SALUD MENTAL

El plan de Sanidad para reducir el consumo de psicofármacos enfrenta a los psiquiatras: "La solución no es tomar pastillas para seguir produciendo"

Natacha Sujanani, psiquiatra y bioeticista, defiende la necesidad de poner un marcha un plan de desprescripción basado en el abordaje psicosocial de los pacientes

La especialista dibuja un punto y aparte para hablar de los trastornos mentales graves: "Ahí es donde debemos poner el foco"

Entrada de la unidad de psiquiatría de un hospital.

Entrada de la unidad de psiquiatría de un hospital. / J.N.

Olaya González

Olaya González

"Vivir en una sociedad competitiva y estresante en la que debemos sostener rutinas que exigen mantenerse al límite ha llevado aparejada una medicalización de la vida cotidiana que está provocando que muchas circunstancias vitales sean etiquetadas erróneamente como trastornos y, por consiguiente, acaben siendo tratadas con psicofármacos en vez de recurrir a intervenciones no farmacológicas". Es el alegato de Natacha Sujanani, psiquiatra del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria de Tenerife, bioeticista y gestora sanitaria. Al contrario que otros colegas de profesión, ella ha querido alzar la voz en favor de la nueva estrategia de salud mental que ha presentado recientemente el Ministerio que encabeza Mónica García. Reconoce que hay un problema y rechaza que la solución sea atajarlo a golpe de pastillas. Es más, apuesta por buscar en el entorno de los pacientes el origen del alza de cuadros de ansiedad o depresión.

A medidos de abril, la comisionada de Salud Mental, Belén González, expuso junto a la propia ministra los próximos retos de su departamento. Entre otras cuestiones, constató su voluntad de desarrollar un sistema de vigilancia epidemiológica para registrar "todo sufrimiento psíquico" que tiene que ver con el entorno laboral. García habló también del objetivo de abordar la excesiva medicalización de una población que encabeza las tasas de consumo de psicofármacos a nivel mundial. Varios psiquiatras no tardaron en cargar contra las palabras de la titular de Sanidad, a la que acusaron de demonizar las pastillas.

Al contrario que ellos, Sujanani pone el foco en la correlación entre el consumo de ansiolíticos y el nivel de renta. Algo que, afirma, no se debe obviar. Y no se ataja con una receta. "Existe un marco contextual económico y político que interactúa en relación con las variables que afectan a la equidad, como son el género, la clase social y la capacidad económica", subraya, y añade que esa equidad "parece ser determinante social que mejor explica el aumento en el consumo de psicofármacos". La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes estima que en 2020 se consumieron en España casi 110 dosis diarias por cada mil habitantes. Récord absoluto en todo el planeta.

La que también fue directora gerente del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria de Tenerife pone un ejemplo que deja pocas dudas: "Es como si tratáramos el malestar de las personas que viven en la Franja de Gaza a base de pastillas. ¿Sería ético normalizar así la situación que están sufriendo? Tenemos que ir a la base, a lo que está ocurriendo, y ponerle solución".

De vuelta a España, enumera varios de los problemas que lastran la salud mental. A la cabeza pone la presión en el entorno laboral o la falta de conciliación con la vida personal. Tampoco se olvida de las mujeres que sufren violencia de género o los afectados por la subida del euríbor. "La solución no es tomar pastillas para seguir produciendo", denuncia.

Choque de posturas

No todos los psiquiatras comparten su postura. Celso Arango, presidente de la Comisión Nacional de Psiquiatría del Ministerio de Sanidad, fue el primero en criticar abiertamente el planteamiento. "Que en la sede del Ministerio, delante de la ministra y con su aplauso, se pueda decir que los fármacos matan, es como para llevarlos al juzgado", espetó, y afirmó después que las personas con trastorno mental grave "viven de media 15 años menos que la población general. Estamos hablando de personas con esquizofrenia, autismo, trastorno bipolar…".

Natacha Sujanani rechaza la que considera que es una visión de la psiquiatría "muy biológica y paternalista": "Las tendencias internacionales son otras", asevera. Eso sí, dibuja un punto y aparte para hablar de los trastornos mentales graves. "Ahí es donde debemos poner el foco los psiquiatras y los profesionales de la salud mental. Y por supuesto que hay tratarlos con medicación. Los antipsicóticos han ido avanzando, hacen que los pacientes permanezcan estables más tiempo y que así se pueda hacer un abordaje psicosocial para que lleven una vida lo más plena y funcional posible", indica. Una vez más, llega a la misma conclusión: la necesidad de un abordaje multidisciplinar.

García se reafirma

Lo que parece claro es que el Ministerio de Sanidad no va a moverse ni un ápice de su postura inicial. Mónica García se mostró firme hace unos días. Es más, recordó que en ningún caso se trata de un abordaje nuevo. "Es un enfoque clásico que habla de los determinantes socioeconómicos de la salud y de cómo impactan más en la salud mental que el hecho de que tengamos muchos psiquiatras, muchos psicólogos y demos mucha medicación. Los problemas sociales no se resuelven con fármacos", subrayó.

El Comisionado pretende también hacer un seguimiento minucioso de las personas con padecimientos mentales que quedan "en los márgenes", entre ellos los migrantes, las víctimas de violencia machista o los que viven en la precariedad. Natacha Sujanani dedica un rato a denunciar la situación de tantas mujeres. "Tienen una tasa de depresión que duplica la de los hombres. También se tiende a incidir en ese sufrimiento que tienen las mujeres mayores que se han quedado en casa, que han sido víctimas del sistema. Y volvemos a poner el foco en ellas. Dicen que están deprimidas, que tienen ansiedad, incluso que son unas histéricas. Y les damos ansiolíticos", concluye.