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En el limbo

Con un gobierno que no tiene el respaldo del Congreso y una oposición con mayoría de bloqueo, la investidura se tambalea

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, este martes.

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, este martes. / Eduardo Parra / Europa Press

Las huestes de Carles Puigdemont no podían haber elegido un día más simbólico para poner en evidencia que el Gobierno no tiene una mayoría parlamentaria sólida que garantice el normal discurrir de la legislatura: el 23 de julio, primer aniversario de la dulce derrota de Pedro Sánchez que no impidió que se mantuviera en Moncloa aunque los comicios los ganara Núñez Feijóo. La amalgama de fuerzas políticas con intereses dispares que permitió a Sánchez resistir el empuje del PP saltó este martes por los aires: la pataleta de Junts por las negociaciones del PSOE con ERC para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa evidenciaron los riesgos de una legislatura fallida.

Moncloa minimiza que Junts haya tumbado la senda de estabilidad, paso previo imprescindible para la elaboración de los presupuestos, y la Ley de Extranjería, pero lo que no puede ocultar es la imagen de debilidad extrema que todo ello proyecta sobre una legislatura que queda en el limbo. Es cierto que aún hay margen para el pacto presupuestario y que el reparto de los menores varados en Canarias ya se aprobó hace unos días en un acuerdo de mínimos, pero la pregunta que sobrevoló este martes el hemiciclo de la cámara baja es qué futuro le espera a un Gobierno que es incapaz de sacar adelante su agenda legislativa. Empezando por su ley más importante, los Presupuestos.

Cierto es que no existe una mayoría alternativa a la que hizo presidente a Sánchez, porque contrariamente a lo que dijo en los pasillos del Congreso Gabriel Rufián nadie contempla en estos momentos una moción de censura del PP apoyada por Junts ya que es imprescindible el concurso de Vox, pero la pataleta de Puigdemont por el avance de las negociaciones para investir a Illa frena en seco al Gobierno.

La única razón por la que Puigdemont hizo presidente a Sánchez fue para conseguir la aprobación de la amnistía, eso ya lo sabíamos, y sin horizonte electoral en Cataluña, Junts pierde interés en cualquier pacto porque los réditos que obtenga los aprovechará otro al frente de la Generalitat, presumiblemente Illa. Ese era el riesgo que tenía el acuerdo de investidura y que este martes ha quedado en evidencia con toda su crudeza: la legislatura avanza hacia el bloqueo, con un gobierno sin mayoría en el Congreso para sacar adelante sus iniciativas y un Puigdemont que ha perdido el miedo a votar con Vox.