ALIMENTACIÓN

Esta es la parte tóxica que no debes comer de un popular fruto seco

Contiene un tipo de aceite que puede provocar dermatitis y otras reacciones alérgicas

Los expertos revelan cuál es el fruto seco que equilibra el azúcar en sangre

Algunos frutos secos se deben comer crudos, otros tostados, con o sin cáscara, etc.

Algunos frutos secos se deben comer crudos, otros tostados, con o sin cáscara, etc. / Pixabay

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Los frutos secos son muy recomendables porque tienen múltiples y diferentes propiedades. Aportan energía y grasas saludables al organismo, sacian mucho y favorecen la concentración y la memoria, en mayor o menor medida en función de los tipos y de su forma de preparación.

Sin embargo, no todos se deben de tomar de la misma forma, aunque sí tienen el punto común de que para las versiones más recomendables son aquellas que no llevan sal. Unos son aptos para el consumo crudos o tostados, con o sin piel o cáscara, etc.

Las texturas y sabores son muy variadas y los hay para todos los gustos. Hay almendras, avellanas, nueces, cacahuetes, pipas... y uno de los frutos secos favoritos de muchos consumidores son los anacardos, también conocidos como cajús o nueces de la India. Pero si no se tiene cuidado pueden resultar tóxicos.

Las hojas, los tallos y las raíces de los árboles en los que crecen los anacardos contienen urushiol, que es una sustancia tóxica que se transmite a la piel del fruto. Las empresas que los recolectan y envasan se encargan de procesarlos adecuadamente para eliminar esta resina oleosa. Para ello, retiran su cáscara y los tuestan o cocinan con varios métodos.

Así que los anacardos no se pueden comer crudos. Incluso en aquellos paquetes en los que aparece esta etiqueta, los pequeños frutos secos no se encuentran en su estado natural, sino que han pasado por algún mecanismo para retirar su piel y cocinarlos ligeramente para eliminar cualquier resto de urushiol.

Qué efecto tiene el urushiol

El contacto del urushiol con la piel también se conoce como "erupción por hiedra venenosa" y provoca reacciones cutáneas. Estas pueden presentarse como rojeces, ampollas, bultos y zonas hinchadas que producen gran picor. Según la entidad MayoClinic, se debe lavar inmediatamente con agua fría y abundante la parte del cuerpo que ha estado en contacto con el urushiol.

Tal como señala esa misma organización sin ánimo de lucro dedicada a la medicina, la reacción suele manifestarse pasadas entre 12 y 48 horas desde el contacto del urushiol y la piel. Suele tardar de dos a tres semanas en desaparecer de la dermis.

En caso de que no desaparezca el sarpullido o que se perciban otros síntomas como dificultad para respirar u otros, se debe acudir a un hospital para recibir el tratamiento más adecuado.