamente, que fuera más deprisa".

Prosigue la sentencia explicando que "en otras ocasiones, José Luis Galán se sentaba en la silla en la que mantenía las reuniones con ella, se bajaba los pantalones e instaba a la chica a que, situándose de rodillas junto a José Luis, introdujera el pene en su boca y lo chupara. Cuando la joven lloraba al someterse a dichas prácticas, José Luis le indicaba que era una quejica y una niñata. Era siempre habitual que José Luis, al finalizar sus encuentros, le diera un beso o un abrazo y le pidiera que le perdonara". Y siempre le recordaba a la niña que no podía contarle aquello a nadie.

Al hospital

Paralelamente, Galán se ganó la confianza de la madre de la niña, así como el respeto de las religiosas del colegio en el que la chica estudiaba. Todo aquello, unido al silencio sepulcral que mantuvo la muchacha por miedo, hicieron que nadie sospechase del cura, pero que la niña empezase a desarrollar y a sufrir las consecuencias de todos aquellos traumas

La joven "fue tratada de una diversa y múltiple sintomatología por las afecciones mentales que presentaba, originadas, en gran medida, por las conductas de naturaleza sexual que, con ánimo libidinoso, José Luis Galán desplegó sobre ella". La chica fue diagnosticada de trastorno de adaptación (reacción mixta de ansiedad y depresión), con síntomas de trastorno de la conducta alimentaria secundario (anorexia nerviosa con conductas restrictivas y compensatorias).

En noviembre de 2013 fue ingresada porque la niña se autolesionaba. "Fue diagnosticada de bulimia nerviosa y trastorno de adaptación, apreciándose en ella los siguientes síntomas: angustia, sentimientos de insuficiencia, ansiedad psíquica flotante con componente somático y angustia, sentimientos de depreciación, insuficiencia, desesperanza, culpa, con pensamientos de muerte sin ideación autolítica estructurada", según recoge el informe médico. Durante el ingreso, el cura fue a verla al hospital y la amenazó con que, si contaba a alguien el contenido de sus encuentros, él tomaría medidas. 

El padre Galán, durante el juicio al que fue sometido en Toledo

El padre Galán, durante el juicio al que fue sometido en Toledo / Ángeles Visdómine / EFE

Exorcismo

La niña tuvo ingresos entre noviembre de 2013 y mayo de 2012, momento en el que el cura convenció a los padres de que el problema de la cría era que tenía el demonio dentro y que el único que se lo podía sacar era él. Obligaron a la niña a ir a la parroquia del sacerdote y, delante de la madre, la dejó semidesnuda y le practicó una pantomima, argumentando que aquello era un exorcismo. Pero que tenía que seguir con el tratamiento. Y la citó al día siguiente. Esa vez se quedaron solos.

En aquel segundo encuentro, el cura "con ánimo lascivo, procedió a tocar sus pechos, sus glúteos y le introdujo sus dedos en la vagina con la finalidad de estimularle el clítoris, a la vez que le manifestaba que le tenía que sacar el demonio de dentro. El Sr. Galán comenzó en este instante a desprenderse de su ropa hasta quedarse desnudo y se acercó a la chica, a lo que ella se opuso, situación que provocó que José Luis le expresara que era una puta y una niñata", dice la sentencia. El cura practicó varios exorcismos falsos más a la muchacha, a la vez que traicionaba sus votos y empezaba una relación sentimental con la madre de la propia niña.

La muchacha incrementó sus autolesiones, sus intentos de suicidio y los consiguientes ingresos hospitalarios en Navarra se dieron cada vez con más asiduidad. Hasta que en 2016 la chica fue derivada a una clínica psiquiátrica de Madrid, donde una doctora consiguió que, por fin, la muchacha hablase de las experiencias traumáticas provocadas por el padre Galán. Esa psiquiatra fue la que le conminó a que interpusiese una denuncia que ha acabado derivando en la condena de 8 años y 6 meses de prisión.

El cura, además, había sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha al pago de una indemnización por daños de 50.000 euros. El Supremo ha establecido la cuantía en el doble del montante: 100.000 euros serán los que tenga que pagar el cura, que ingresará en prisión en los próximos días.