LA CRÓNICA DE BADAJOZ

Badajoz se queda sin pisos de alquiler para estudiantes: "Lo tienen difícil"

La oferta de viviendas en la ciudad disminuye y la demanda está al alza, al igual que los precios: «Están desorbitados. Una habitación que antes costaba 150 euros ahora vale 220», dicen las inmobiliarias

Dos jóvenes observando el escaparate de una inmboliaria en Badajoz, ayer por la tarde

Dos jóvenes observando el escaparate de una inmboliaria en Badajoz, ayer por la tarde / ANDRÉS RODRÍGUEZ

El mes de septiembre supone la vuelta de los alumnos a las clases en un nuevo curso en Badajoz, y la llegada de novatos al campus pacense de la Universidad de Extremadura. La mayoría de ellos, provenientes de otros municipios de la región, se hallan en una odisea en la búsqueda de encontrar una habitación de alquiler en la que vivir durante el curso académico. No solo es la escasa oferta. Mientras las viviendas disponibles para jóvenes universitarios disminuyen, los precios se alzan. La Asociación Española de Consumidores (Asescon) ha criticado esta semana las elevadas rentas que se encuentran los estudiantes. Aseguran que la situación del mercado complica «tremendamente» la búsqueda de los pisos y que las alternativas, las residencias, son «todavía más caras». De hecho, en Badajoz suponen en torno a 500 euros al mes, como mínimo. «Hemos recibido multitud de quejas por parte de los jóvenes y sus familias que se encuentran con situaciones complicadas de alquiler habida cuenta de la subida que está sufriendo el mercado», explican desde la Asescon. La asociación asegura que los precios de las viviendas son «desorbitados» y que en muchos casos «no cuentan con las condiciones mínimas de habitabilidad»

Los testimonios

Carmen Carmona es de Calamón y estudia, desde hace tres años, el Grado de Ciencias y Tecnología de los Alimentos en la Uex. En su caso, ha cambiado de piso dos veces. Este es un factor que, según Loft Inmobiliaria, es más común de lo que parece. «Normalmente, un estudiante que cursa 4 o 5 años la carrera suele cambiar unas dos o tres veces de piso». La razón, como señalan desde las inmobiliarias, son las condiciones mediocres de las viviendas y el precio.

El primer año que Carmen llegó a Badajoz para instalarse en el que fue su piso de estudiantes número uno fue «con prisas y urgencia». No encontraba vivienda y fue a finales de septiembre cuando se hizo el milagro, que después se convirtió en pesadilla. El piso, por la zona de Santa Marina, estaba en «muy malas condiciones»: los electrodomésticos estropeados, los enchufes no funcionaban, la ducha se inundaba y el suelo estaba rayado. La habitación, de la que Carmen logró «huir» unos meses después, le costaba 230 euros. «Una habitación que antes valía 150 euros ahora cuesta 220. Los precios están desorbitados», insisten desde Loft. 

Asimismo, desde la inmobiliaria de José Antonio Marín, con su mismo nombre, coinciden con el alza de costes: «Un piso de tres dormitorios antes estaba en 450, ahora gira en torno a 600 euros. La cifra ha subido una barbaridad». Actualmente, el metro cuadrado en Badajoz se sitúa a 7,4 euros, lo que supone una variación anual del 5,5%, según recoge la web de Idealista. 

En la búsqueda de Carmen por cambiar de vivienda, expresa haber encontrado otras incluso en peores condiciones. «Vi cosas en pésimas condiciones», cuenta.

Las inmobiliarias afirman que esta situación es bastante frecuente. El estado de los pisos suelen ser, como apuntan, bastante «mediocre». «Tristemente, son lo que son», señala José Antonio Marín. Por lo general, suelen estar amueblados con mobiliario «bastante antiguo». A eso le sumas el precio del alquiler que exigen y la balanza pierde el equilibrio. «Tiene que haber un contrapeso entre el precio que piden y el estado de la vivienda», añade Marín. 

Carmen logró encontrar una vivienda nueva en la que cohabita con dos compañeros. Ha renovado el contrato un año más. Desde que comenzó, en 2021, el propietario ha subido el precio del alquiler del inmueble progresivamente: «Empecé pagando 150, al año siguiente 175 y ahora pagamos 190». Una cifra que a Carmen no le importa abonar si como relata: «Es por comodidad».

Lo mismo le ocurre a Antonio Franganillo, de Almendralejo. Es estudiante de 22 años del Grado de Ingeniería Agrícola y, en su caso, lleva cuatro años en el mismo piso de estudiantes donde el casero ha tenido que hacer «muchos arreglos». «Nuestro piso no es muy nuevo. Hemos tenido problemas con los enchufes, los baños tienen moho y humedad... Este año nuestro casero está llevando a cabo arreglos. Ha sido por iniciativa suya y porque nosotros lo hemos pedido. Se ha dado cuenta de que si quiere competir con otros pisos, tiene que hacer reformas», señala Antonio.