Estas son las 10 claves de la nueva prueba de acceso a la universidad

Cambio en la nomenclatura

Una de las grandes novedades es que se recupera el nombre de PAU, que ya lo tuvo con la LOE en 2006. De esta manera, se deja de referirse a esta prueba de manera dispares como venía sucediendo desde 2017 cuando se empleaban diferentes nomenclaturas como EvAU, EBAU, Pevau… 

Importancia a la ortografía 

La corrección gramatical, ortográfica, la presentación y la coherencia van a suponer al menos un 10% de la nota en los ejercicios. "En aquellos ejercicios en los que las preguntas o tareas propuestas requieran la producción de textos por parte del alumnado, la valoración correspondiente a los aspectos contemplados en el apartado b) ( la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos, así como su presentación) no podrá ser inferior a un 10 por ciento de la calificación de la correspondiente pregunta o tarea. No obstante, la aplicación de estos parámetros podrá flexibilizarse en el caso del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo", dice el escrito.

Solo un modelo 

En años anteriores, todos las materias tenían dos opciones de examen y los alumnos tenían que escoger una de ellas. Pero ahora eso desaparece, por lo que habrá que estudiarse todo el temario, aunque habrá opciones: "En cada materia se hará entrega de un único modelo de ejercicio. Sin embargo, si se estima conveniente, en algunos apartados, se podrá incluir la posibilidad de elegir entre varias preguntas o tareas. Esta elección no podrá implicar en ningún caso la disminución del número de competencias específicas objeto de evaluación".

Cambio en las respuestas 

Al menos un 70% de las respuestas de cada ejercicio deberán ser semiconstruidas (contestaciones breves) o abiertas (las que más libertad permiten al estudiante), limitando al 30% el peso de las preguntas con respuestas cerradas (por ejemplo, un test o una cuestión a la que solo quepa responder una palabra concreta).

Uso de otros materiales

También se autoriza el "uso de documentos o herramientas auxiliares, tales como diccionarios, calculadoras, formularios o tablas" aunque serán las "comisiones organizadoras de la prueba establecerán los materiales de los que el alumnado podrá hacer uso, y, en su caso, el material que, en ningún caso, podrá ser utilizado".

Derecho a corrección 

El alumno tendrá derecho, si no está de acuerdo con la nota, a dos correcciones. La nota final será la media entre ambas salvo que exista una diferencia de dos o más puntos entre ambas. En ese caso el decreto establece que "un tribunal, formado por, al menos, dos correctores distintos a los anteriores, efectuará de oficio una tercera corrección. Ahora la calificación final es la media de las tres correcciones lo que si la nota inicial es muy baja supone un lastre para los alumnos.

Exámenes opcionales

En la fase optativa de la selectividad, los estudiantes podrán examinarse de una, dos o tres (o incluso cuatro, si se trata de un ejercicio de lengua extranjera) materias, en lugar de a un mínimo de dos como hasta ahora.

Exámenes obligatorias 

Los exámenes obligatorios seguirán siendo los mismos que este año: Lengua Castellana y literatura; Historia de España o Historia de la filosofía (a elegir); Lengua extranjera; la materia específica obligatoria correspondiente a la rama de bachillerato cursada, y en caso de haberla, Lengua cooficial y literatura.

Misma ponderación 

La nota seguirá computando un 40% para calcular la nota de acceso, y el otro 60% corresponde a la media obtenida durante el curso. En la fase general la máxima puntuación será de 10 y los estudiantes podrán sumar hasta 4 puntos más, en los exámenes optativos.  

Misma duración 

La duración de cada examen que seguirá siendo de 90 minutos. No cambia a pesar de que al principio Educación barajó ampliar el tiempo hasta los 105. Entre cada examen habrá un descanso de 30 minutos.