ULTRAS EN EL FÚTBOL

¿Por qué el Atlético no puede echar al Frente del campo?: "La muerte de Jimmy no cambió nada"

Los ultras rojiblancos, frente a lo que pasó con Ultras Sur o Boixos Nois, siguen presentes en el estadio

Koke, jugador del Atlético, dialoga con los ultras del equipo rojiblanco en el sector desde el que se tiraron los mecheros contra Courtois.

Koke, jugador del Atlético, dialoga con los ultras del equipo rojiblanco en el sector desde el que se tiraron los mecheros contra Courtois. / Associated Press/LaPresse

David López Frías

David López Frías

En el minuto 70 del último derbi madrileño, no eran pocos los aficionados atléticos que, generalmente acompañados de niños, abandonaban el estadio Metropolitano. No querían que sus hijos presenciasen los incidentes que llevaron al colegiado a suspender temporalmente el partido. Mientras, en el Fondo Sur del Cívitas, los radicales arrojaban mecheros y hasta una bolsa con excrementos.

En esta ocasión fueron muchos los espectadores del Metropolitano que manifestaron su rechazo a los violentos, además de silbar a los jugadores cuando se fueron a festejar el empate, precisamente, con el sector conflictivo de la grada. Un cisma entre aficionados. Y en el ambiente, una pregunta: ¿Por qué no echa el Atlético de Madrid a sus ultras?

Una cuestión que no es tan sencilla. Porque el Frente Atlético, técnicamente, no existe en el Cívitas Metropolitano. Aunque sigue siendo una agrupación por la que sus afiliados pagan anualmente una membresía, acuden al estadio y se reúnen en el fondo sur, su presencia no está registrada de forma oficial. Fíjense en cualquier partido. No hay referencia a este nombre en las pancartas, igual que ya no las hay a Biris Norte en el campo del Sevilla o a Indar Gorri en el del Osasuna.

Prohibidos

Porque muchos de estos grupos ultras están prohibidos en España. El listado elaborado por Antiviolencia recoge, en primera división, a: Boixos Nois, Casuals y Cachorros (Barça), Ultras Sur (Madrid), Frente Atlético (Atlético de Madrid), Bukaneros (Rayo), Biris Norte (Sevilla), Indar Gorri (Osasuna) y Herri Norte Taldea (Athletic Club) e Iraultza (Alavés). Y la estrategia de estos grupos ha sido la de diluirse entre el resto de la afición o cambiarse el nombre, para burlar la prohibición.

Imagen del Frente Atlético en un partido del Atlético de Madrid

Una pancarta que ya no entra en el campo del Atlético de Madrid / EFE

Esto mismo sucedió con el Frente Atlético, que además vivió la escisión de uno de sus grupúsculos más violentos, los denominados Suburbios Firm. En la actualidad, la grada que ocupan los radicales colchoneros aloja a unos 5 mil aficionados, de los que se estima que unos 2 mil pertenecen al Frente Atlético.

El club debería disponer de un censo de todos ellos, como del resto de peñistas. Una medida que se tomó tras el asesinato de Jimmy, el ultra del Depor arrojado al río Manzanares por radicales del Atleti. Pero desde el Frente Atlético se negaron a formar parte de ese registro y su nombre desapareció de las pancartas. Ahora, el club asegura que no dispone de ningún sistema para saber quién es abonado del Frente y quién no.

Protección de datos

El principal motivo que el Atlético de Madrid aduce como obstáculo es el legal. Un club puede actuar contra un socio que provoque algún tipo de altercado o desorden y expulsarlo. Es como se va a proceder contra los que lanzaron mecheros y una bolsa con excrementos durante el derbi. Pero hasta ahí. La ley les impide expulsar sin motivo a socios que no tengan ningún tipo de antecedentes o hayan participado en actos sancionables. No pueden actuar con un grupo que, además, está tan diluido en la grada.

¿Se podría identificar a los ultras con antecedentes que siguen entrando al campo?. También es muy complicado. Una de las imágenes del partido fue ver a Simeone y los capitanes del equipo hablando con varios tipos con la cabeza cubierta. "No es habitual ver a gente con pasamontañas en estadios españoles, eso es una cosa más de Grecia o los Balcanes. Probablemente se la pusieron porque sabían que iban a ser enfocados por las teles. Aunque sí, bien guardada puede ser un sistema que funcione para entrar a algunos estadios", cuentan a este diario fuentes policiales especializadas en la lucha contra violencia en el deporte.

De todos modos, el control biométrico de los espectadores también es ilegal en nuestro país. Puede dar fe el Burgos, club sancionado con 200.000 euros por la Agencia Española de Protección de Datos por haberlo intentado. El club instaló un sistema de acceso al estadio de El Plantío mediante huella dactilar, que suscitó una gran polémica entre los aficionados y fue finalmente tumbado y castigado por la AEPD el pasado mes de abril.

Voluntad

Sin embargo, hay dos casos de éxito en España en los que los clubes lograron la expulsión de los ultras de las gradas: Real Madrid y Barça. ¿Por qué ellos pudieron y el Atlético no?: "Son los dos únicos clubes que pueden permitirse hacer eso, por su envergadura, por su dimensión social. Pueden prescindir de los ultras y seguir llenando los estadios con sus aficionados, con muchos turistas. El resto de equipos suelen necesitar mucho más el apoyo de la afición de proximidad".

Lo relata Nacho Carretero, periodista que ha investigado sobre movimientos ultras y que cree que "la muerte de Jimmy en realidad no cambió muchas cosas", aunque parecía que aquel suceso iba a acabar con los radicales. "De todos modos, aunque hay que condenar y atacar toda violencia en el fútbol, tenemos que tener claro que la situación en España en tema ultras es mejor que en el resto de Europa. Y ya no hay que irse a los Balcanes. En Francia están peor, en Italia están peor, en Suecia están peor".

Tanto Florentino Pérez como Joan Laporta sufrieron las consecuencias de expulsar a los radicales. Ambos fueron acosados y amenazados tras la decisión. En el caso de Joan Laporta, denunció pintadas en su casa y recurrió a escoltas. Florentino vio como radicales blancos profanaban la tumba de su esposa. Ultras Sur, además, llevaron a juicio al Real Madrid para recuperar su espacio en el campo. No lo consiguieron, pero sí una indemnización del club de 8.000 euros.

"De todos modos, Ultras Sur y Boixos estaban más definidos como organizaciones delictivas. El Frente Atlético congrega a tanta gente, que hay diferentes sensibilidades. Hay una parte importante de aficionados que sólo van a cantar, a animar y al tifo. Sería más difícil echarlos a todos", resumen fuentes policiales.

Pero por otro lado, está la voluntad de querer echar o no a los ultras del estadio. Y en el Atlético de Madrid no están por la labor. Desde el club nunca han manifestado una oposición contundente contra los radicales, a pesar de que hayan protagonizado episodios muy turbios en la historia del club, como los dos fallecimientos de hinchas de otros equipos (Aitor Zabaleta y Jimmy Romero) o la irrupción de los ultras en el entrenamiento en 2005.

Ni Cerezo ni Gil Marín han mostrado un rechazo rotundo, como sí hicieron Florentino y Laporta. Y la plantilla celebra con esa grada las victorias, mientras los capitanes charlan o negocian (según quién lo cuente) que se dejen de tirar objetos. Los hinchas atléticos presumen de tener una filosofía distinta a la del resto de equipos, en los que los 'éxitos' de la grada (su volumen, la variedad de cánticos, su fidelidad) suple a menudo los éxitos deportivos. Eso lleva a gran parte de la afición a aceptar al Frente como una parte inherente a esa historia. Pero en el último derbi hubo silbidos. Algo está cambiando en la afición del Atlético de Madrid.