ORGULLO LGTBI

Dios es amor (y punto)

Las principales religiones debaten ya sobre cómo afrontar el nuevo papel que los distintos credos deben jugar para acercar a los hasta ahora discriminados miembros del colectivo LGTBIQ+ a sus respectivas iglesias

Dios es amor (y punto)

Dios es amor (y punto) / LA PROVINCIA

Miguel Ayala

"¿Cómo es posible quehombres y mujeres creyentes, bautizados en Cristo y miembros de la Iglesia, sufran en algunos ambientes comunitarios cristianos algún tipo de exclusión real debido a su identidad?". Con esta pregunta arranca en el último número de la revista católica Vida Nueva el artículo firmado por el sacerdote tinerfeño Cristóbal Rodríguez Hernández, quien acaba de defender su tesis doctoral en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, de los jesuitas, titulada '¿Cristianos de segunda categoría?' Presencia de los creyentes LGTB en la Iglesia: acompañamientos e itinerarios de vida cristiana. Esa misma reflexión está actualmente sobre la mesa en el seno de distintos credos donde tratan de poner solución e incluso de buscar un modo de resarcir la criminalización con la cual se ha tratado siempre a los miembros del colectivo LGTBIQ+.

"El papel lo aguanta todo", repiten los consultados para elaborar este reportaje, quienes insisten sin embargo que en la práctica "a día de hoy, ni en las religiones ni en sus templos, se rechaza o impide el acceso a nadie por su condición sexual", explica un especialista en teología que, no obstante, pide no ser identificado "porque este tema, y sobre todo criticar las distintas posturas, continúa generando malestar y no quiero problemas", admite sobre un asunto que incluso ha provocado el pronunciamiento de Naciones Unidas.

"La libertad de culto termina donde comienzan los derechos LGBTIQ+", concluía en 2023 un nuevo informe de dicha institución sobre el derecho de libertad de culto y de creencias y su influencia en el desarrollo del colectivo. El duro documento pide a los gobiernos que "amenacen y castiguen a los dirigentes y organizaciones religiosas que no cumplan a raja tabla con la ortodoxia LGBTIQ+", o lo que es lo mismo, cualquier opción o condición sexual está en materia de obtención y respeto de sus derechos por encima de culto a cualquier deidad o tradición.

"Es que en el planeta existen 270 países donde aún se condena la homosexualidad", recuerda por su parte el profesor canario Pedro J. Bolaños, uno de los miembros del grupo Pastoral de la Diversidad en Canarias (Padis Canarias) nacido con el fin de "tender puentes" entre la iglesia católica y gays, lesbianas, trasexuales, bisexuales, intersexuales y queer. "Somos personas cristianas, entre las cuales hay tanto representantes LGTBIQ+ como heterosexuales".

Bolaños habla de "la importancia" que tendría el encuentro de ambas partes "en la mitad" de ese puente antes mencionado. "Y que se dialogue e incluso que se asuman responsabilidades y se pida perdón si hubiera que pedirse".

Que en la sociedad española entre el 10 y el 20% de sus 48 millones de habitantes se declare homosexual, lo que suondría alrededor de entre 8 y 5 millones de personas, y según datos del Barómetro del CIS de 2021 un 46,1% de los españoles entre 18 y 24 años diga ser católico, a lo cual se puede añadir que la suma de islámicos, protestantes y ortodoxos es de alrededor del 2,4% (además de otros grupos, como judíos, budistas, bahaís o mormones), refleja que el asunto afecta a una ‘minora’ bastante mayoritaria: cerca de tres millones de españoles.

Pero no todos están enfrentados con sus credos incluso siendo miembros del colectivo LGTBIQ+ , algo que en ocasiones confude al ser completamente contrarias a sus derechos los discursos de sectores de sus respectivas religiones.

"En Las Palmas vivo con naturalidad mi orientación sexual como un participante más de la mezquita, aunque tampoco me exhibo ni presumo, pero cuando voy a Marruecos a vistar a mi familia la situación es muy distinta", asegura S. M., un chico de 34 años de Esaaouira. "Me crié en un entorno muy muy religioso y hasta que no llegué a España no lo demostraba aunque es cierto que en la mezquita jamás me he atrevido a decir cláramente nada pero quienes lo supieron se alejaron de mi bastante rápido", añade no sin antes reconocer "la ayuda" que algunas familias musulmanas, cuando llegó en patera al Archipiélago durante las crisis de los cayucos de 2006, "me dieron ayuda y cobijo a pesarde que se enteraron de que yo era gay".

Además de la católica, musulmana, anglicana y judía, en España están presentes credos cada vez menos minoritarios donde el asunto de la homosexualidad se entiende de diferentes maneras. Algunos afectados ya han denunciado públicamente el escarnio y maltraro que sufren los miembros LGTBIQ+ en las iglesias evangélicas, muy arraigadas a la tradición más conservadora, donde se castiga y rechazan a hombres mujeres y demás miembros de la comunidad LGTBIQ+. De "radicales" califica incluso el especialista en teología antes mencionados a estos grupos "a pesar de que también los hay más tolerantes; muy pocos pero existen".

La religión bahai o la soka gakai, una derivación japonesa del budismo tradicional, tampoco es del todo receptiva hacia gais, lesbianas, trasexuales, bisexuales, intersexuales y queer.

"Otra situación bien distinta parece que sucede en la santería, donde habitualmente hay responsables religiosos abiertamente homosexuales sin que eso suponga problema alguno", añade.

A este contexto y el rechazo que históricamente provoca por lo general entre los miembros LGTBIQ+ su relación con las distintas religiones habría que añadir las campañas exaltadas que con la excusa de ser bendecidas desde los púlpitos acaban calando como ciertas entre sus feligreses.

Uno de los casos más graves y a la vez disparatados lo protagonizaron en 2001, a raíz de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York, los reverendos cristianos evangélicos Jerry Falwell y Pat Robertson, conservadores radicales, que declararon en la televisión estadounidense que "un Dios enojado" había permitido que los terroristas tuvieran éxito en su misión mortal porque Estados Unidos "se había convertido en una nación de aborto, homosexualidad, escuelas y tribunales seculares y la unión estadounidense de libertades civiles".

Grupos y comentaristas liberales denunciaron semejantes declaraciones, al igual que el presidente Bush, que contaba entonces con el apoyo político de los dos predicadores y se vio obligado a, en boca de un portavoz de la Casa Blanca, Ken Lisaius, declarar que "no comparte esa opinión y cree que esas declaraciones son inapropiadas".

Sin embargo, los comentarios de Falwell y Robertson se basaron en una teología familiar y aceptada por muchos cristianos evangélicos conservadores, que creen que la Biblia enseña que Dios retira la protección de las naciones que violan su voluntad.

Ese binomio política religión se repite también entre diversas confesiones y dirigentes o siglas políticas en distintos países. Hugo Chavez, por ejemplo, frenó determinadas iniciativas para no tener en contra a los miembros de las iglesias evangélicas de Venezuela "y el Sha de Persia no se atrevió a ser más laxo con el tema de la homosexualidad por no enfrentarse a la todopoderosa facción chiíta del país", añade el especialista.

En el caso de España, los miembros del colectivo LGTBIQ+ vieron también cómo la iglesia Católica se posicionaba literalmente en las calles junto al Partido Popular para en 2005 impedir que se aprobara la ley de matrimonio igualitario.

"Es evidente que en cualquier religión hay personas de distintas preferencias políticas que van a acabar votando a aquel que defienda sus tradiciones y credos pero es cierto que entramos entonces en un juego bastante complicado que deriva, como mínimo, en situaciones inncesarias que generan un discurso que no nos representa", afirma otro religioso grancanario.

Menciona como ejempo aquella carta del obispo de Canarias, Francisco Cases, diciendo que la actuación en 2017 de Borja Casillas en la Gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria le generó "el día más triste" de su vida. "Completamente innecesario", añade el religioso consultado.

Y hablar de Borja y religión es sacar a relucir la "minoritaria", dice otro consulado, representación de los "muy ruidosos" integrantes de la Asociación de Abogados Cristianos de España que llevaron a los tribunales al joven artista canario quien, para colmo de todos los males, resultó ser –es– profesor de Religión y homosexual.

"El objeto de nuestro estudio son hombres y mujeres bautizados que, con unas características propias y sin mediar pecado alguno o falta grave, ‘de facto’ están al margen de la comunidad cristiana. El carácter de marginalidad no es una elección que las personas LGTB hayan hecho en un discernimiento maduro de conciencia en el contexto de la comunidad. Se trata", afirma en su tesis el sacerdote canario Cristóbal Rodríguez Hernández, "en la mayoría de los casos, de una interpretación estrecha de las indicaciones dadas por la Iglesia o, simplemente, un no hacer motivado por el miedo de algunos pastores o agentes de pastoral".

"Esta exclusión, además, es real. Basta con acercarnos a los sitios web de algunas asociaciones, como la alemana LSVD o la estadounidense New Ways Ministry para encontrar pruebas de ello", prosigue disertando el tinerfeño.

"En la primera podemos seguir la amplia denuncia y consiguiente reelaboración de la legislación laboral de la Iglesia en Alemania. En la segunda, podemos encontrar un amplio listado de personas que han perdido su puesto de trabajo por hacer pública su condición", un argumento que coincide bastante con la iniciativa que "sin ánimo de llamar en absoluto la atención", explica Pedro J. Bolaños, miembro de Pastoral de la diversidad en Canarias (Padis Canarias), desarrolla este grupo "desde el reconocimiento humilde de nuestra pequeñez", según se presentan ellos mismo.

"Nos lanzamos a ofrecer un espacio eclesial amable, plural y diverso que facilite el conocimiento y la reflexión sobre la realidad LGTBI y la acogida y el acompañamiento pastoral a las personas que viven su experiencia creyente desde una sexualidad diversa", añaden sobre la creación y los fundamentos de este colectivo al cual se puede conocer por sus vídeos en You Tube a través de la cuenta @pariscanarias o el correo electrónico padiscanarias@gmail.com A su llamada se apuntaron religiosas que trabajan en el mundo de la exclusión; laicos y laicas sensibles a esta realidad y en unos años, con el freno que supuso en todo el planeta la pandemia del covid 19, se plantean "soluciones y acercamientos".

Cuentan que han sido unos años "de lecturas, debates y escucha atenta de voces que nos interpelan", añaden con la seguridad de que "se debe encontrar ese punto medio en el puente", referencia que se debe al libro Tender un puente, del sacerdote James Martin, que sitúa al lector ante los pilares del gran puente entre la fe y la vivencia religiosa, más allá de la diversidad y libertad sexual.

"El primero de los desafíos a la hora de plantear una forma de acompañamiento específico", escribe Rodríguez Hernández en Nueva Vida, "es demostrar que la persona LGTBIQ+ no difiere de la de otro bautizado. Simplemente, tiene una serie de característica que la hagan propia, y que se deben tener en cuenta a la hora de discernir y establecer un proceso de crecimiento espiritual".

El sacerdote también recomienda que en el acercamiento desde la teología espiritual al fenómeno de las personas LGTB, uno de los primeros desafíos es legitimar el estatuto de la experiencia el de, con unas características y configuración que les son propias.

Si por propia entendemos tradición, también la revisión de determinadas celebraciones de inspiración religiosa, como es el caso de romerías, pueden generar controversia "sin que uno lo pretenda", reconoce el influencer grancanario Tazarte, alter ego de Jesús Santana, quien vio cómo se generaba ante sus más de 260.000 seguidores de su cuenta de Instagram una oleada de críticas homófobas por el hecho de haber acudido a la Romería de San Antonio, en Moya (Gran Canaria), vestido de romero pero llevando plataformas.

"Una tradición que no es flexible no permite que todos existamos en ella porque tienen orígenes donde no había representación. Hay que huir del amor ciego a las tradiciones", dice el joven queer, "y cuestionarlas y moldearlas para mantener lo mejor de ellas y adaptarlas a lo mejor del presente. La reimaginacion y reinvencion no pretende opacar o eliminar las versiones más puristas, ambas pueden y deben convivir".

"No me considero una persona muy espiritual pero la espiritualidad es un proceso personal. La religión", concluye, "debería servirnos para convertirnos en mejores personas y que su práctica sirva para unirnos y no para crear diferencias entre unos y otros".