HISTORIA

El tesoro sumergido de El Retiro: una 'caja fuerte' bajo el agua para ocultar los secretos de Madrid

Desde su construcción en el siglo XVII, el estanque se ha vaciado en tres ocasiones: la última fue en 2001, cuando aparecieron objetos tan rocambolescos como urnas funerarias, dentaduras postizas y cuchillos oxidados

El estanque de El Retiro fue construido por Cristóbal de Aguilera en la primera mitad del siglo XVII.

El estanque de El Retiro fue construido por Cristóbal de Aguilera en la primera mitad del siglo XVII. / ARCHIVO

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Pocos se preguntan qué esconden las aguas de El Retiro cuando pasean en barca los domingos. Lo lógico es que, por un traspiés, y lágrima mediante, móviles, carteras y gafas hayan tocado fondo. Sin embargo, lo que allí abajo se acumula dista bastante de lo que la razón alcanza a pensar. Así lo han demostrado los tres vaciados que se han practicado desde 1964: los 55.000 metros cúbicos de lago han escondido objetos tan rocambolescos como urnas funerarias, dentaduras postizas y cajas fuertes a lo largo del tiempo. Marco Besas los desvela en Madrid oculto, un libro sobre aquellas historias que permanecen camufladas entre lo cotidiano.

El estanque fue construido por Cristóbal de Aguilera en la primera mitad del siglo XVII, durante el reinado de Felipe II. Su función original era garantizar el suministro del palacio, para lo que se instalaron cuatro norias en sus orillas. En la práctica, también se empleaba para simular batallas navales y realizar espectáculos acuáticos. Incluso se pescaba en la pequeña isleta que posteriormente se echó abajo. Sus 37.240 metros cuadrados de extensión permitían jugar con todas sus posibilidades a pesar de que su fin hoy sea recreativo. Desde 1868, su titularidad pasó al Ayuntamiento de Madrid.

El estanque de El Retiro, una de las veces que ha sido vaciado.

El estanque de El Retiro, una de las veces que ha sido vaciado. / LA LIBRERÍA

“Cada 20 años, se drena por completo, aprovechando la ocasión para limpiar el interior y hacer las reparaciones necesarias”, escribe Besas. El primero tuvo lugar en 1964, cuando se empleó para el rodaje de la película El famoso mundo del circo con John Wayne, Rita Hayworth, y Claudia Cardinale al frente del reparto. Tras el intento de 1982, en 2001 se produjo el último hasta la fecha: “A causa de las grietas y filtraciones, a comienzos del 2000 se estimaba que perdía 5.000 litros a diario. Dos semanas después, cuando el agua sólo llegaba a la altura de metro y medio, se empezaron a vislumbrar los tesoros que habían sido depositados”.

La profundidad oscila entre 60 y 181 centímetros, lo que explica que las distintas piezas no salieran a la superficie. La lista es sorprendente: 192 sillas, 40 mesas, 40 barcas, 50 móviles, 20 vallas, 20 papeleras, nueve bancos, dos piraguas y dos cuchillos. Sin olvidar, aunque de manera aislada, sombrillas, radios, cámaras fotográficas, juguetes, zapatos, carros de supermercado, máquinas expendedoras de chicles, monopatines, diábolos, bidones, riñoneras… Asimismo, se encontraron varias columnas del monumento a Alfonso XII que se inauguró el 22 de julio de 1922.

Un 'monstruo' de 11 kilos

“Quedaba otra ardua tarea: retirar los 8.000 peces vivos. De todo tipo: lucios, percasoles, gambusias, cangrejos…”, relata Besas. De entre ellos destacó una carpa de 11 kilos y un metro de ancho. Hay quien la bautizó como el monstruo de El Retiro, haciendo alusión al que sigue latiendo en el lago Ness. Ahora bien, mientras que en Escocia se convirtió en un mito que atrae a miles de turistas cada año, en Madrid el fervor apenas despertó: “Los cuidadores del parque conocían bien a este gigante que nadaba lentamente entre sus hermanos buscando las migajas que los niños le tiraban. A la dócil bestia la bautizaron con el nombre de Margarita”.

La mayoría de ejemplares fue trasladada a piscifactorías, donde permanecieron hasta que las obras finalizaron y el espacio se rellenó. En cambio, los de mayor envergadura, entre ellos Margarita, fueron enviados a diversos enclaves de Aranjuez y Collado Villalba. Desde entonces, no ha vuelto a producirse ningún vaciado. Sólo se planteó si Madrid organizaba los Juegos Olímpicos de 2020 que finalmente celebró Tokio: la idea, ojo, era cubrir la cuenca de arena para disputar las competiciones de voley. No fuera a ser que, en un país con 7.905 kilómetros de costa, se realizaran en una playa de verdad.