TRANSPORTE

La joya histórica que la EMT encontró en un anuncio de Internet

La Empresa Municipal de Transportes recupera para su museo un autobús Leyland Titan de dos pisos que circuló por Madrid en los años 60 y yacía en una nave de un pueblo de Lleida

Autobús de dos pisos Leyland Titan de 1957 que la EMT encontró en una web de venta de segunda mano.

Autobús de dos pisos Leyland Titan de 1957 que la EMT encontró en una web de venta de segunda mano. / MUSEO EMT

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Durante algo más de una década, entre 1957 y 1968, fue un icono de las calles de Madrid. El Leyland Titan, de fabricación inglesa, era uno de los dos modelos de autobuses de dos pisos que han circulado por la capital. La Empresa Municipal de Transportes adquirió un lote de 50 en 1957. El otro autobús de dos pisos fue el Guy Arab. Hay dos unidades en el Museo de la EMT, en las cocheras de Fuencarral. Del Leyland Titan, no, del Leyland solo hay una. Al menos, de momento. Porque tras una azarosa historia que comienza en una página de Internet de venta de artículos de segunda mano y pasa por un pueblo de Lleida, los responsables del museo han conseguido localizar y adquirir otra que cuando concluya su restauración, en un plazo aproximado de un año, lucirá flamante junto al resto de la colección.

"Yo siempre digo que estos hallazgos son casuales, pero solo en parte", explica Diego García Crego, jefe del Servicio de Patrimonio Histórico de la EMT y director de su museo. "Desde el departamento de patrimonio hacemos un trabajo constante y permanente de búsqueda de vehículos que pudieron pertenecer a la empresa, pero además tenemos lo que podríamos llamar una red de colaboradores, aficionados a los vehículos clásicos o a la historia, trabajadores o extrabajadores de la compañía y otras personas que a veces nos dan un chivatazo".

El Leyland Titán había sido adquirido por un aficionado a los vehículos catalán.

El Leyland Titan había sido adquirido por un aficionado a los vehículos catalán. / MUSEO EMT

Gracias a esa labor, tienen prácticamente monitorizado todo el material que puede haber en España o incluso en el extranjero, pues muchos vehículos de la EMT acabaron revendidos o donados a países como Cuba, Marruecos o Ucrania. Al fin y al cabo, no son tantos: no es muy habitual que la gente tenga por ahí guardados viejos autobuses...

Había, sin embargo, uno que había escapado completamente del radar. Hasta febrero de 2023, cuando un empleado de la empresa, exconductor y actualmente en el servicio de atención al cliente, vio un anuncio en Internet. En dos plataformas de venta de segunda mano, Wallapop y Mil Anuncios, una familia de Bellpuig, en la provincia de Lleida, ofrecía un autobús de dos pisos, ideal, decían, para convertir en foodtruck. No daba información alguna de marca, modelo o procedencia.

"De los nuestros o igualito"

De ojo entrenado, lo comentó con los compañeros del Servicio de Patrimonio: "Yo creo que ese autobús o fue de los nuestros o es igualito". Estaba pintado de rojo y resultaba imposible determinarlo con exactitud, pero a García Crego le dio parecida impresión y se puso en contacto con la anunciante para pedirle más fotos. Tampoco resultaban concluyentes, pero la posibilidad era cierta. La única forma de saber si aquel autobús, con aspecto de avanzado deterioro, era uno de los Leyland Titan que recorrió Madrid era verlo in situ. Y un día de agosto de aquel año, el equipo de Patrimonio de la EMT se subió a un coche y enfiló los 500 kilómetros de Madrid a Bellpuig con intención de volver en el día.

El autobús estaba aparcado en una nave. Había sido rematriculado como vehículo industrial o agrícola, de forma que la placa de matrícula no servía para saber si había pertenecido o no a la EMT. Pero había otro detalle que iba a dar la clave. "Todos nuestros autobuses, aparte de la matrícula, tienen una especie de número de serie, un número de uso interno que técnicamente o en el argot se llama calca", explica el director del museo. Y este autobús lo tenía intacto en el interior del segundo piso: el 684. Coincidía. El que ya estaba en la colección era el 691.

Estado actual del interior del segundo piso del autobús. Al fondo se puede ver el número 684 que lo identificaba en la EMT.

Estado actual del interior del segundo piso del autobús. Al fondo se puede ver el número 684 que lo identificaba en la EMT. / MUSEO EMT

"Aquello ya resultaba bastante definitivo", prosigue García Crego, "pero luego pudimos ver el número de bastidor y comprobamos que coincidía con uno de los 50 Leyland Titan que se adquirieron en 1957". Y aún habría una tercera evidencia en la que repararon más tarde. En aquel modelo, el rótulo con el itinerario y el número de línea que va en el exterior sobre la cabina del conductor para que los usuarios desde la parada distingan cuál es se serigrafiaba en blanco sobre una tela negra montada en un bastidor. "Y aquí quedaban restos de esa tela, se podía ver un 7 y las palabras Red de San Luis. La antigua línea 7 de la EMT iba de la Red de San Luis a la colonia de El Viso".

Estaba pintado de rojo, color que empezaron a introducir los autobuses de la EMT en 1973, cinco años después de la retirada del Leyland Titan. Sin embargo, en una inspección posterior se ha podido apreciar por debajo otra capa de pintura verde. Y debajo de esta, otra del característico azul de los autobuses madrileños históricos, el conocido como azul Lancaster.

Centro de control itinerante

Se volvieron a Madrid con la convicción de que el autobús había pertenecido a la flota de la EMT y de que, pese a necesitar una profunda restauración, sería interesante comprarlo para incorporarlo al museo, que ya muestra unos 40 vehículos. No obstante, quisieron hacer una segunda visita, con el equipo técnico del museo, para verificar el estado de su mecánica. "Sorprendentemente, arrancó a la primera, lo que se explica por dos razones: que el motor de los Leyland es muy bueno y que nuestros mecánicos son unos hachas".

El autobús ya aparacdo en las instalaciones de la EMT en Fuencarral.

El autobús, ya aparcado en las instalaciones de la EMT en Fuencarral. / MUSEO EMT

Sorprendentemente, dice García Crego, porque los propietarios, tres hermanos que lo habían heredado, les comentaron que llevaba allí aparcado sin moverse 25 o 30 años. Lo había comprado su padre, no sabían a quién, dónde, ni cuándo, ni conservaban documentación que pudiera acreditarlo, pero sí sabían por qué. "Al parecer", explica el director del Museo de la EMT, "era muy aficionado a los vehículos clásicos, de hecho atesoraba una considerable colección de motos y coches, y organizaba rallys. Y el autobús le servía en estas pruebas como una especie de centro de control itinerante, porque desde el piso de arriba tenía una visión que desde otros vehículos no tenía y que además le permitía desplazarse".

El Servicio de Patrimonio Histórico de la EMT terminó por comprar el viejo Leyland Titan por un precio no revelado "por expreso deseo de los vendedores" y el pasado 20 de junio fue traído por carretera en una góndola hasta las instalaciones de Fuencarral, donde espera a ser restaurado. "Calculamos que nos va a llevar un año o puede que algo más, unos 14 meses, porque tiene mucho trabajo", avanza el director del museo. "Solo el trabajo de la carrocería exterior e interior es bastante prolijo si se quiere hacer bien y fiel al original. Algunos asientos se han perdido, hay que rehacerlos y también hay que meterle horas de mecánica. En parte lo hacemos nosotros, pero también con la colaboración de una empresa especializada en restauración de vehículos clásicos".

Habrá que esperar un año entonces para ver al 684 junto a su hermano 691, los dos Leyland Titan juntos en la nave otrora taller general de la EMT que alberga el museo. Pero qué es un año cuando ha estado más de cincuenta fuera.