LITERATURA

Cómo perder el miedo a los clásicos: "El 'Quijote' es un antecedente de Mortadelo y Filemón y enormemente divertido"

"Tenemos que convencer a la gente de que es bueno leer el 'Quijote' no porque sea importante sino porque es realmente divertido", dice el editor Jordi Martí Garcés, responsable de la colección 'Clásicos Liberados' de Blackie Books

El ‘Quijote’ es, junto con la ‘Odisea’, la ‘Ilíada’ y el ‘Génesis’, uno de los cuatro títulos a los que la colección que dirige Martí Garcés.

El ‘Quijote’ es, junto con la ‘Odisea’, la ‘Ilíada’ y el ‘Génesis’, uno de los cuatro títulos a los que la colección que dirige Martí Garcés. / Andrea Zúñiga

“Ni el ‘Quijote’ ni prácticamente ninguna otra obra de esa época se pueden poner en manos de los jóvenes de hoy”, aseguraba en sus últimos años el filólogo, académico de la Real Academia Española y experto cervantista Francisco Rico, fallecido el pasado 27 de abril. La opinión del eminente filólogo barcelonés no pretendía ser tanto un comentario sobre las cualidades de la novela de Cervantes (y, en particular, sobre la accesibilidad del texto 420 años después de su primera publicación) como una crítica a los estragos que “la cultura del mercado” ha causado, a su juicio, en la educación de unos jóvenes que “solo han leído textos de cinco líneas”.

En cualquier caso, esa visión del ‘Quijote’ como una muestra de alta cultura que por su naturaleza exigente queda fuera del alcance de la comprensión de la juventud contemporánea es precisamente el prejuicio que la colección ‘Clásicos Liberados’, que la editorial Blackie Books puso en marcha hace cuatro años, trata de combatir. “En España, y en el ámbito latino en general, a la hora de abordar los libros considerados clásicos, nos ponemos serios, hablamos en voz grave y discutimos sobre si tal o cual edición es suficientemente respetuosa; simulamos que todo es sumamente importante y difícil, y eso les hace mucho daño a las obras”, sostiene el editor Jordi Martí Garcés, responsable de ‘Clásicos Liberados’. Y añade con sorna: “Francisco Rico hizo cinco ediciones diferentes del ‘Quijote’ cambiando una coma de sitio y cada vez nos hizo creer que era una aportación fundamental”.

La utilidad del placer

El ‘Quijote’ es, junto con la ‘Odisea’, la ‘Ilíada’ y el ‘Génesis’, uno de los cuatro títulos a los que la colección que dirige Martí Garcés ha dispensado hasta la fecha su particular tratamiento ‘liberador’, que consiste en anclar las obras a la actualidad a través de citas contemporáneas, informaciones de contexto y numerosos vínculos con la cultura pop. “La idea que queremos transmitir es que la lectura de estos libros no es que sea importante, que por supuesto lo es, sino que es divertidísima y fuente de placer -subraya el editor-. Cualquier cosa que te produzca placer ya es útil de por sí. Y si esa cosa es algo que ha reportado placer a la humanidad entera durante cientos de años, pues entonces estamos ante algo especialmente importante”.

La escritora Laura Fernández (cuyo último libro publicado es la colección de relatos ‘Damas, caballeros y planetas’) aporta otra clave a la hora de explicar la importancia de leer un clásico como el ‘Quijote’. “Los clásicos son siempre obras irreverentes que en su tiempo han supuesto una ruptura, se han escapado a la norma, y por eso se han convertido en algo especial, algo único. Leerlos nos sirve para recordar que hubo un momento en el que esas cosas se hicieron por primera vez”. En el caso del ‘Quijote’, apunta, “el despliegue de genio es tan desmesurado que ahí se crea la novela como artefacto literario. Todo lo que ha venido después estaba ya contenido en ese libro. Solo tienes que leer el ‘Quijote’ y fijarte en el año en el que se publicó para darte cuenta de que no hemos cambiado nada. Es una brújula que nos dice dónde estábamos y donde estamos, cómo eramos y cómo somos”.

Una cierta preparación

Sin compartir la mirada desdeñosa de Francisco Rico hacia el estado de la educación actual, Fernández sí coincide con el académico recientemente desaparecido en que la lectura de un libro como el ‘Quijote’ requiere una cierta preparación. “Uno no va a disfrutar de un clásico si no sabe un poco de qué va el juego y tiene ya horas de vuelo lector. Si yo no hubiera leído el ‘Quijote’ a los 30 y tantos, que es cuando lo leí, no me habría servido tanto como me sirvió. También es importante ser la clase de persona que se admira ante algo bien hecho. Si no se dan esas condiciones, entonces sí pueden aparecer esas reacciones un poco incomprensibles que consideran que los clásicos son libros repelentes”.

Jordi Martí Garcés insiste en que la fórmula para vencer esos recelos no consiste en revisar el canon literario, sino en cambiar la manera en que nos aproximamos a ese canon. “Por la parte que me toca, creo que los editores no lo han hecho demasiado bien hasta ahora. Esas ediciones académicas, llenas de notas y estéticamente feas han acabado com el ‘sex-appeal’ de los clásicos -dice-. Y en la escuela, lo mismo. No se explica que el ‘Quijote’ es un antecedente de Mortadelo y Filemón y es enormemente divertido. Ni que el verso homérico se parecía al hip-hop. Nosotros hemos vendido ya más de 30.000 ‘odiseas’, que es más de lo que han vendido todas las otras ediciones de la ‘Odisea’ de los últimos 10 años juntas. Eso te demuestra que el pobre Homero no tenía la culpa. Pero, claro, si insistes en revestir los libros con un manto sagrado puedes conseguir que la gente le coja manía a cualquier cosa”.