400.000 PERSONAS AFECTADAS

La culpa de la belleza falsa en redes sociales: aumentan un 10% los casos de anorexia y bulimia en menores

La exposición distorsionada del aspecto físico, utilizando continuos filtros y edición de las fotos, “crea cánones físicos inalcanzables”, según los especialistas, lo que deriva en problemas de autoimagen y trastornos de la alimentación

Jóvenes atentos a las pantallas de sus móviles a la salida del instituto

Jóvenes atentos a las pantallas de sus móviles a la salida del instituto / JORDI CORTINA

Marta Alberca

Marta Alberca

 “¿Qué he hecho para perder 5 kilos en una semana? Sigue mis consejos”. “¿Cuáles son los tres hábitos que te harán estar más delgada?”. Basta con hacer una búsqueda rápida en redes sociales con la palabra dieta, e inmediatamente miles de vídeos de influencers con mensajes como estos inundan nuestra pantalla. Muchos de ellos tienen miles de likes y comentarios, la mayoría son de agradecimiento, como el de una usuaria que anima a otras a seguir los consejos: “A mí me funcionó”, dice. Quién los da no es una titulada en nutrición ni nada por el estilo, sino una chica a la que le gusta grabarse y compartir “su vida fit”, como ella misma define. La cruda realidad que esconden este tipo de contenidos es un aumento del 10% de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre los jóvenes, sobre todo en mujeres.

Son los datos expuestos en el Congreso del Médicos de Familia, celebrado recientemente en A Coruña. Además, se calcula que el número de hospitalizaciones en la infancia por esta causa ha aumentado un 22% en el último año, una tendencia que preocupa cada vez más a los especialistas, que apuntan a las redes sociales como claros responsables. La Sociedad de Médicos de Familia indica que uno de cada veinte adolescentes, sobre todo chicas, sufren alguna patología de este tipo. A pesar de que hay varios tipos de trastorno, todos tienen aspectos en común; la alteración del peso, la obsesión por la imagen corporal y la dieta, y sobre todo, el gran malestar emocional que sufre la afectada.

¿Cuál es el perfil?

“Tienen una búsqueda de desarrollar un deseo y un ideal que siempre tiene salida en estas redes sociales, frente a la tan necesaria vivencia y trabajo sobre lo que es la realidad”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, el doctor Ignacio Civeira, psiquiatra infanto-juvenil del Centro de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón. Este es el único público en España que dispone de un servicio de este tipo, que en sus primeros doce meses ha atendido a 622 pacientes, de ellos 482 eran mayores de edad y 140 adolescentes.

En este grupo, el 63,5% tiene problemas con los videojuegos, el 37% con redes sociales. “Hay una sensación de mimetización con problemas que se vislumbran en plataformas como TikTok e Instagram, lo que les lleva a distorsionar su realidad y se convierte en un caldo de cultivo peligroso, porque remueven todo sin dar una estabilidad, algo que es indispensable en estas edades”, indica el especialista. Lo primero en cuestionarse es el físico, tal y como señala a doctora Isabel Paúles, responsable del Grupo de trabajo ‘Estilos de vida y determinantes de salud’ de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): “Crean cánones físicos inalcanzables, lo que favorece en un empobrecimiento de la confianza en uno mismo y derivando en problemas de autoimagen y trastornos de la alimentación”, explica.

Hay una sensación de mimetización con problemas que se vislumbran en plataformas como TikTok e Instagram"

Ignacio Civeira

— psiquiatra infanto-juvenil del Centro de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón

Las consecuencias ya están llegando a la comunidad médica: la evolución de los TCA, procedente de 25 estudios que han estimado un incremento del 3,5 % en el periodo de 2000-2006 al 7,8 % en el periodo de 2013-2018. Los estudios de prevalencia indican también amplias diferencias en función del grupo de edad y sexo, siendo muy superior en las mujeres jóvenes (anorexia nerviosa del 0,1 al 2 %; bulimia nerviosa del 0,37 al 2,98 %; trastorno por atracón del 0,62 al 4,45 %). “La incidencia va en aumento, no solo en el caso de los TCA, sino con respecto a problemas de salud mental en general”, explica Civeira.

De hecho, la comorbilidad de los TCA es elevada con problemas psiquiátricos como la depresión y la ansiedad, y también con el trastorno de déficit de atención/hiperactividad, con el trastorno obsesivo-compulsivo y con los trastornos de la personalidad. “Los afectados tienden a cambiar de humor, viven anestesiados emocionalmente y están sustituyendo al tan denostado esfuerzo mental”, además, señala los diversos estudios que argumentan que hay otras patologías asociadas a este abuso, como la falta de sueño de calidad.

¿Cómo se puede detectar a tiempo?

El psiquiatra infanto-juvenil del Centro de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón da tres pautas: estar alerta si notamos que aumenta el tiempo de consumo de pantallas, dejar de hacer otras actividades y que esto afecte a otras áreas de su vida como la sentimental, laboral o de amistades. “Lo que estamos viendo son cosas muy básicas, pero que a la vez son muy importantes, hay comportamientos con excesiva implicación. En estas edades en las que técnicamente tendría que haber muchos intereses, se convierten en el único interés. Es su principal modo de divertirse y de buscar ocio. La hiperconectividad es total, y no hay tiempo para la introspección con uno mismo, para evitar aburrirse y estar mal”, finaliza.