SANIDAD MADRILEÑA

El Hospital de Getafe ya opera con asistencia robótica al 90% de los pacientes que tienen obesidad mórbida

El dispositivo empleado es mínimamente invasivo, al traducir de forma exacta los movimientos que el facultativo hace manualmente desde una consola a los brazos del aparato, explican los médicos

Intervención de obesidad con tecnología robótica en el Hospital de Getafe

Intervención de obesidad con tecnología robótica en el Hospital de Getafe / Hospital Universitario de Getafe

Nieves Salinas

Nieves Salinas

La Unidad de Obesidad Mórbida del Hospital de Getafe, un referente en la sanidad madrileña, ya opera con asistencia robótica al 90% de sus pacientes con esta enfermedad. El dispositivo empleado es mínimamente invasivo, al traducir de forma exacta los movimientos que el facultativo hace manualmente desde una consola a los brazos del aparato, explican los médicos. Permite, además, una visión tridimensional del campo quirúrgico, de modo que el especialista trabaja casi como si estuviera dentro del cuerpo del enfermo.

Precisamente, este perfil es el primero con el que se comenzó a utilizar esta tecnología en el complejo sanitario, tras su implantación, el pasado mes de noviembre, con una inversión del Ejecutivo autonómico de 2,16 millones de euros. Hasta la fecha, en el centro madrileño, esta técnica se ha usado con 36 personas, el 20% de los 177 intervenidos, y el 40% de los tratados en el Servicio de Cirugía General y Digestivo.

"Enorme salto de calidad"

La consejera de Sanidad, Fátima Matute, ha asistido a una retransmisión en directo de un procedimiento de este tipo para conocer los detalles de manos del equipo quirúrgico, y ha escuchado el testimonio de dos ciudadanos en los que su aplicación ha resultado un éxito. Matute ha subrayado "el enorme salto de calidad y la seguridad que aportan" este tipo de equipamientos.

La técnica permite realizar suturas y reconstrucciones con una precisión "excepcional", reduciendo significativamente el riesgo de complicaciones

Otra ventaja es que posibilita la realización de suturas y reconstrucciones con una precisión "excepcional", reduciendo significativamente el riesgo de complicaciones durante y después de la intervención. Su uso también implica una pérdida de sangre mínima, explican desde el Hospital de Getafe.

Los beneficios

Además, abundan, requiere incisiones de menor tamaño que la laparoscopia manual, lo que, a su vez, supone menor dolor postoperatorio, cicatrices más pequeñas y de mejor estética y más seguridad ante posibles infecciones. En el caso de los pacientes obesos, los beneficios son claros: baja su tiempo de ingreso al recuperarse antes, pudiendo hacer ejercicios de fisioterapia respiratoria y caminar de forma precoz. También disminuye el riesgo de trombosis y da pie a una reincorporación más rápida a sus actividades cotidianas y laborales.

La consejera Fátima Matute con un paciente operado de obesidad con cirugía robótica

La consejera Fátima Matute con un paciente operado de obesidad con cirugía robótica / Hospital de Getafe

Tradicionalmente, la cirugía de los casos de superobesidad extrema (con índice de masa corporal superior a 50 kilos por metro cuadrado) necesita de dos operaciones: una primera para la reducción de estómago, y otra, meses después, para la reconstrucción gastrointestinal.

Un paciente complejo

Gracias a la asistencia robótica, en el Hospital de Getafe podrán realizar todo el procedimiento bariátrico en una sola sesión de quirófano. Junto con los 36 pacientes de este perfil, en el complejo ya se ha intervenido con esta tecnología a 33 de Ginecología, 32 de Urología, 10 de Otorrinolaringología y 9 de Cirugía Torácica, señalan fuentes hospitalarias.

El paciente obeso, por sus características, es un paciente complejo, subrayan los médicos. La dieta y el ejercicio físico suponen el tratamiento inicial, pero es la cirugía bariátrica la que consideran como mejor terapia a largo plazo. Pero, existe un problema. Las listas de espera para acceder a esta técnica en la sanidad pública. En España, muy largas.

La obesidad influye en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y se considera "causa directa de mortalidad". Sociedades científicas y asociaciones de pacientes llevan tiempo pidiendo que se reconozca como una enfermedad y se le dé la importancia que merece en un país donde un 22% de la población tiene esta patología y, si permanece esta tendencia, se alcanzarán cifras del 37% en 2035