Opinión | EL TRIÁNGULO

Órdagos con menores

Es de primero de humanidad que los poderes públicos protejan a los niños vengan de donde vengan, cuanto más cuando están bajo su tutela

Los obispos de Canarias llaman a la solidaridad en la acogida de menores migrantes

Los obispos de Canarias llaman a la solidaridad en la acogida de menores migrantes

Los centros de menores de acogida de Canarias, algunos estables y otro camino de serlo, aunque su existencia debía ser provisional, no dan mas de sí. Decenas de camas pegadas en almacenes y turnos de comida para miles de niños y jóvenes migrantes que ven pasar los meses viviendo, sólo respirando, alimentándose y durmiendo. Hemos hecho de una situación de emergencia la normalidad hasta que las autoridades políticas y judiciales de las islas piden además de dinero –que es lo que menos falta, no así su supervisión–, solidaridad del resto del territorio español.

No debería ser un asunto político, aunque lo sea y de primer orden, porque Vox amenaza con romper los gobiernos regionales allí donde los tienen en coalición con el PP si el principal partido de la oposición acepta el reparto de menores migrantes. Es de primero de humanidad que los poderes públicos protejan a los niños vengan de donde vengan, cuanto más cuando están bajo su tutela. Lo que vamos a repartir como si del camión del pan habláramos son niños o adolescentes solos, que han cruzado a vida o muerte el mar sin saber bien qué les esperaba y dejando atrás todo lo que eran hasta ese momento. Parecería que este es un mínimo común aceptado por cualquier ciudadano u organización integrado en el sistema social, y de ahí solo podríamos pedir mejoras en el cuidado de estos menores que es ahora responsabilidad de todos. Hemos alcanzado un nivel de brutalismo admitido en el discurso público que enturbia intencionadamente la acogida con la delincuencia, no con la menor como los hurtos, sino que el órdago es a la grande, machetazos y violaciones.

El ultimátum de Vox con sus socios cada vez va un paso más allá, no es una decisión aislada, sino que se ejecuta al mismo tiempo que los últimos movimientos de la ultraderecha europea, con la creación del nuevo grupo político del parlamento europeo, comandado por Viktor Orbán, Patriotas por Europa, que absorbe al anterior, Identidad y Democracia, donde estaban Salvini, Le Pen o Chega entre otros. Y al que se incorpora Vox, que abandona a los Conservadores y Reformistas Europeos dejando a Giorgia Meloni a su suerte, y alejada de la influencia rusa.

Se recrudece más el discurso antiinmigratorio en esta oleada ultra europea, se aleja el poder esperado en Francia que hubiera servido de contrapeso a la propia Meloni y aquí en España, la primera reacción es tensar más las relaciones con el Partido Popular. Con unos cuantos de miles de menores que desconocen a todos y cada uno de estos líderes que tratan con las expectativas de su vida como si fueran de su propiedad. El órdago es coordinado y dirigido, veremos hasta dónde.