ESPAÑA VACIADA

Irse de Erasmus a un pueblo de Guadalajara en verano por 1.000 euros al mes: "Parece un campamento"

Campus Rural, una iniciativa que cumple tres años, ofrece a los universitarios realizar prácticas en entornos rurales de menos de 5.000 habitantes

El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico trabaja para ampliar este programa y ofrecer posibilidades de emprendimiento a los alumnos que quieran quedarse a vivir en zonas despobladas

Pablo Hita, uno de los universitarios que este verano hace sus prácticas en El Recuenco, en Guadalajara.

Pablo Hita, uno de los universitarios que este verano hace sus prácticas en El Recuenco, en Guadalajara. / Alba Vigaray

Pablo Hita Aragonés ha estudiado la carrera de Geografía y Ordenación del Territorio en la Universidad Autónoma de Madrid. A sus 21 años, vive con sus padres en Guadalajara, pero este año pasará el verano en El Recuenco, un pequeño pueblo el Alto Tajo, en la misma provincia, en el que le han ofrecido una plaza de Campus Rural, un programa de prácticas en municipios de zonas rurales con problemas de despoblación impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Durante junio, julio y agosto percibirá una remuneración de 1.000 euros al mes y trabajará con alumnos de otras carreras y universidades españolas para impulsar la Mancomunidad del Alto Tajo, compuesta por diez pueblos. Formará parte de un equipo multidisciplinar de tres estudiantes de la Politécnica de Madrid, otro más de la Autónoma de Madrid, otra de la Rey Juan Carlos y dos de la Universidad de Sevilla.

"Solicité Campus Rural por el mismo motivo por el que me metí en la carrera, porque me preocupa mucho la situación actual de las zonas despobladas. Mi pueblo, Villares de Jadraque, está en la sierra de Guadalajara y no llega a los 50 habitantes", explica Hita desde su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de El Recuenco.

Pablo Hita, alumno de Campus Rural, camina junto al alcalde Enrique Collada por las calles de El Recuenco, en Guadalajara.

Pablo Hita, alumno de Campus Rural, camina junto al alcalde Enrique Collada por las calles de El Recuenco, en Guadalajara. / Alba Vigaray

Esta especie de Erasmus que invierte el camino del éxodo rural busca conectar a quienes viven en la ciudad con los pueblos y transformar los territorios de la España Vaciada en "espacios de oportunidades de desarrollo social y económico", a través del acercamiento de talento a estas zonas, en colaboración con las universidades públicas y privadas. Esta será su tercera edición y cada año se unen al programa más alumnos: en el curso 2021-2022, 37 universidades se interesaron por el proyecto y se otorgaron 399 plazas para alumnos que se dispersaron por el mapa español entre 15 comunidades autónomas, principalmente Andalucía, Castilla y León y Cataluña; en el ejercicio 2022-2023, la cifra de estudiantes creció hasta los 585, que recalaron en 402 municipios de 48 provincias.

El presupuesto se duplicó entre la primera y la segunda edición: pasó de 1,5 a 3,2 millones de euros. Este año, el número de alumnos ha aumentado hasta superar los 700. "Teníamos ganas de demostrar que juventud y medio rural no son cosas anacrónicas, que los pueblos y el medio rural pueden ofrecer una vida más plena que la de las ciudades", declara el secretario general para el Reto Demográfico, Francesc Boya, en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Grupos multidisciplinares

A Pablo Hita, vivir en verano, la primera vez que lo hace solo, en la zona del Alto Tajo, "abrir la ventana y ver este paisaje precioso", le parece "el escenario ideal". Y más si puede hacerlo acompañado de "gente que estudia cosas afines a mí", como futuros ingenieros de montes, ambientólogos o arquitectos, para quienes él aportará "un diagnóstico del territorio, de sus atributos naturales, pero también antrópicos y etnográficos".

Sale de su rutina, de su hogar familiar, de su ciudad y aterriza, sin necesidad de tomar un avión como ocurre con el Erasmus europeo, en un entorno que supone para él "un cambio radical". "En mi día a día, salvo por mis amigos de la universidad, no puedo desarrollar esas inquietudes que tengo", asegura Pablo Hita.

Ayuntamiento de El Recuenco, en Guadalajara.

Ayuntamiento de El Recuenco, en Guadalajara. / Alba Vigaray

Este joven valora de Campus Rural la posibilidad que ofrece de generar sinergias entre distintas carreras, de crear grupos multidisciplinares, que "son muy necesarios para la gestión activa del territorio". De hecho, tanto desde el ministerio, como desde las universidades y los ayuntamientos, mancomunidades, asociaciones, cámaras de comercio, fundaciones sin ánimo lucro o empresas, se busca cada vez más que los alumnos lleguen a territorios en los que se podrán encontrar con iguales.

"Hay mucha dispersión de los alumnos en el mapa y nos dimos cuenta de que lo interesante y lo que queremos potenciar es que no vaya un alumno solo a un pueblo, sino que haya un grupo. Incluso estamos pensando en algunas otras fórmulas que puedan de alguna manera ya desde el origen permitir que los estudiantes puedan ir en grupos reducidos de tres o cuatro y que su propósito para Campus Rural sea precisamente responder a algún tipo de estudio o de trabajo académico concreto", refleja Francesc Boya.

Esta iniciativa de "patente nacional" surgió "de la necesidad que tiene el medio rural de frenar su fuga del talento"

El alcalde veinteañero de El Recuenco, Enrique Collada, que se mimetiza entre cualquier grupo de universitarios, explica que el primer año que se desarrolló Campus Rural, su pueblo sólo recibió un estudiante y "era un poco rollo para él, solo estaba yo y en junio era un poco aburrido; en julio y agosto, cuando llega la gente, es otra historia. Pero el año pasado, como vinieron más, hicieron muy buena piña y parecía un campamento". "Ponemos un horario de prácticas de mañana y el resto del día pueden hacer lo que quieran, así que la experiencia va mucho más allá del trabajo", sostiene el regidor socialista. 

Pablo Hita Aragonés, durante su tercer día de prácticas para la Mancomunidad del Alto Tajo, de la que forma parte El Recuenco, en Guadalajara.

Pablo Hita Aragonés, durante su tercer día de prácticas para la Mancomunidad del Alto Tajo, de la que forma parte El Recuenco, en Guadalajara. / Alba Vigaray

Quedarse en el pueblo

Es indispensable que, para recibir esta beca, el estudiante resida en uno de estos pueblos de menos de 5.000 habitantes. Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico entendieron que la asignación que reciben los estudiantes tenía que ser "elevada", por encima de la media de lo que pagan tanto empresas como instituciones públicas a los universitarios de los últimos cursos, porque "tienen que asumir viajes, costes de vivienda y de alimentación", dice Francesc Boya.

"Lógicamente, si les pedimos a los jóvenes que vayan a hacer unas prácticas en el medio rural, no les podemos decir: 'Oye, te tienes que gastar un dinero que si te quedases en la ciudad no te lo gastarías'. No sería justo", sentencia. Esta iniciativa de "patente nacional", que se fijó en proyectos "muy pequeñitos y puntuales" que ya iniciaron la Universidad de Zaragoza y desde la Junta de Castilla-La Mancha, surgió "de la necesidad que tiene el medio rural de frenar su fuga del talento".

El secretario general para el Reto Demográfico, Francesc Boya.

El secretario general para el Reto Demográfico, Francesc Boya. / Alba Vigaray

Que los jóvenes se enamoren de los pueblos -e incluso en los pueblos, gracias a vecinas que prometen a las alumnas "encontrarles novio allí"- y que se planteen la idea de formar un proyecto de vida en un municipio de la España despoblada se erige como el fin último de Campus Rural. Para ello, los universitarios tienen que cubrir dos necesidades esenciales: acceder a una vivienda y encontrar un trabajo.

La dificultad de encontrar una casa en los pueblos es, coinciden el alcalde de El Recuenco y el secretario general de Reto Demográfico, "uno de los hándicaps más evidentes", dice el último. "Es lo más difícil, porque, aunque la vayan a usar una vez al año, los vecinos a veces no las dejan", avisa Enrique Collada. "Tenemos que ir mejorando de manera permanente con los ayuntamientos, con los destinos", reconoce Boya.

El ministerio plantea ampliar este programa más allá de la universidad, con una "primera propuesta de empleo para jóvenes que quieran emprender en el entorno rural"

Una vez la encuentren, se plantea otro dilema: ¿puede un ingeniero aeronáutico, por ejemplo, encontrar trabajo en un pueblo? Francesc Boya da la respuesta: sí. "Hay un chico que hizo Campus Rural en el Pirineo y está trabajando en una empresa de drones que salió en un pueblecito de 80 habitantes", destaca.

Enrique Collada recalca que "hay mucho atractivo para emprender aquí" y que a quienes se animan les funciona. Para lanzarse a ello, estos jóvenes necesitan "facilidades" que ahora el ministerio se plantea proporcionar, a través del programa Campus Rural+. "Ya tenemos un diseño de cómo puede funcionar. Vamos a hacer un proyecto piloto y, en este caso, ya no sería tanto una práctica universitaria, sino una primera propuesta de empleo para jóvenes que quieran emprender en el entorno rural", anuncia el secretario general de Reto Demográfico.

Pablo Hita Aragonés, que tenía clavada "la espinita por no haber hecho el Erasmus durante la carrera", considera que Campus Rural se la ha arrancado "e incluso me parece mejor en algunos aspectos". "Espero no cogerle mucho gusto a esta experiencia, porque igual me cuesta volver a mi casa", lanza.