FARO DE VIGO

Las 70 historias de vida que narran las sillas

Apamp toma Porta do Sol con una intervención artística en la que colectivos han lanzado “potentes” mensajes en asientos decorados

Carolina Sertal

Sobre la silla en la que se sienta en las aulas corre la tinta oscura de casi una treintena de bolígrafos rojos. Se derrama, avanza y deja un rastro profundo e imborrable, al igual que la sangre hizo por sus brazos. La silla de Judith es un grito desesperado ante situaciones que han derivado en daños físicos y emocionales que, en muchas casos, son irreversibles. Contemplar la silla de Judith impacta, sobrecoge, e invita a reflexionar sobre el acoso escolar y ciberbullying, los factores de riesgo más importantes para las conductas autolíticas, según Save the Children, y que multiplican por 2,55 las probabilidades de suicidio entre los menores.

Rodeada de otras 69 sillas restauradas y decoradas para la ocasión por más de una veintena de entidades sociales, colectivos y centros educativos de Vigo y la provincia, contando incluso con el Centro Penitenciario de A Lama, la de Judith fue una de las 70 historias de vida que ayer se dieron a conocer en la séptima intervención artística que la Asociación de Familias de Personas con Parálisis Cerebral, Apamp, ha impulsado a pie de calle con el objetivo de favorecer encuentros de convivencia entre la población y crear espacios de conexión entre personas con distintas realidades en la ciudad.

Invadiendo gran parte de la gran plaza pública de Porta do Sol, las personas que recorrieron ayer el entorno pudieron acercarse a los 70 asientos que, tras su colorida y festiva apariencia, guardaban “potentes” mensajes para remover conciencias e invitar a la reflexión sobre las circunstancias a las que se deben enfrentar distintos sectores de la población.

En la primera hilera de la instalación artística conjunta, una de las que más captaba la atención del público era una silla amarilla de la que sobresalía una cabeza humana reposando sobre dos brazos que apoyaban sus codos en el asiento. A escasos metros y dirigiendo la mirada hacia ella, el profesor de taller de la Asociación Doa Saúde Mental, Rafa Cardoso, explicaba que “a cadeira que nós elaboramos, da que sobresae unha presenza inquietante, é unha alegoría da soidade non desexada e tamén da memoria das cousas, porque este é un obxecto que fai das nosas casas un fogar e cando o desbotamos, tamén estamos esquecendo todo o que nos aconteceu estando sentados nel”.

La Asociación Doa es una de las entidades que Apamp invitó a participar en la nueva edición de la intervención artística que este año decidieron denominar Sentada na rúa. Rafa Cardoso indica que “a proposta encantounos e parece incrible, pero o día que nos propuxeron participar, atopei esa cadeira que empregamos no lixo! Estaba tirada porque alguén pensou que non servía e agora aí a está, é unha escultura”, señala el profesor del taller de la entidad, que añade que para su elaboración emplearon un globo de fiesta, papel de FARO y los brazos de un usuario como molde.

En la otra punta de la plaza, varias sillas agrupadas estaban rotuladas con mensajes como “libertad. Después del tiempo que llevamos aquí, lo merecemos”, “la esperanza nunca se pierde”, “siempre fuertes”, “nunca es tarde para aprender”. Son frases escritas por reclusos de la prisión de A Lama y que ayer se pudieron leer en la instalación que elaboraron los internos adheridos al programa de salud mental y discapacidad intelectual, y también al de atención a la drogodependencia del centro penitenciario. Paseando entre todas las sillas, siete reclusos del módulo de salud mental conocían el resto de propuestas y se mostraban satisfechos por su creación, mientras que desde la institución apuntaban que “profesionales de Apamp nos visitaron una mañana para decorar las sillas y fue una experiencia muy enriquecedora, porque los internos, a nivel afectivo, son personas muy expresivas y en cuanto te acercas hay conexión. Nos desplazamos a Porta do Sol con siete internos para estar presentes y esto nos da mucho juego a nivel terapéutico y nos sirve para trabajar la empatía”.

Ante el éxito logrado con una nueva edición de la intervención artística, la gerente de Apamp, Conchi Somoza, hizo referencia a que “queriamos que esta intervención espertara diversos sentimentos e que evocara á memoria. Son 70 cadeiras con 70 historias moi diferentes e todas cun contido que queriamos transmitir ao resto da cidadanía.Ademais, a acción tamén ten outra parte bonita e é que se atopan persoas que doutro xeito sería imposible. A través da arte danse conversas e relacións agradables”.

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