FESTIVAL EN MADRID

Pearl Jam demuestra el poder que sigue teniendo el rock en la segunda jornada del Mad Cool

El brillo de los grandes rockeros no desmereció los impecables conciertos de otros nombres destacados del día: Michael Kinawoka, Bomba Estéreo o los imparables Lawrence

El cantante del grupo estadounidense Pearl Jam, Eddie Vedder, durante su actuación hoy jueves en el Festival Mad Cool de Madrid.

El cantante del grupo estadounidense Pearl Jam, Eddie Vedder, durante su actuación hoy jueves en el Festival Mad Cool de Madrid. / EFE / Kiko Huesca

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"De verdad sois un público increíble, difícilmente vamos a olvidar lo que ha ocurrido aquí esta noche. Deberíais aplaudiros a vosotros mismos", decía Eddie Vedder en su segunda salida al escenario, para hacer un bis. Llevaban casi dos horas tocando. Los grandes supervivientes de aquella camada que en los 90 irrumpieron en la música llevaban sin actuar en Madrid desde que en 2018 lo hiciese en este mismo festival, el Mad Cool, en otro recinto -entonces en Valdebebas, esta vez en Villaverde-. Sin embargo, las críticas podrían ser las mismas: Pearl Jam es un grupo que se entrega al público en cada concierto y al que es difícil no ponerle superlativos para describir lo que hacen encima de un escenario.

Los dueños del Mad cool este jueves fueron sin duda ellos. Los de Eddie Vedder se sintieron a gusto y se entregaron a una público un tanto variopinto en el que en cualquier caso no fallaba tirar de estereotipo: hombres heterosexuales -con camisetas del grupo- peinando canas bien entrados en los 40. Da lo mismo. Los de Seattle, 30 años después de conquistar el mundo con sus guitarras sucias, sus letras atormentadas y la rabia de la adolescencia concentrada en la inimitable voz de su frontman, siguen demostrando que para dar un buen concierto lo único que hace falta es tocar buena música. Más viejos, menos rabiosos, menos reivindicativos, sin sus características melenas y sin tantas carreras por el escenario, pero con la misma calidad y entrega. Sólo rock y nada más que rock: un puñado de buenas canciones, un grupo en su mejor momento interpretativo y muchas ganas de pasárselo bien encima del escenario.

Tal y como ocurrió en los dos conciertos que dieron hace unos días en el Palau Sant Jordi de Barcelona, Eddie Vedder trató, durante todo el concierto, de hablar en español y para hacerlo quiso apoyarse en un texto escrito, que alejaba para poder leerlo bien, y aunque hizo numerosos intentos, no se le terminó de entender del todo. "Gracias por venir a un concierto de amigos", decía al arrancar. Fue presentando a los músicos, tuvo menciones y agradecimientos al actor Javier Bardem y a Miguel Ríos, que al parecer estaba en el concierto (no pasó por el escenario).

El de Pearl Jam fue un concierto de dos horas muy lejano del slot típico de festival. Son conocidos por no repetir el mismo orden de canciones en sus conciertos. No lo hicieron en sus dos fechas en Barcelona y tampoco en Madrid: en este concierto eligieron hacer una buena cantidad de temas de su último disco, Dark Matter, publicado el pasado mes de abril, que fueron salpicando con algunos de sus temas clásicos (también estuvo bien representado su primer disco, Ten, que ya ha cumplido la friolera de 30 años): Lukin, Cordury, Why go, Elderly woman behind the counter in a smal town, Given to fly, Scared of Fear, React, Respond, Wreckage, Daughter, Dark Matter, Even Flow, Upper Hand, Unthought known, Black, Running y Porch. En el bis añadieron Better Man, Do the evolution, Alive, el homenaje a su mentor Neil Young con su Rockin' in a free wold y Yellow Ledbetter, con la que se despidieron.

Que 20 años no es nada

No 30, sino 20, tiene el disco que lanzó a Keane al estrellato, con su pop políticamente correcto que gusta a todo el mundo y en el cartel de la segunda jornada del Mad Cool de este año, eran el otro gran grupo para nostálgicos. Con su pop melancólico bien ejecutado para todos los públicos, Keane contentó a las decenas de miles de personas congregadas bajo el sol para escucharles. Venían de tocar en Sevilla y Málaga, y aunque aquí hicieron un set más reducido, repitieron algunas de las canciones interpretadas, entre las que, por supuesto, no faltaron sus grandes éxitos: Somewhere Only We Know, que ahora ha vuelto a la vida gracias a TikTok, o Everybody's changing.

https://www.epe.es/es/cultura/20240708/imprescindibles-mad-cool-nia-archives-bomba-estereo-larkin-poe-avril-lavigne-merino-depresion-sonora-janelle-monae-alvvays-blessed-madonna-michael-kiwanuka-105344352

Bajo un sol de justicia se entregó uno de los grandes nombres de la tarde, y de los conciertos más esperados, el del londinense Michael Kiwanuka, que varias horas antes que Pearl Jam subía a su impresionante banda al escenario princinpal del festival a demostrar por qué se le considera uno de los mejores exponentes del soul actual. Cantante carismático con una voz sensible y personal, construye canciones en las que las letras tienen un gran protagonismo, con una música que oscila entre el pop y la música negra con un ropaje sonoro que les añade, además, una atmósfera de melancolía permanente, con ecos del pasado -por momentos algunas de sus canciones recuerdan a Marvin Gaye- que sin embargo no suena a viejo.

El cantante británico Michael Samuel Kiwanuka durante su actuación hoy jueves en el Festival Mad Cool de Madrid.

El cantante británico Michael Samuel Kiwanuka durante su actuación hoy jueves en el Festival Mad Cool de Madrid. / EFE/Kiko Huesca

Kiwanuka tiene uno de los mejores directos actuales, aunque en el Mad Cool se perdían algunos detalles que en un espacio mejor dotado para la música -con mejor acústica- se perciben mejor. Tiene una voz rota, que añade una emoción especial a las canciones, que en un escenario al aire libre cuesta un poco percibir. La banda de Kiwanuka repasó sus trabajos discográficos, arrancando con Hard to say goodbye, You ain't the problem, Rolling y Father's child, para llegar a uno de sus grandes temas, Black man in a white world.

Casi sin hablar entre canciones, seguiría con Rule the world, Hero, cuyos acordes de introducción prendieron a muchos de los fans de Pearl Jam que ya ocupaban un lugar bajo el sol abrasador de las ocho de la tarde (probablemente porque les acercaron a Nirvana), Floating Parade -una canción que aún no ha grabado pero viene tocando ya en los conciertos de este verano-, Light, Ode to you, Final days, Solid ground, y las especialmente coreadas Home again, Cold little heart -cuya inclusión en la banda sonora de la serie de Nicole Kidman y Reese Witherspoon Big Little Lies le puso en órbita- y Love and hate, con la que cerró.

Grandes momentos para el baile

Aunque hubo mucho y muy variado, los dos conciertos para bailar del jueves fueron sin duda el de Bomba Estéreo y la sorpresa del día: el grupo estadounidense Lawrence que actuaba en España por primera vez.

Los colombianos, que actuaron en el escenario Orange, hicieron un set pequeño, de apenas 50 minutos, en el que repasaron sus grandes éxitos y animaron al público a repartir amor: "con cada crítica, respondan con amor", repetía la carismática Li Saumet al finalizar Soy yo. Con la energía que les caracteriza, Bomba Estéreo brillaron por su intensidad musical, con una Saumet que se perdió por el escenario para después explicar que estaba tratando de bajar al foso a bailar con el público y no pudo. Enfundada en un mono dorado al que después añadiría una colorida falda de volantes, entre los temas que incluyeron en su concierto no faltaron Somos dos, To my love, Chambeta, Soy yo y Ojitos lindos, aquí sin Bud Bunny, pero con el acompañamiento de un público entregadísimo al baile y disfrutando sin importarle que de vez en cuando se colaran las guitarras de Pearl Jam que seguían dándolo todo en el escenario principal.

Un rato antes, en uno de los dos escenarios pequeños encerrados por carpas, habían debutado en España Lawrence, el grupo neoyorkino conformado por dos hermanos, Clyde (teclados y voz) y Gracie (vocalista), a los que acompañan varios músicos más (guitarras, bajo, batería, y una sección de metales). Su música es un pop poderoso con mucho ritmo, mucho soul, mucho funky y tantas ganas de pasárselo bien que, sin parecerse a los Beastie Boys traen su descaro y su presencia en el escenario.

Los neoyorkinos dedicaron su concierto principalmente a presentar su más reciente trabajo discográfico, Family business, con canciones como Do, Hip replacement, 23, y algunas de trabajos anteriores, como Do you wanna do nothing with me o Don't lose sight, con la que cerraron, además de interpretar por primera vez en un concierto Get busy, del músico jamaicano Sean Paul. Entregados al espectáculo, con una calidad apabullante, infinidad de recursos -vocales y musicales- y por encima de todo, la idea de que la música es la mejor herramienta para disfrutar del momento.