VIAJE EN EL DELOREAN

Oriana Fallaci de partisana adolescente a procaz corresponsal en Nueva York: una vida entre el boli, las crónicas y el activismo

Considerada una de las voces más relevantes del siglo XX, no solo por su excepcional obra, sino también por su personalidad tan directa como afilada

Oriana Fallaci, primera periodista corresponsal de guerra italiana

Oriana Fallaci, primera periodista corresponsal de guerra italiana / Vía twitter @O_Fallaci

Ser corresponsal de guerra y periodista mujer implica enfrentar desafíos únicos en un entorno dominado históricamente por hombres y caracterizado por la violencia y el peligro constante. Más allá de los riesgos físicos inherentes a los conflictos bélicos, las mujeres periodistas deben a menudo superar barreras adicionales, como la discriminación de género y el acceso limitado a ciertas áreas o fuentes. Sin embargo, estas profesionales aportan perspectivas valiosas y a menudo subrepresentadas, revelando la realidad de las víctimas civiles, especialmente mujeres y niños, y ofreciendo una visión más completa y humana de la guerra. Su labor no solo exige valentía y resistencia, sino también una profunda empatía y un compromiso inquebrantable con la verdad. Entre las mujeres que han dejado una marca en este campo destacan algunos nombres como el Maruja Torres, Almudena Ariza, Christiane Amanpour, Martha Gellhorn, u Oriana Fallaci. Tal día cómo hoy esta última llegaba al mundo para dejar su huella y una trayectoría que sería hasta en el espacio.

Oriana Fallaci: el impacto de una personalidad arrolladora

Nacida en Florencia el 29 de junio de 1929, su figura es considerada una de las más relevantes del siglo XX. No solo por su excepcional obra, sino también por su personalidad tan directa como afilada. A lo largo de su vida, Fallaci combinó su carrera periodística con una incansable actividad política y un feminismo ferviente, cosa que la llevo a ser criticada en mulitud de ocasiones, pero no por ello menos valorada.

Marcada por una educación y concienciación en la clase obrera, son sus padres, Edoardo, un albañil activista y partisano antifascista y Tosca Fallaci, quienes la transmiten gran parte de sus valores. Fue la mayor de cuatro hermanas, dedicadas también a la actividad periodística y su infancia transcurre en la Italia de Mussolini. Desde temprana edad, Oriana mostró una notable conciencia política, participando activamente en la resistencia antifascista durante su adolescencia. Con solo trece años, arriesgó su vida transportando municiones a través del río Arno. Su valentía fue reconocida a los catorce años, cuando fue condecorada y recibió becas que inicialmente la llevaron a estudiar Medicina, antes de descubrir su verdadera pasión por el periodismo.

Oriana Fallaci

Oriana Fallaci / Vía twitter @O_Fallaci

Entre la tinta y el corazón

Sus primeros pasos como periodista los da en el periódico italiano 'Il Mattino dell'Italia Centrale', donde sus artículos sobre personajes famosos destacan por su impecable estilo. Sin embargo, su ambición la llevó a buscar temas más profundos. Durante esta época, experimentó su primer desamor con el periodista y casado Alfredo Pierotti, una vivencia que la marca profundamente y de la que concluye no quiere volverse a enamorar.

Su carrera despega en Estados Unidos, donde trabaja para el diario 'Época' y más tarde se establece en Nueva York. En la década de los cincuenta, Oriana cubrió extensamente la sociedad norteamericana, llegando a entrevistar a personalidades de la talla de Orson Welles. La relación con el actor y director acaba en tan buen termino que este le ecsribe el prólogo para su libro 'Los siete pecados capitales de Hollywod'. En 1960 instalada en Nueva York, se dedicó a redactar crónicas entorno a la figura de la mujer en Oriente Medio. Es durante este periódo cuando publica 'Penélope en la guerra', una obra fruto de sus investigaciones.

Antonio de Curtis (Totò) entrevistado por Oriana Fallaci

Antonio de Curtis (Totò) entrevistado por Oriana Fallaci / Vía twitter @O_Fallaci

De la Tierra a la luna

Más allá de la mundanal vida americana, otra de las proezas que logró en su carrera es la de ser la única periodista acreditada y con acceso total a todas las instalaciones de la NASA, sin restricción alguna. Un hecho que la lleva a conocer de primera mano a los astronautas elegidos para misión del 'Apolo XI'. En tono de anecdota, se cuenta que Fallaci apostó con uno de los comandates Charles ‘Pete’ Conrad. La periodista se jugó 500 dólares para que el tercer hombre que pisó la luna añadiera una cómica frase tras la ya lengendería y conocida "Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad" que pronunciaría su compañero Neil Armstrong . Llegado el momento, Conrad debía sumarse a la frase de este y decir : "¡Guau!, esto habrá sido un pequeño paso para Neil Armstrong , pero ha sido un gran paso para mí". Una frase irónica dado que el astronáuta media 1,68cm al lado del 1,80 de su compañero.

La cara controversial de la guerra

Tiempo después Oriana Fallaci se ganó un lugar como corresponsal de guerra en conflictos globales como Vietnam, la India y Pakistán. Su valentía y carácter la llevan a entrevistar a figuras influyentes como Mahatma Gandhi, Yasir Arafat y Henry Kissinger. Sin embargo, su estilo directo y sin filtros genera grandes controversias y no deja títere sin cabeza. Uno de los episodios más destacados de su trayectoría ocurre durante su famosa entrevista con el Ayatolá Jomeini en Teherán, donde defiende apasionadamente sus ideales feministas. Lejos de quedar en un recuerdo, Fallaci se convierte en una voz crítica del fanatismo islámico, sobre todo después de los atentados del 11-S. Esto se refleja en sus artículos, que posteriormente darían lugar a libros como "La Rabia y el Orgullo" y "La Fuerza de la Razón", provocando intensas reacciones y amenazas, pero reafirmando su compromiso con sus principios.

Regreso a la querida Florencia

Mujer de caracter y de hábitos, poco a poco el vício por el humo le fue ganando terreno a su salud. A finales de su vida, Oriana luchó contra un cáncer de pulmón, resultado de su mal hábito y de la exposición a los incendios de pozos petroleros en Kuwait. Deseando regresar a su tierra natal, pasó sus últimos días en Florencia, donde falleció el 15 de septiembre de 2006. Oriana dejó claro su deseo de tener una ceremonia privada y laica, reflejando su compleja relación con la religión y su identidad de "cristiana atea".

Oriana Fallaci

Oriana Fallaci / Vía twitter @O_Fallaci