INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

¿Son frecuentes los síncopes tras la vacunación en adolescentes?

El Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones (Aepcav) ha elaborado un informe sobre las posibles consecuencias tras la inoculación en jóvenes de entre 9-18 años de edad

La vacuna del virus del papiloma humano previene la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino en las mujeres más vulnerables

Se produjeron lesiones en el 15% de los pacientes con síncopes vasovagales, la mayoría leves y sin precisar asistencia

Se produjeron lesiones en el 15% de los pacientes con síncopes vasovagales, la mayoría leves y sin precisar asistencia / EFE

Marta Alberca

Marta Alberca

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), lleva meses alertando de que a pesar de que en España las coberturas de inmunización son buenas, las tasas en adultos y grupos de riesgo podrían mejorarse. Tras la irrupción del coronavirus, y la llegada posterior de las vacunas, creció el movimiento antivacunas, y las dudas de si estas son seguras o no, y si pueden provocar algunas consecuencias como los síncopes. El Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones (Aepcav) acaba de publicar un informe sobre las posibles consecuencias tras la inoculación en jóvenes de entre 9-18 años de edad.

La primera conclusión que extraen es que “se acepta habitualmente como cierto” que los adolescentes sufren episodios de síncope, tras la administración de una vacuna o tras una extracción venosa, con mayor frecuencia que en otros grupos de edad. En el documento se registró el diagnóstico de síncope relacionado con la vacunación en 549 adolescentes. El 81 % de ellos se produjo antes de la vacunación, y solo en 70 casos después. De estos 70 síncopes, 59 (84 %) se produjeron inmediatamente después de la vacunación, mientras que los 11 restantes fueron atribuidos por el personal sanitario a una extracción venosa realizada después de la administración de la vacuna.

La incidencia por sexos fue similar (3,72 en mujeres/2,28 en varones). Por edades, la más elevada fue entre 9-12 años (4,58/10 000; IC95 % 3,24 a 6,29). En el tramo de 13-15 años la incidencia fue de 1,52/10 000; IC95 % 0,65 a 2,99 y entre 16-18 años fue de 2,10/ 10 000; IC95 % 1,12 a 3,59. La incidencia de síncopes tras extracción sanguínea fue de 16,33/10 000 extracciones. Por tanto, los síncopes fueron significativamente menos frecuentes tras la administración de vacunas que tras punciones venosas.

Riesgo de lesiones

Aunque no son peligrosos en sí mismos, sí pueden dar lugar a caídas que originen traumatismos de diversa índole. Incluso, recientemente se ha producido en Francia el fallecimiento de un adolescente tras un traumatismo craneal sufrido en el contexto de un síncope después de la administración de una vacuna. En el informe, se identificaron 12 lesiones producidas tras los síncopes, 11 de las cuales ocurrieron en la cabeza o en la cara, y fueron contusiones menores que no requirieron atención médica ni seguimiento. Solo en 1 paciente sufrió una contusión que tardó varios días en recuperarse.

Una enfermera vacuna a un niño.

Una enfermera vacuna a un niño. / EP

Vacunas del VPH

En los últimos años, en España, han destacado los expertos, se han realizado grandes avances en materia de inmunización. Entre las últimas novedades, destaca la inclusión de la inmunización frente al VRS en recién nacidos y bebés y la vacunación frente a rotavirus, al Virus del Papiloma Humano (VPH) en adolescentes varones. Sobre esta última, el estudio señala que aunque artículos previos han señalado una relación entre la vacuna VPH y síncope, en este informe no se ha comprobado que la vacunación de VPH se asocie a una mayor incidencia de síncopes.

Este virus, que afecta a hombres y mujeres, se contrae comúnmente a través del contacto sexual. Cerca del 80% de las personas sexualmente activas lo adquieren en algún momento de sus vidas, y en un 0.1 % de los casos, esta infección deriva en un tumor de cérvix. En este momento, en España, se está administrando una vacuna con nueve genotipos. Hasta hace unos años, han coexistido dos vacunas: una contenía dos genotipos (16 y 18) y la otra, cuatro genotipos (16,18,6, y 11).