GASTRONOMÍA

El restaurante de Cantabria preferido por los camioneros donde una familia puede comer solo con un primer plato

En La Bolera, en Anero, dejan los perolos de los platos de cuchara en la mesa para que te sirvas lo que quieras

“La clave es que damos buena calidad a buen precio y servimos comida tradicional", dice una de las copropietarias

Vista del parking de coches y camiones frente al restaurante La Bolera, en Anero.

Vista del parking de coches y camiones frente al restaurante La Bolera, en Anero. / ALBA VIGARAY

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Hoz de Anero es un pequeño pueblo pegado a la A-8 a 27 kilómetros de Santander y visita obligada para los camioneros a los que les toca recorrer la cornisa cantábrica. Todos los días, decenas de camiones aparcan frente al triángulo de la gastronomía pegado a la gasolinera Cepsa, conformado por los restaurantes La Flor, La Bolera y Los Arcos. Da igual el día que vaya usted, siempre están llenos.

“Yo soy del País Vasco, y es la primera vez que vengo”, cuenta Imanol, que está trabajando estos días en el aeropuerto de Santander, “pero mi compañero viene mucho. Es que se come muy bien, en todos ellos”, cuenta el cliente de La Bolera, que a las 2.30 de la tarde tiene a gente esperando a sentarse en la mesa del amplio comedor, que está lleno.

Vista de salón principal de La Bolera, en Anero, uno de los restaurantes favoritos por los camioneros en Cantabria.

Vista de salón principal de La Bolera, en Anero, uno de los restaurantes favoritos por los camioneros en Cantabria. / ALBA VIGARAY

El menú cuesta 14,50 euros y una familia podría comer solo con el primer plato para uno solo. Como con las patatas riojanas, que sirven en un enorme perolo que las camareras dejan en la mesa y del que uno puede echarse lo que quiera. Esa forma de servir pasa con muchos platos de cuchara en estos restaurantes, conocidos en toda la comarca por vecinos, obreros y camioneros. Es su sitio favorito.

Obreros y vecinos

“Tenemos mucha gente que trabaja en obras en la zona, camioneros, y también vecinos que vienen después de hacer la compra, por ejemplo”, cuenta Patricia Pérez Morante, copropietaria del establecimiento junto a su hermana Dolores. Ambas atienden mesas y cobran en el bulliciosa salón presidido por una televisión donde se emite el informativo de TVE. “La clave es buena calidad a buen precio y que servimos comida tradicional. Aquí no servimos cosas pitimini. La gente, por ejemplo, no suele comer legumbres en casa, y aquí las come. Y mucha gente quiere eso”, cuenta sobre un establecimiento que abrió sus puertas hace once años.

Vista del primer plato para uno de patatas a la riojana servido en un puchero del que se puede repetir las veces que se quiera.

Vista del primer plato para uno de patatas a la riojana servido en un puchero del que se puede repetir las veces que se quiera. / ALBA VIGARAY

Este miércoles el menú tenía siete opciones de primero -alubias rojas, macarrones con tomate, ensalada de pulpom lentejas con chorizo...- y siete de segundo -albóndigas casera, escalope a la milanesa, entrecot de novilla, lenguado a la plancha...-. Todos los postres son caseros. “Daremos alrededor de 180 comidas al día, el fin de semana bajamos a unas 100, pero es verdad que el menú es más elaborado y más caro, 26,50, ponemos manteles de tela...”. 

Cocina abierta desde las 12

La cocina está abierta de doce de la mañana y hasta las 4.30-5 no suelen parar de servir comidas en un vaivén constante en el que los platos no tardan mucho en llegar a la mesa. “En los tres restaurantes se come muy bien”, cuenta la responsable de La Bolera. Tal es su éxito que hay hasta aparcacoches en el parking principal para que puedan convivir en orden camiones y turismos y nadie se quede sin sitio.

Lo bueno del lugar es que sus clientes fieles, principalmente los obreros, son muy solidarios, y en cuanto ven que se arma cola “dicen de tomarse el café en la barra, porque saben que los que llegan tienen poco tiempo también para comer”. “Nunca decimos que no a nadie, pero sí es cierto que a veces les decimos hay que esperar”, confiesa la hostelera, que añade que, si hace bueno, también está la opción de la terraza.

Pese a que la carta va variando, hay platos fijos que se mantienen porque son un must de la casa, como la sopa de pescado, las albóndigas, el cabrito asado, y en los postres, la tarta de la abuela, que lleva de ingrediente especial miel. Algunos platos suelen volar “a las tres, ya nos hemos quedado sin ellos”, dice Patricia, que apunta que ahora, por las vacaciones, bajará el número de clientes de la construcción, pero subirá el de los turistas -Anero pilla relativamente cerca de Noja, que es uno de los atractivos turísticos de la comunidad-.