MEDIO AMBIENTE

Cardiopatías e ictus: los efectos de la contaminación en la salud que provocan más muertes prematuras

Una investigación publicada en 'Journal of the American College of Cardiology', señala al cambio climático como el responsables de millones de patologías cardiovasculares cada año

La exposición temprana a la contaminación favorece el desarrollo del asma

La exposición temprana a la contaminación favorece el desarrollo del asma / AGENCIAS

Marta Alberca

Marta Alberca

La crisis climática es una realidad, y sus efectos en la salud, también. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años alertando sobre la necesidad de reducir los contaminantes, y los datos respaldan esta alarma, porque según esta institución, la exposición a la contaminación del aire causa cada año cerca de 7 millones de muertes prematuras, de ellas, más de la mitad de esos fallecimientos se atribuyen a causas cardiovasculares, especialmente a la cardiopatía isquémica y al ictus. Es a la conclusión que han llegado una nueva serie de investigaciones que se publican en Journal of the American College of Cardiology.

Además de analizar el calentamiento global, la polución y la exposición a los incendios forestales, han analizado la contaminación lumínica, auditiva y del suelo, y la exposición a tóxicos. Según los autores, “la evidencia sugiere que el número de personas que mueren prematuramente a consecuencia de todas estas causas de contaminación es más alta de lo que se esperaba”, explica Jason Kovacic, director del Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang, de Sydney, Australia.

Los mayores, los más perjudicados

No son los únicos que están investigando el impacto del medio ambiente en la salud cardiovascular. Recicentemente, estudio español liderado por Esther García-Esquinas, investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER-ISCIII) y del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha determinado que vivir cerca de áreas verdes tiene efectos beneficiosos en la salud cardiovascular de las personas mayores.

El informe, publicado en la revista Environmental International, basado en datos de 2200 individuos de 65 años en adelante, sin historial previo de enfermedad cardiovascular y residentes en zonas densamente pobladas de la Comunidad de Madrid, identifica factores mediadores de estas asociaciones. Entre ellos se incluyen una menor exposición al tráfico y una mayor facilidad para caminar en áreas urbanas con mayor densidad de espacios verdes, junto con mejoras en la capacidad funcional y una reducción en la prevalencia de factores de riesgo biológico para enfermedades cardiovasculares entre sus residentes. Algunos de los beneficios de los espacios verdes parecen ser más notorios en personas con bajos ingresos y en mujeres.

Los espacios verdes ofrecen beneficios más allá del mero disfrute de un entorno natural

Esther García-Esquinas

— investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Centro de Investigación Biomédica en Red

El investigador midió la exposición a espacios verdes utilizando el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) a diferentes distancias de los hogares de las personas participantes en la investigación. Además, se evaluaron la exposición al tráfico, el entorno del vecindario, la facilidad para caminar del vecindario y los recursos socioeconómicos según su censo. “Este estudio resalta la importancia del acceso a áreas verdes en entornos urbanos para la salud cardiovascular de los adultos mayores, ofreciendo beneficios más allá del mero disfrute de un entorno natural”, explica la doctora García-Esquinas.

Asma o depresión, las más frecuentes

Además de las enfermedades cardiovasculares, hay otras patologías asociadas a este fenómeno. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) ha alertado- de que la polución en los primeros años de vida se asocia con una mayor incidencia de asma en la niñez temprana e intermedia, indica la sociedad, que cita un estudio publicado en la revista JAMA. Ante esta situación, la SEICAP ha instado a la administración a "aplicar políticas efectivas que permitan reducir la exposición de los niños a la polución del aire, así como reducir las emisiones de agentes contaminantes y, por tanto, frenar el desarrollo del asma en la población infantil".

En esta misma revista científica se publicaba recientemente un informe elaborado por investigadores ingleses que evidenciaba que la exposición a estos contaminantes ambientales durante las primeras etapas de la vida aumenta las probabilidades de desarrollar trastornos psicóticos, depresión y ansiedad a lo largo de la adolescencia y la infancia. Respirar aire contaminado se relacionó con un mayor riesgo de trastornos psicóticos y depresión, mientras que la exposición a altos niveles de ruido se asoció con un mayor riesgo de ansiedad.