CRUCEROS DE ANTAÑO (II)

‘Funchal’, el crucero portugués

Fue construido en los astilleros Elsinore, en la localidad de Helsingor, en Dinamarca, para una empresa portuguesa, la Compañía Insulana de Navegación, con el objeto de utilizarlo en la línea de Lisboa a las Azores y Madeira

El ‘Funchal’ en su última visita a Palma, en octubre de 2014, con los colores de Portuscale.

El ‘Funchal’ en su última visita a Palma, en octubre de 2014, con los colores de Portuscale. / MANUEL MORENO

Manuel R. Aguilera

El Funchal es un barco que fue construido como un buque de línea para utilizarlo en el servicio de Lisboa a las islas Azores y Madeira, y que con el tiempo se convirtió en un muy apreciado barco de cruceros. Hoy día, 63 años después, aún sigue a flote, aunque actualmente amarrado y fuera de servicio.

Efectivamente, el Funchal entró en servicio en octubre de 1961, es decir, está cerca de cumplir 63 años. Fue construido en los astilleros Elsinore, en la localidad de Helsingor, en Dinamarca, para una empresa portuguesa, la Compañía Insulana de Navegación, con el objeto de utilizarlo en la línea de Lisboa a las Azores y Madeira, línea que pronto se amplió a las islas Canarias. Sus dimensiones eran: 152,65 metros de eslora, 19,08 de manga y 9.824 toneladas de registro. Su propulsión era con turbinas de vapor que le dieron en pruebas una velocidad de 23 nudos, la capacidad era de 500 pasajeros distribuidos en cuatro clases: 80 en primera clase, 156 en clase turista A, 164 en turista B y 100 sin alojamiento, poseyendo el buque una cierta capacidad de carga, con algunos espacios refrigerados para el transporte de plátanos.

En estos primeros años fue además utilizado como buque de Estado para algunos desplazamientos del presidente portugués Rodrigues Tomás, como cuando fue en 1972 hasta Río de Janeiro para la conmemoración de los 150 años de independencia de Brasil, donde además transportó los restos mortales del rey Pedro, primer Emperador de Brasil.

El ‘Funchal’ entrando en el puerto de Palma en octubre del 2008.

El ‘Funchal’ entrando en el puerto de Palma en octubre del 2008. / MANUEL MORENO

En 1972, debido a los constantes problemas con las turbinas, fue enviado a Amsterdam, donde las sustituyeron por dos motores diesel y fue adaptado para la realización de cruceros, convirtiéndose en buque de clase única con capacidad para 465 pasajeros. A principios de 1973, el casco del Funchal, que hasta ese momento era de color oscuro, fue pintado de blanco.

En 1974 la compañía Insulana se unió a las compañías Colonial y Nacional para formar Compañía Portuguesa de Transportes Marítimos, de titularidad estatal, y el Funchal pasó a esta. A partir de 1976 se dedicó exclusivamente a los cruceros, en ocasiones fletado a la firma sueca Fritidskryss.

En 1985 el gobierno portugués decidió suprimir la compañía y el buque fue subastado, siendo adquirido por Georgios Potamianos, miembro de una antigua familia de armadores griegos, pasando a la empresa Great Warwick Inc. Esta compañía era el resultado de un acuerdo de intereses entre la familia Potamianos y la familia sueca Fritidskryss, siendo gestionado por Arcalia Shipping y operado por la naviera de nueva creación Classic International Cruises.

En el año 1996 Fritidskryss se retira de la unión, quedando enteramente en poder de Potamianos, iniciándose al año siguiente una reforma para adaptarlo a la nueva normativa de seguridad (SOLAS), y pasó a tener la chimenea blanca con un globo terráqueo que contiene una carabela portuguesa y la torre de Belém lisboeta, símbolo de Classic International Cruises.

En 2011 se inicia una nueva reforma, pero al año siguiente Potamianos fallece y poco después se liquida Classic International Cruises, quedando el barco amarrado en Lisboa.

En el año 2013 se hace con el buque el empresario hotelero Rui Alegre y se inicia una nueva renovación en el astillero Naval Rocha, en Lisboa, en el transcurso de la cual el casco se vuelve a pintar de oscuro, iniciando una nueva etapa para Cruises Portuscale. Pero duró poco, dado que a principios del año 2015 volvió a quedar amarrado, iniciándose una etapa de incertidumbre. En el año 2018 hubo una subasta, quedándoselo en principio empresarios británicos, pero la cosa finalmente no cuajó debido a la falta de pago. Posteriormente en el año 2020 y en otra subasta lo compró el multimillonario Brock Pierce con la idea de convertir el buque en hotel, pero la reforma va muy lenta y nada ha cristalizado realmente, y el barco sigue amarrado en Lisboa con la incertidumbre de cuál será su futuro.

Hay que decir que el buque no ha cambiado de nombre nunca y, excepto cuando fue gestionado por Arcalia Shipping, que fue de bandera panameña, siempre ha enarbolado la de Portugal. Aunque ha sufrido diferentes reformas, estas nunca han afectado excesivamente al aspecto exterior, si acaso lo más llamativo es la ampliación y cubrimiento de una zona de la cubierta en la parte de popa en 1993. A bordo aún se conservan reminiscencias de su época de línea regular, como una espectacular escalera de caracol y sus dos comedores (Lisboa y Coímbra). Además, con su capacidad de tan solo 467 pasajeros en 212 camarotes, es un auténtico contrapunto a los masificados y despersonalizados megacruceros que se construyen hoy día.

Su relación con Palma se remonta al 15 de agosto del 1967, fecha en que realizó su primera escala dentro del primer crucero que realizaba por el Mediterráneo, que tenía el siguiente recorrido: Lisboa, Nápoles, Génova, Cannes, Palma, Gibraltar y vuelta a Lisboa. Por cierto, coincidió en el puerto ese día con otros dos buques históricos, el Anna C y el Australis.

Desde entonces ha visitado la Bahía de Palma en 40 ocasiones durante todos estos años, la última el 20 de octubre de 2014, con los colores de Portuscale y curiosamente con el casco pintado de oscuro, igual que en su primera visita. El resto de las escalas las ha hecho con el casco pintado de blanco. Es muy probable que este precioso barco no visite nunca más la isla, pero la esperanza es lo último que se pierde, aunque las perspectivas sean mínimas.

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