Opinión | LAS CUENTAS DE LA VIDA

Un proyecto de futuro

Hay que rehabilitar más edificios y proteger mejor a los propietarios y a los inquilinos. Ninguna inversión es más necesaria que esta

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens.

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens. / Tomàs Moyà / Europa Press

Marga Prohens fue investida presidenta de las Islas Baleares a principios de julio de 2023, hace casi un año. Es la cuarta parte de una legislatura, tiempo suficiente para asentarse en un cargo y tomar las primeras decisiones. Ha demostrado cintura, al menos en lo formal. El mejor ejemplo ha sido la rapidez con la que ha respondido a los primeros síntomas del malestar turístico que aqueja a la sociedad. También los paraísos pueden morir de éxito si no saben autolimitarse. Prohens juega a día de hoy con la ventaja de que enfrente no hay nadie, aunque esto puede cambiar en el futuro. Y tiene en su contra que, para mantener la mayoría parlamentaria, necesita la muleta de Vox: un partido hondamente dividido en las islas que le tensa desde la derecha. Pero hoy no quiero detenerme en la aritmética del poder, sino centrarme en el futuro. 

Si miramos hacia la península, los populares cuentan con dos fórmulas de éxito electoral: Madrid y Andalucía (Galicia también, aunque se diría que su anclaje viene de antaño). Madrid y Andalucía nos ofrecen dos perfiles distintos de liderazgo y una línea de actuación política que presenta en cada caso características muy singulares. Sin embargo, ambas comunidades tienen algo en común: su ambición fiscal. Sorprende que en Baleares, a pesar de la acertada supresión del impuesto de sucesiones al inicio de la legislatura, Prohens aún no haya activado un mensaje como el siguiente: que año tras año, los ciudadanos de las islas vean rebajado su IRPF, con el objetivo de situarse lo más pronto posible entre las comunidades con menor carga fiscal. Esta es una fórmula que el electorado conservador entiende y que revierte además en el crecimiento económico de la región. Pero no es suficiente: hay que simplificar de un modo contundente los procesos administrativos -Juanma Moreno lo ha hecho con su plan «Andalucía Simplifica»- a fin de agilizar los trámites burocráticos y flexibilizar la economía. 

En relación directa con la economía se detecta la principal grieta social en las islas, que no es otra que la vivienda. Falta vivienda de calidad a precios asequibles. Cualquier medida económica que no logre reducir esta brecha irá en contra de la necesaria consolidación de unas amplias clases medias. Hay que construir más vivienda y, especialmente, más vivienda pública de alquiler. Hay que rehabilitar más edificios y proteger mejor a los propietarios y a los inquilinos. Ninguna inversión es más necesaria que esta.

La cultura, la ciencia y el medio ambiente constituyen el tercer pilar de los modelos de éxito que se despliegan en Europa. La cultura de un país se basa sobre todo en el mundo editorial, en las bibliotecas, en la protección del patrimonio histórico, en la música... El falso señuelo del arte contemporáneo sólo resulta creíble si se sustenta en el cuidado de la herencia recibida. A su lado, la ciencia que debería ser una apuesta estratégica encaminada a recuperar el talento que ha emigrado al extranjero e impulsar la innovación. Hay ejemplos de éxito a nivel autonómico: la ICREA en Cataluña, la Ikerbasque en el País Vasco. Baleares tendría que marcarse el objetivo de incorporar un mínimo de veinte o treinta nuevos científicos al año con programas similares. El medio ambiente, en definitiva, es el respeto hacia nuestro hogar común. Sobre esto último no importa añadir gran cosa: es la clave de la continuidad.