Opinión | EL TRIÁNGULO

Miserablemente solos; miserablemente pobres

De nuestra generosidad depende que muchos miles de personas encuentren un sitio en el mundo donde prosperar

Una patera con 156 personas llega a la isla de El Hierro en Canarias.

Una patera con 156 personas llega a la isla de El Hierro en Canarias. / EUROPA PRESS

Hace tan solo unos días vimos cómo un transatlántico lleno de glamur y luces recogía en medio del mar a sesenta y ocho inmigrantes que vagaban a la deriva tras 20 días de durísima travesía, convirtiéndose la imagen en una forma azarosa en la que el lujo y la miseria se dieron la mano y el final sino feliz no resultó tan infeliz, ya que si bien en la travesía 30 personas murieron, fueron tiradas por la borda, y entre la comodidad y el lujo otro inmigrante se fue, si no llega a ser por ese barco hoy hablaríamos de 67 personas más muertas por intentar alcanzar su sueño en las costas de Canarias, para ellos la puerta a una Europa soñada que los precisa al tiempo que los desprecia.

Las noticias son constantes y más cuando llegan estas fechas y los inmigrantes, procedentes de diferentes lugares de África y muchos menores de edad, se lanzan al mar en condiciones terribles para intentar abrazar las costas de Canarias y así poder comenzar lo que ellos entienden como una vida mejor, porque sin duda será una vida mejor si lo consiguen y será mejor para ellos y para las familias que dejan allende los mares.

Esta situación insostenible para Canarias ha llevado a un acuerdo inédito entre el Gobierno central y la comunidad autónoma, gobernada por el PP y Coalición Canaria, para imponer por ley un reparto de los menores por todo el territorio, procurando que Canarias no tenga la presión actual con más de 5.500 menores tutelados. Parece de justicia que este acuerdo salga adelante en el Congreso de los Diputados con todos los apoyos de todas las fuerzas allí representadas en un acto de verdadera solidaridad no solo con el pueblo canario, sino con todos aquellos inmigrantes que un día dejaron su casa, si la tuvieran, y a sus familias buscando el sueño europeo que a ellos les está vetado por ser pobres, negros y africanos.

No sé si este acuerdo provocará algún disturbio en las filas del Partido popular o en las del Partido Socialista en una expresión más de nuestro racismo impostado de palabras bonitas y de hechos que son y demuestran lo contrario, espero que no. Porque de nuestra generosidad depende que muchos miles de personas encuentren un sitio en el mundo donde prosperar se atisbe como una realidad posible, algo que en sus países de origen no existe porque están dominados por el hambre y las más miserable de las pobrezas.