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Terror

La respuesta de un Estado que está fallando a las víctimas de violencia machista no puede ser reunir a un comité de crisis

Pancartas en homenaje a las víctimas en el Ayuntamiento de Las Pedroñeras (Cuenca).

Pancartas en homenaje a las víctimas en el Ayuntamiento de Las Pedroñeras (Cuenca). / Europa Press / Rey Sotolongo

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha convocado para este martes el comité de crisis para la evaluación de los asesinatos machistas creado por su antecesora, Irene Montero, tras el fin de semana negro registrado en España. Es la primera vez que el comité se reúne a petición de Redondo, pero Montero lo activó hasta en cinco ocasiones entre 2022 y 2023 con el magro resultado práctico que pueden imaginar.

Con las mujeres asesinadas este fin de semana, ya son 19 desde que empezó el año, casi 1.300 en las dos décadas en que España recaba datos. Y los dos niños asesinados en Cuenca hacen que asciendan a 15 los menores víctimas de la violencia vicaria este 2024, más de 60 desde el año 2013. Son datos de auténtica epidemia que no se reducirán reuniendo a un bienintencionado comité de crisis, como la experiencia nos indica y el martes confirmaremos.

El Estado está fallando a estas mujeres y en lo que habría que incidir es en qué medidas adoptar para que deje de hacerlo. Dos décadas después de que se aprobara la ley integral contra la violencia machista el 80% de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas no habían denunciado. E incluso cuando lo hacen, no siempre se les garantiza su seguridad.

Es el caso de Las Pedroñeras, donde el asesino machista cumplió su amenaza mortal pese a tener una orden de alejamiento y una condena por la que estaba a punto de entrar en prisión: la víctima sola ante su asesino.

Visto que las medidas punitivas no obtienen resultado alguno, hay que llegar a las mujeres maltratadas antes de que sea demasiado tarde. Los datos indican que una mayoría apabullante nunca denunciará, por lo que hay que buscar otras vías para conocer lo que le está pasando. Los expertos señalan al sistema sanitario, porque es donde está el 100% de las mujeres y, además, las maltratadas acuden al mismo un 33% más que el resto. Sería una forma de detectarlo a tiempo, aunque con una atención primaria saturada como la actual es complicado atisbar que sea la solución.

Mientras, se pueden tomar medidas mucho más sencillas, como actuar contra los negacionistas de la violencia machista o los que la equiparan con cualquier tipo de comportamiento violento, rebatiendo la especificidad de estas agresiones. Lo que debería ser inadmisible es no hacer nada ante lo sucedido en fines de semana como el que acabamos de dejar atrás. O que la única respuesta sea reunir a un comité de crisis que por experiencia sabemos de su ineficacia.