CISMA EN LA IGLESIA

El cisma de las monjas de Belorado cumple un mes en punto muerto y con la Guardia Civil en escena

El conflicto entre la Iglesia y las monjas cismáticas se enquista mientras ellas se niegan a entregar las llaves del convento y denuncian que les han dejado sin recursos

"Estamos estudiando los siguientes pasos a dar con los servicios jurídicos", dicen en el Arzobispado, que ha iniciado el proceso para excomulgarlas

Varias de las monjas clarisas de Belorado, en una fotografía tomada en el convento de Belorado poco después de anunciar que se iban de la Iglesia.

Varias de las monjas clarisas de Belorado, en una fotografía tomada en el convento de Belorado poco después de anunciar que se iban de la Iglesia. / INSTAGRAM @TEHAGOLUZ

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Este martes se cumplía el plazo de dos días hábiles para que las monjas cismáticas del convento de Belorado entregaran las llaves del mismo al Arzobispado de Burgos, pero las hermanas siguen enroncadas, y no van a salir del inmueble. Es más, recuerdan en sus redes sociales el cartel en el acceso al recinto del convento que advierte de “la prohibición de entrar en propiedad privada”, por si alguien vuelve a osar entrar en sus ‘dominios’. 

La pasada semana, se personó la Guardia Civil después de que las monjas denunciaran la visita de los representantes de Mario Iceta, arzobispo de Burgos y comisario pontificio nombrado por la Santa Sede para tratar de solucionar este entuerto. Los emisarios de la Iglesia querían hacerles llegar varios requerimientos. Finalmente, dejaron entrar a la notaria, pero no a los delegados de Iceta, con el que las clarisas, conocidas hasta hace poco por sus delicias culinarias, mantienen este enconado enfrentamiento en el que la Conferencia Episcopal evita por ahora actuar. 

Un portavoz de la Conferencia reitera a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA su “apoyo” a Iceta, “que es quien tiene la competencia sobre toda esta cuestión”, ya que el Vaticano le confirió plenos poderes administrativos, patrimoniales y religiosos sobre la comunidad.

Perspectiva del convento de las clarisas en Belorado.

Perspectiva del convento de las clarisas en Belorado. / EFE

Falso obispo

Es difícil ahora mismo aventurarse en cómo acabará el embrollo. “Los servicios jurídicos están estudiando los siguientes pasos a dar”, aseguran a este periódico desde el Arzobispado tras la última negativa de las monjas en un conflicto que se prolonga ya un mes pero que se antoja que va para “guerra larga”. Así lo advertía, de hecho, este lunes, el portavoz de las monjas cismáticas, José Ceacero, un ex barman reconvertido a cura que trabaja a las órdenes del Pablo de Rojas Sánchez-Franco. De Rojas es el falso obispo excomulgado que lidera la Pía Unión de San Pablo Apóstol, considerada "una secta" por la Iglesia, a la que se sumaron las monjas de Belorado después de anunciar que renegaban del Vaticano. 

Lo hicieron hace justo un mes en un comunicado firmado por Isabel de la Trinidad, la abadesa de esta comunidad formada por 15 monjas -una más abandonó el convento poco después del cisma-, donde venían a reconocer como último pontífice válido a Pio XII y acusaban a los papas posteriores de herejía. Son estas precisamente las tesis defendidas por el falso obispo, que se encuentra desde entonces atrincherado también en el convento junto a Ceacero, quien puntualmente sale a dar declaraciones a los periodistas que llevan apostados allí durante semanas como si fuera aquello Buckingham Palace. 

Manifiesto de renuncia

Las clarisas denunciaban en aquel manifiesto de renuncia que estaban siendo "perseguidas” por parte de sus superiores después de que Roma “bloqueara” la venta del convento que tienen en propiedad y que está vacío en Derio, en Vizcaya, para poder así hacer frente a la compra del monasterio de Orduña, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y con la que tenían un acuerdo de compraventa.

Al no obtener el permiso para vender el monasterio de Derio, plantearon como alternativa que un comprador ajeno a la orden abonara el millón de euros que queda pendiente para la compra del monasterio de Orduña, para que, cuando ellas pudieran devolver ese dinero, el benefactor transfiriera el convento a las Clarisas.

Esa era la versión oficial conocida hasta hoy, pero una información del diario ABC apunta que las monjas habrían hipotecado uno de sus conventos para conseguir efectivo, concretamente 720.000 euros a cuenta del monasterio de Derio que no habrían utilizado para la compra del de Orduña.

Lo cierto es que esa operación inmobiliaria llevó a las monjas al cisma con la Santa Sede, un cisma que todavía no se ha ejecutado totalmente. La Iglesia Católica ha concedido a estas monjas rebeldes hasta la próxima semana para que ratifiquen su decisión ante un Tribunal Eclasiástico que acabaría con la excomunión de las hermanas. Eso sería el 25 de junio.  

Influenciadas

En el Arzobispado, entretanto, manejan la tesis de que si individualmente las religiosas son requeridas, muchas no sigan adelante ya que estiman que están siendo influenciadas por la abadesa -que se mantiene en un silencio absoluto- y dos monjas más que liderarían la revuelta.  

En un comunicado emitido hace cuatro días en su cuenta de Instagram, las monjas cismáticas reiteraban que su Manifiesto Católico “debería haber tenido como consecuencia automática nuestra exclusión del ámbito de aplicación del Derecho Canónico”. Es decir, se dan por expulsadas, algo que puso de manifiesto también Ceacero el lunes en declaraciones a la prensa a las puertas del convento. 

Mario Iceta, arzobispo de Burgos, es el comisario pontificio que está tratando de solucionar el conflicto de las monjas cismáticas.

Mario Iceta, arzobispo de Burgos, es el comisario pontificio que está tratando de solucionar el conflicto de las monjas cismáticas. / EUROPA PRESS

También denunciaron que se les había “usurpado” la titularidad de las cuentas corrientes, “dejándonos sin acceso a los fondos obtenidos con nuestro trabajo, y donados por nuestros benefactores”. Fuentes del Arzobispado replicaron que pueden solicitar recursos a través de la Federación de Clarisas y que se siguen pagando nóminas y recibos domiciliados.

"No van a entregar las llaves y menos con un requerimiento canónico", insistió Ceacero, que reiteró que las clarisas "ya no reconocen la autoridad del arzobispo", por lo tanto no se van a someter a ella. Para Ceacero, Iceta quiere quedarse con los monasterios de las monjas, inmuebles que están a nombre de la entidad jurídica que constituye la comunidad de religiosas y no de la Iglesia católica.

Derecho canónico

"Tiene que hacer valer el derecho canónico y, lo primero, es quitarse de en medio a la abadesa. Lo segundo, interrogar una por una a las monjas para que se ratifiquen en su posición y excomulgarlas una por una", dijo Ceacero, que explicó que, llegado a ese punto, el arzobispo podría, sirviéndose del Derecho Canónico, disolver la comunidad para que sus bienes pasasen a la Federación de Clarisas, una "trama inmobiliaria" que no respeta el derecho fundamental de libre asociación de las religiosas.

Pablo de Rojas Sánchez-Franco (dcha.), el obispo excomulgado por Roma a cuya orden, considerada secta por la Iglesia, se han entregado las monjas clarisas.

Pablo de Rojas Sánchez-Franco (dcha.), el obispo excomulgado por Roma a cuya orden, considerada secta por la Iglesia, se han entregado las monjas clarisas. / EPE

De Rojas, en una entrevista a Burgosconecta, se ha mostrado igual de tajante sobre la independencia de las hermanas clarisas: "El arzobispado no puede tomar ninguna medida, pues tiene que ser un juez, una medida judicial la acataríamos, pero lo que no vamos a acatar son las medidas de Iceta".