Opinión | A POR UVAS

Mbappé al Real Madrid: Decimosexta o muerte

La llegada del francés al campeón de Europa es como si Los Vengadores hubieran fichado a Superman cuando todos sus enemigos ya han sido destruidos

Kylian Mbappé, nuevo jugador del Real Madrid.

Kylian Mbappé, nuevo jugador del Real Madrid. / Spada/LaPresse

Son tiempos duros para el antimadridismo. Muy duros. Quizá no los hubo nunca en la historia tan mentalmente agotadores como los actuales. El fichaje de Kylian Mbappé, tras una temporada en la que el Real Madrid solo perdió dos partidos y ganó el doblete Champions-LaLiga suena a regodeo. No por esperado se minimiza el impacto de lo que hoy ha ocurrido: el Madrid ha fichado al, con permiso de un Vinicius con el que ya contaba y acaso de Haaland, mejor futbolista del mundo en la actualidad.

Es como si Los Vengadores hubieran fichado a Superman cuando todos sus enemigos ya han sido destruidos. Un alarde de jactancia innecesario en el corto plazo, pero imprescindible para apuntalar la historia del Real Madrid. Porque si el club blanco es hoy lo que es, lo es por la onomástica, por haber sido siempre capaz de atraer a muchos de los mejores jugadores de sus respectivas eras.

Y Mbappé, sin duda, lo es. Cuatro temporadas seguidas anotando al menos 39 goles lo acreditan. Marcar tres en la final de un Mundial también ayuda a dejar clara esa condición. Los siete años que llevaba el Real Madrid persiguiendo obsesivamente su contratación terminan de dejar claro que es más que un gran delantero. Es EL FICHAJE.

Siete años de pulso con Mbappé

Florentino Pérez siempre lo ha tenido claro y ni los continuos desplantes del francés le han disuadido de sumarle de la manera que fuera a su ganadería. Seguramente, nadie nunca ha osado desafiar tanto a Florentino, ni en el mundo del fútbol, ni en el de la empresa y la política, como Mbappé y su séquito. Por el camino, el delantero ha podido perder algo de dinero (tampoco mucho, no nos engañemos), pero los caminos de futbolista y club estaban condenados a encontrarse. Y hoy, finalmente, lo han hecho.

El fichaje de Mbappé es el cuarto título de la temporada para el Real Madrid. Una contratación que enardece aún más a un madridismo atiborrado de alegría en este curso mágico. Pero también supone un extra de responsabilidad y exigencia para Carlo Ancelotti y los suyos: si han arrasado sin Mbappé, ¿cómo no van a hacerlo con él?

Decimosexta o muerte. No hay más. El Madrid pierde a una pieza clave como Kroos, sí, pero suma a uno de los mejores delanteros del siglo a su álbum de cromos. A Ancelotti le corresponde encontrar el mejor encaje para él en un equipo que, con sus lógicas dificultades puntuales (ahí está la primera parte de la final de la Champions) funciona como un reloj suizo.

La tarea de Ancelotti

De Carletto y su capacidad para atornillar a Mbappé en el ecosistema futbolístico y emocional que ha ido creando con cariño e inteligencia dependerá el futuro inmediato del Real Madrid. La Decimosexta, enunciada por Florentino Pérez en Wembley, pasa de anhelo a obligación. LaLiga, salvo milagro económico del Barça que le permita reforzarse en condiciones, casi ha de darse por descontada.

Pero esto es fútbol, ya se sabe. ¿Un año en blanco de un Real Madrid que viene de ganar un doblete y de fichar después a Mbappé? Pues puede ser, claro. Ahora bien, las condiciones de la partida ya han cambiado. El Madrid ya no es ni aspirante ni favorito a la próxima Champions. Debe ganarla. Ya todo queda reducido a una dicotomía: Decimosexta o muerte.