LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Fernando Esteso, el rey del cine del destape al que buena parte del mundo del espectáculo olvidó

Durante los setenta y ochenta, rodó junto a Andrés Pajares varias comedias estrafalarias que reventaron la taquilla

Desde hace tiempo vive resignado a tener papeles esporádicos

Fotografía de archivo de Ricard Cugat en 1992.

Fotografía de archivo de Ricard Cugat en 1992. / RICARD CUGAT

Andrés Pajares y Fernando Esteso nunca fueron pareja artística, aunque sí profesional. Fue el cineasta madrileño Mariano Ozores quien en los años de la transición reunió a los cómicos para protagonizar una de las películas más célebres de cuantas hicieron, Los bingueros (1979), sobre un par de españolitos mediocres que se conocen en la cola de entradas a un local de bingo, donde esperan que su suerte cambie.

La cinta fue vista en las salas de cine por más de un millón y medio de espectadores, así que su director y guionista siguió explotando la fórmula Pajares-Esteso, quienes rodaron juntos nueve comedias estrafalarias en cuatro años, de 1979 a 1983, y tuvieron muchísimo éxito con ellas, sobre todo, porque retrataron como nadie al español medio de esa época. Aunque ambos actores tenían ya una abultada trayectoria profesional y, además, se habían curtido en un mismo mundo: el de las salas de fiestas y las variedades arrevistadas.

Esteso, zaragozano perteneciente a una estirpe de comediantes, tenía dos años y medio cuando cantó su primera jota en un escenario. A los cuatro ya hacía parodias con su padre, y con trece debutó junto a su hermano Pedro haciendo entremeses baturros. Cuando contaba 19, se trasladó a Madrid y allí se reveló rápidamente como un magnífico imitador y cantante humorístico.

"En sus inicios, Andrés Pajares recorrió España entera en teatros ambulantes", contó el escritor e investigador Juan José Montijano Ruiz, autor del libro Pajares y Esteso. Tanto monta, monta tanto. "En un momento dado fue contratado por Rocío Jurado para trabajar en la zarzuela y tuvo que dejar la compañía de Manolita Chen, sustituyéndolo Fernando Esteso. Comienzan a fraguar entonces una amistad no solo cinematográfica, sino también de índole familiar. Mariano Ozores conocía la existencia de ambos por las salas de fiestas. Entonces pensó que si por separado abarrotaban las butacas de un saloncito, juntándolos tenía que ser la bomba. Y así fue".

Fernando Esteso en una fotografía de archivo cuando recibió el Premio Simón de Honor de la Academia del Cine Aragonés.

Fernando Esteso en una fotografía de archivo cuando recibió el Premio Simón de Honor de la Academia del Cine Aragonés. / EFE / JAVIER CEBOLLADA

Sin embargo, el tipo de humor practicado en las llamadas 'españoladas' hizo que estas cintas fueran bastante denostadas siempre por la crítica. No en vano, algunos opinan que, de haber nacido en Estados Unidos, los dos actores ya tendrían hechos decenas de homenajes. "Tú antiguamente sabías quién era el censor y trabajabas eludiendo lo que podía ser censurable", aseguró Esteso en 2018.

"Nuestras películas coincidieron con el destape, pero había que intentar que la gente estuviera más pendiente de la risa que del desnudo. A veces esos dos inocentes ignorantes se ponían a discutir de una cosa que no tenía nada que ver aunque hubiera una mujer desnuda delante. Nunca era vejatorio. Ahora no se puede hacer humor con nada. Todo puede ser ofensivo. Ahora le estamos poniendo faldas a las esculturas. En los semáforos hay peatones con falda y pantalón. Todo el mundo protesta, hay una autocensura, que es la censura más odiosa que hay".

Idilio con la comedia

Efectivamente, todas aquellas películas consagraron a Pajares y Esteso, que después montaron juntos la obra de teatro La extraña pareja, original de Neil Simon, donde ambos demostraron ser actores de primera categoría. Cuando en una entrevista le preguntaron por qué había dejado de rodar filmes con su compañero de fatigas, Pajares respondió: "Al final a mí no me estimulaba, porque todas las películas eran iguales. La libido artística estaba entrando en la monotonía y yo corté con esa cosa. Seguimos siendo amigos, pero cada uno ha enfocado su vida artística de forma diferente". A él, por ejemplo, Luis García Berlanga le incluyó en el reparto de Moros y cristianos (1987), y Carlos Saura le llamó para rodar ¡Ay, Carmela! (1990), por la que recibiría un Goya a mejor actor.

Esteso, por su parte, luchó por seguir quedándose en la comedia. En los albores de las televisiones privadas, bastante apartado ya del cine, se divorció de la madre de sus dos hijos, María José Egea, fallecida de un cáncer en 2003, y fue contratado para presentar en Telecinco el programa concurso La ruleta de la fortuna por un periodo de tres años. Pero la cadena decidió romper el contrato unilateralmente antes de que venciera el plazo, aludiendo un deterioro físico y mental del actor que nunca consiguió demostrar. Y el hombre que en su día vendió miles de discos de La Ramona decidió denunciar a Telecinco, que fue condenada a pagarle una indemnización millonaria.

Después de aquello, Esteso se fue a vivir a Murcia, donde hizo algunas operaciones inmobiliarias y regentó un restaurante, en la localidad costera de Mazarrón, que se fue al traste porque, según su socio, el actor no cumplió sus compromisos económicos. Luego pasó una temporada en Torrevieja, hasta que sus hijos le llevaron a vivir con ellos a Valencia.

Cameo en Torrente 5

Tras una larga época de inactividad profesional apareció en varias películas dirigidas por gente que no ha tenido problema en declararse fan de su filmografía. Uno de ellos, Santiago Segura, consiguió reunirlo con Pajares para un cameo en Torrente 5: Operación Eurovegas (2014). Es más, el mítico dúo estuvo a punto de rodar una película titulada El código Aparinci, pero el proyecto quedó en agua de borrajas porque los productores eran constructores y todo se complicó para ellos después de que estallara la burbuja inmobiliaria. 

En 2022 recibió la llamada de Agustí Villaronga para un papel protagonista en la última película que el ya desaparecido director rodó, Loli Tormenta, y en más de una entrevista se ha ofrecido a colaborar con todos los cineastas del país. Primero porque ama su profesión y, segundo, porque asegura tener que seguir trabajando para complementar la pensión que percibe.

"Yo asumo la edad que tengo", comentó recientemente el actor de 79 años. "Es la industria la que a veces no sabe dónde encajarme. En el sector creen que los de mi quinta somos diplodocus, animales prehistóricos. Cuando llego a un set de rodaje, los jóvenes del equipo me miran como un bicho raro y piensan: 'Mira, si este es el de mis padres'. Y luego hablo con el director para saber qué es lo que quiere, entiendo todo a la primera, gusta el resultado... Porque tengo oficio".