IGLESIA

Un excura catalán se enfrenta a 48 años de prisión por estafar a siete ancianas y dos congregaciones

David Vargas, que se hacía pasar por religioso tras ser expulsado del sacerdocio, también acusado de hurto, extorsión, apropiación indebida y tenencia de una pistola

El excura David Vargas oficiando misa.

El excura David Vargas oficiando misa. / EPC

"Presión psicológica y amedrentadora", "estado de terror" y "plan maquiavélico". Estas tres frases son algunas de las que utiliza la Fiscalía de Barcelona para definir la actuación del excura catalán David Vargas, acusado de estafar, al menos, a siete feligresas de avanzada edad a las que engañaba para quedarse con sus bienes, propiedades y dinero. Además, se le imputa haber timado a las congregaciones de las Carmelitas Descalzas y los Hijos de la Sagrada Familia. La acusación pública reclama un total de 48 años de cárcel al exreligoso, que fue rector de la parroquia de Sant Vicenç de Castellet (Bages) y fue expulsado del sacerdocio en noviembre de 2013, según el escrito al que ha tenido acceso El Periódico, del mismo grupo editorial que este diario.

La fiscalía no solo acusa a Vargas, sino también a otras tres personas que supuestamente colaboraron en sus maniobras, entre ellos otro religioso. Al antiguo sacerdote se le atribuyen una ristra de delitos: estafa, hurto, extorsión, apropiación indebida y tenencia ilícita de armas, pues poseía una pistola. No es la primera vez que el expárroco tiene problemas con la justicia. En junio de 2023, el Tribunal Supremo confirmó la condena de tres años de prisión por simular una boda entre una octogenaria y su pareja cuando el hombre ya había fallecido, con el objetivo de hurtar la herencia a la familia del difunto.

La acusación sostiene que Vargas sumía a sus víctimas a una presión "amedrentadora" y a un "estado de terror"

El fiscal plasma de forma minuciosa cómo el acusado embaucó a ancianas "fingiendo" seguir en el sacerdocio, a pesar de haber sido expulsado. Vestía el hábito y, según la acusación, se aprovechaba de las víctimas. En una ocasión, aprovechando la muerte del marido de una de ellas, se presentó como "su fiel amigo" para ganarse su confianza y enriquecerse a su costa. En algunos casos, las aislaba y las enfrentaba con su familia o las asistentas que la cuidaban.

Cuadros, joyas y brillantes

A una de las víctimas le hizo creer que Hacienda la había denunciado y que un policía la vigilaba, al tiempo que le prometió que lo arreglaría con sobornos. Tanta "angustia y preocupación" provocó en la mujer que esta acabó entregándole cuadros de pintores reconocidos, joyas y brillantes para que los vendiera, así como dinero en metálico. También la obligó a contratar una renta vitalicia de 100.000 euros en caso de muerte. El acusado, incide la fiscalía, llegó a internar en residencias a algunas de sus víctimas para que sus bienes quedaran en sus manos.

Pero el acusado no solo engañaba a ancianas: presuntamente también se apoderó, con la colaboración de un religioso carmelita, de libros antiguos, eclesiásticos, de canto coral y reliquias de una parroquia de Barcelona. Este material fue recuperado en la casa de David Vargas y en un trastero. Algunos volúmenes, sin embargo, fueron destinados a la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia como pertenecientes al entorno de Josep Manyanet, su fundador. Algunos libros eran incunables, primeras ediciones de los siglos XVII y XVIII.

Restos falsos del padre Manyanet

Por otro lado, la fiscalía implica también a Vargas en una estafa a la misma congregación, a la que le vendió objetos y documentos que, tanto él como otra acusada, M. M. P. Q., decían que habían pertenecido al padre Manyanet, cuando, en realidad, su explicación histórica "era totalmente inventada". La imputada, según esta versión, era la que hacía escritos con letra ornamental y, tras ello, los envejecía. Hasta tal punto se ganaron la confianza de los religiosos que estos habilitaron un museo en la ciudad natal del santo donde se albergaron 596 piezas que se exhibían con la convicción de que eran auténticos.

El exreligioso vendió a una congregación restos de su fundador cuando en realidad eran cenizas de otra persona

Hasta tan punto llegó la osadía de Vargas y M. M. P. Q, "con manifiesto desprecio por la memoria de los muertos", según el fiscal, que "urdieron" una trama para vender por 8.000 euros a dicha congregación unos supuestos restos de su fundador, el padre Manyanet, cuando en realidad en la urna, que dijeron falsamente que era obra del arquitecto Antoni Gaudí, había cenizas recogidas por el excura procedentes de una incineración. Estas cenizas llegaron a ser veneradas en la capilla de su sede principal. Asimismo, el exreligioso acusado y el otro sacerdote imputado convencieron a la priora de la orden de las Carmelitas Descanzas para que les entregara 17.180 euros asegurando que un amigo estaba perseguido por la mafia.