Opinión | LA PALABRA DE LOS NÚMEROS

Cambio climático y desarrollo económico

En España debemos ser 'pesioptimistas'. Somos líderes en consumo de energía renovables mundiales pero también en consumo de petróleo con casi la mitad de la energía que consumimos cuando el promedio mundial es un tercio

Imagen de placas solares de una planta de energía fotovoltaica.

Imagen de placas solares de una planta de energía fotovoltaica. / EL PERIÓDICO

El Instituto Internacional de la Energía acaba de publicar su anuario estadístico anual y las emisiones contaminantes de dióxido de carbono, principal causa que provoca el cambio climático, siguieron aumentando en 2023. Las emisiones crecieron 1,6% en 2023, cayeron un 4% en los países desarrollados, un 7,5% en Europa y son los países emergentes los que lideran el crecimiento, sólo China explica más del 100% del incremento de emisiones el pasado año. No obstante China sigue teniendo un 60% menos de consumo de energía por habitante y lidera la transición energética y de movilidad eléctrica mundial. Solo en 2023 China instaló las mismas placas fotovoltaicas que Europa en toda su historia.

El objetivo climático debe ser aumentar el bienestar humano; desarrollo económico compatible con los límites planetarios. En España debemos ser pesioptimistas. Somos líderes en consumo de energía renovables mundiales pero también en consumo de petróleo con casi la mitad de la energía que consumimos cuando el promedio mundial es un tercio. En renovables tenemos la empresa líder mundial que seguramente más está contribuyendo a revertir los efectos del cambio climático en el mundo y las mejores condiciones de viento y solo de Europa lo cual atrae mucha inversión extranjera.

Pero las empresas de petróleo y gas gastan una cantidad inmoral de dinero en influencia política y en medios para frenar los desarrollos legales y de concienciación a la sociedad para avanzar más rápidamente en la transición climática. Hay directivos de esas empresas negando que los coches eléctricos ayuden a reducir las emisiones contaminantes. Para dar ejemplo, deberían poner los tubos de escapes de sus potentes coches de combustión hacía dentro de sus vehículos y circular con las ventanas cerradas para no contaminarnos al resto.

El Gobierno español está dominado por el relato y obsesionado con la propaganda verde pero en España está todo por hacer. El reto en España es como adaptarnos a la revolución energética para generar más y mejores empleos con salarios más dignos que los españoles hemos tenido en la era de los combustibles fósiles. Por primera vez en nuestra historia disponemos de una energía barata y más abundante que nuestros socios europeos y podemos hacer desarrollo industrial pero nuestra red de alta tensión no está preparada para ello y tanto el Ministerio de Transición Ecológica como Red Eléctrica van a arrastrando los pies. La burocracia del Estado es el principal problema en España para revertir el cambio climático.

Europa es el área del planeta que más ha reducido las emisiones contaminantes en las últimas décadas pero somos los dinosaurios que están lanzando su propio meteorito para ir a la extinción de la especie. Solo hay una atmósfera pero hay varios mercados de derechos de emisión de dióxido de carbono. En Europa el derecho cuesta 70 dólares la tonelada; en California, con la misma o más conciencia ecológica que los europeos, el derecho cuesta 30, en China 13 y en Corea del Sur 8. Bruselas impone una regulación que deteriora nuestra competitividad industrial y deslocaliza producción y empleo a China que produce electricidad con carbón y al final el planeta recibe más emisiones.

Si en Bruselas preocupa que la mitad de los votantes obreros franceses hayan votado a Le Pen en las europeas, que la extrema derecha gobierne Italia y suba con fuerza en Alemania que bajen urgentemente el coste de la tonelada de emisión al menos a 30 dólares, como en California. Y si el Gobierno español y la oposición que gobierna en la mayoría de comunidades autónomas quieren reindustrializar España y seguir reduciendo las emisiones contaminantes que introduzcan ya inteligencia artificial en sus procesos para reducir drásticamente la burocracia que tanto daño está provocando sobre el empleo, la productividad y los salarios