REPORTAJE

El desconocido plan franquista que dividió al barrio madrileño de Tetuán entre pobres y ricos

Hay muchos ejemplos de segregación buscada, pero en Madrid la más evidente [la de la M-30] es el resultado de un accidente geográfico

Fachada en la parte obrera del barrio de Tetuán, de estilo neomudéjar

Fachada en la parte obrera del barrio de Tetuán, de estilo neomudéjar / ALBA VIGARAY / EPE

Analía Plaza

Analía Plaza

Cuando uno pasea por la avenida del General Perón, en Madrid, llega un momento en el que entra en otro mundo. Deja atrás el estadio Santiago Bernabéu, las aceras anchas y unos preciosos jardines recién reformados —el Ayuntamiento invirtió 9,7 millones de euros en ellos— para adentrarse en la zona de las casitas bajas, algunas anteriores a 1920, y el callejero estrecho.

Suele situarse Bravo Murillo, la arteria que va de la glorieta de Quevedo a Plaza de Castilla y que antaño era un tramo de la carretera Madrid-Irún, como la gran frontera que divide al Tetuán rico del Tetuán pobre. Y aunque los datos de renta dibujan una realidad más compleja —la línea divisoria no es tan clara como la de la M-30, pero cuanto más te alejas del Bernabéu y te adentras en el barrio más bajo es el nivel económico—, la trama urbana marca una división mucho más evidente.

Se trata de la calle Infanta Mercedes, donde termina General Perón y continúa la calle de Ávila. A un lado, árboles, grandes manzanas de edificios y hogares situados en el 1% más rico de España; al otro, viejos edificios de pocas plantas y mucha densidad.

Diferencias de trama urbana entre el Tetuán antiguo y el del Plan Bidagor, a la derecha. En rojo, la calle Infanta Mercedes

Diferencias de trama urbana entre el Tetuán antiguo y el del Plan Bidagor, a la derecha. En rojo, la calle Infanta Mercedes / EPE

"Todo el mundo sabe que Tetuán responde a dos realidades sociales, económicas y físicas totalmente diferenciadas que separa la calle Infanta Mercedes", reza un reciente artículo publicado por la Asociación de Vecinos Cuatro Caminos Tetuán. "¿Alguna vez has pensado por qué esa calle y no otra marca el límite? ¿Es una casualidad ese contraste? En realidad, es el resultado de un experimento social planificado, orquestado y ejecutado desde el poder del momento y con un nombre propio como cerebro de la operación: Pedro Bidagor".

"Lo escribimos porque no es una historia muy conocida en Madrid y puede sorprender", explican desde la asociación a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "La segregación de clases está en el urbanismo desde el inicio de la disciplina. Hay muchos ejemplos de segregación buscada, pero en Madrid la más evidente [la de la M-30] es el resultado de un accidente geográfico [el antiguo arroyo del Abroñigal, por donde hoy pasa la carretera]. Aquí no, aquí alguien dijo: aquí corto, de aquí para allá actúo y de aquí para acá no. No voy a poner a los herederos de la victoria nacional en contacto con la barriada popular. Por eso entre medias metió un barrio de viviendas para militares y funcionarios, una clase media que sirviera de colchón para proteger a los ricos de los pobres".

En la imagen de la izquierda se observa la división entre zonas y la dedicada a la 'clase media'.

El Plan Bidagor en la prolongación de la Castellana

El Plan Bidagor en la prolongación de la Castellana / EPE

El Plan Bidagor

Pedro Bidagor fue un arquitecto y urbanista español que tras la guerra civil elaboró el primer Plan General de Ordenacion Urbana de Madrid. Para hacer una ciudad más grande, proponía la anexión de doce municipios cercanos (Vicálvaro, Villa de Vallecas, Hortaleza, Chamartín de la Rosa, Fuencarral, etc.) que se ejecutó entre 1948 y 1954.

"Bidagor es un mito", explica Jesús López, doctor en Historia del Arte por la UNED y autor de un artículo académico sobre la vivienda social y la Falange en la década de los 40. "Pasó la guerra escondido y llegó a colaborar con la CNT. Cuando los franquistas llegan a Madrid, lo recuperan y lo nombran director técnico de la Comisaría de Ordenación. Luego fue director general de Urbanismo de toda España durante treinta y cinco años. Y fue quien impuso la cuestión de la segregación".

En su plan, el arquitecto separaba el Ensanche burgués del extrarradio obrero a través de varios anillos verdes. Los llamados "poblados satélites" se clasificaban en tres: poblados de servicio a zonas industriales, poblados obreros y ciudades jardín residenciales, una "distribución clasista", dice López, que en el fondo era contraria a las tesis falangistas.

"Hubo una pelea entre falangistas y conservadores. Los conservadores querían que la ciudad quedara para las clases burguesas y echar a los trabajadores, tenerlos lejos, que no se metieran en Madrid. Los falangistas pretendían unificar los barrios con armonía de clases. La postura que queda al final es la de la ciudad burguesa, aunque la realidad la modificó: vino tanta inmigración que hubo que construir miles de viviendas y los anillos verdes desaparecieron".

En el caso concreto de Tetuán, el plan establecía un nuevo ensanche junto a una gran zona comercial en la prolongación de la Castellana (entonces llamada la avenida del Generalísimo). La zona comercial es lo que hoy es AZCA, acrónimo de Asociación Mixta de Compensación de la Manzana A de la Zona Comercial de la Avenida del Generalísimo.

En realidad, recuerda la arquitecta Berta Gámez, que prepara una tesis sobre la figura de Bidagor, el plan de prolongación de la Castellana recoge las ideas de una propuesta del año 1929 encargada por el Ayuntamiento de Madrid (la de Zuazo y Jansen). "Su plan general tiene una serie de cuestiones de época, un lenguaje muy propagandístico. Quería hacer la vía Europa, la vía Imperio y la vía Victoria, todo con una gran exaltación", dice Gámez. "Pero debajo de eso hay una manera de hacer urbanismo muy moderna e ideas, como la extensión de Madrid, que se empezaron a trabajar durante la República".

Tetuán era un barrio de uno de los pueblos que se anexionó, Chamartín de la Rosa. Estaba formado por casitas bajas, muchas autoconstruidas por obreros que trabajaban en la construcción en barrios pudientes, a ambos lados de la carretera a Irún (lo que hoy es Bravo Murillo).

"Chamartín es un poco diferente al resto de pueblos anexionados porque era el que más absorbido quedaba por la ciudad y por el plan de ampliación de la Castellana. Por eso muchas casas colindan con las colonias militares y manzanas", añade el doctor de la UNED. "Durante el franquismo venció la idea de que había que llevarse a la clase trabajadora al exterior, y así se hizo con los poblados dirigidos. Pero en Tetuán no se pudo expulsar a toda la clase trabajadora y quedó subsumido por la ampliación de la ciudad burguesa".

Como se observa en este vídeo, la piqueta pasó por parte de las casitas bajas que había en Tetuán.

Más fronteras madrileñas

Un ambicioso estudio europeo de 2015 situó a Madrid como una de las ciudades europeas más segregadas (junto a Tallín, la capital de Estonia). La frontera de Tetuán es peculiar por dos motivos: está al norte y no responde a la geografía, sino a un plan. En el resto, las diferencias entre norte y sur tienen un origen geográfico.

"El sur tiene menor altitud. La periferia estaba en Lavapiés. Como no había alcantarillado, la escorrentía caía y hacía los barrios más insalubres", dice un sociólogo consultado. "El norte tiene viento de la sierra y mayor valor paisajístico".

Este origen geográfico se reprodujo después de forma política, cuando la Ley de Ensanches estableció que cada uno financiara sus servicios públicos con sus propios ingresos, y con la llegada de la inmigración rural, que se quedó en el sur.

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