Opinión | LA NEWSLETTER DEL DIRECTOR

Selectividad

El problema no es (sólo) la EvAU, sino el nivel con el que los estudiantes llegan a la Universidad: ese es el melón que hay que abrir

Más de 39.000 madrileños se examinan de la EvAU este año

Más de 39.000 madrileños se examinan de la EvAU este año / ALBA VIGARAY

Miles de chavales escenifican estos días su tránsito a la vida adulta que marca el examen de Selectividad, la prueba más injustamente temida que los estudiantes han de superar durante su etapa de formación. Hay mucho mito entorno a la EvAU, puesto que el 97% de los que la afrontan acaba aprobando con una nota superior a 6 y resulta mucho más decisiva la media obtenida en el Bachillerato.

De hecho, la polémica recurrente sobre los desequilibrados niveles de exigencia en unas comunidades autónomas u otras no deja de ser una anécdota. Si se engordan de forma artificial las notas, no es tanto por una Selectividad más o menos exigente, sino por la media que ha otorgado el instituto. 

Más del 40% de los 300.000 alumnos que estos días pisarán por primera vez la Universidad para hacer la prueba lo hacen con notas anormalmente altas: Canarias, Comunidad Valenciana, Andalucía y Aragón son las autonomías con más 8, 9 y 10 de media en Bachillerato, cuando luego sus alumnos obtienen un rendimiento peor que el del conjunto del país en la Selectividad.

Quizás sus profesores piensan que les hacen un favor porque podrán estudiar la carrera que anhelan, pero lo único que consiguen es engañar al alumno sobre su verdadera capacidad, provocando baños de realidad una vez en la Universidad: uno de cada nueve estudiantes abandonan los campus antes de tiempo, la mitad el primer curso. 

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, anunció este fin de semana que todas las comunidades gobernadas por su partido firmarán en breve un pacto para hacer una EvAU “común” que sea “justa y homogénea”, propuesta que siempre han rechazado el PSOE y los nacionalistas. Se trata de un plan de compleja implantación, ya que apenas el 50% de los contenidos de Bachillerato son comunes en toda España al fijarlos el Ministerio de Educación: el resto los deciden las autonomías.

Más útil resultaría, por ejemplo, equiparar los criterios de corrección, ya que en la actualidad los alumnos de Extremadura suspenden al llegar a la quinta falta de ortografía, mientras que en Baleares los primeros cinco errores no cuentan. Y ese es el verdadero melón que deberíamos abrir: el nivel con el que los estudiantes españoles llegan a la Universidad. Ya hemos dicho que uno de cada nueve lo deja antes de acabar, pero es que apenas el 38% finaliza la carrera en los años establecidos y con un año de retraso lo hace el 51%. O sea, muchos se eternizan en los campus. 

Esto comporta que la tasa de empleo en España de los jóvenes con educación superior sea muy inferior a la media europea y similar a la de los estudiantes que acabaron lo que aquí conocemos como Bachillerato. Una realidad tozuda que de forma periódica también nos recuerda el informe PISA.