La crítica de Monegal: ¿Cuánto vale un dedo de la Pantoja?

Anunció este fin de semana Emma García, la presentadora del programa ‘Fiesta’ (T-5), que iban a ofrecernos una gran entrevista en exclusiva con Julián Muñoz. Fueron apenas tres o cuatro preguntas, un minuto de televisión, pero suficientes, eso sí, para que viésemos el estado físico en que se encuentra.

De frágil apariencia, tremendamente demacrado a causa del cáncer que le ha sobrevenido, apoyándose siempre en alguien para poder caminar, contaron que a la pregunta, "¿cómo estás, Julián?" contestó "con fecha de caducidad". El resto fue una conversación relámpago que acabó enseguida porque Muñoz, muy cansado, señaló: "No voy a hablar más, tú me perdonarás". Ha sido, en efecto, una entrevista ‘flash’. Quizá buscaban impresionarnos mostrándonos su aspecto actual. En este sentido lo han conseguido. Hemos visto a un Julián Muñoz consumido, macilento, quebrantado...

Poco después de este triste retrato existencial, Emma García, cambiando de registro, anunció en tono vibrante: "¡Y ahora nos vamos a meter en el joyero de Isabel Pantoja!". ¡Ah! Y con la ayuda de un gemólogo se pusieron a analizar las joyas que lucía la Pantoja en una selección de fotos variadas. El famoso cordón grueso, por ejemplo, con cabeza de Cristo colgando, de oro puro, que siempre llevaba Paquirri colgado de su cuello, ese del que dijo Bárbara Rey hace dos semanas, en ‘Lazos de sangre’ (TVE1) que en sus momentos de intimidad con el torero tenía que ir con cuidado, porque "con el vaivén te podía dejar sin dientes". También repasaron los pendientes de oro y turquesas que según señalaron eran de la radiofonista Encarna Sánchez. Y a cada pieza analizada añadían su valor de mercado: 7.000, 8.000, 12.500 euros, y así mucho rato. Pero la gran pieza fue el anillo que lució la Pantoja el día de su boda, junto a la alianza de Cartier, una joya prodigiosa. Emma, deslumbrada, preguntó: "¿Y cuánto vale este dedo de la Pantoja?". Y el gemólogo respondió que si los diamantes eran de dos kilates, el dedo valía tranquilamente 40.000 euros, por lo bajo.

¡Ah! Qué contraste les salió en una misma tarde dominical. Las rutilantes y carísimas joyas de la Pantoja, combinadas con el depauperado y quebrado semblante de aquel que fue llamado su ‘Cachuli’, cuando iban ambos cabalgando por el Ayuntamiento de Marbella, como si fuera su pradera particular.