VERANO

Ocho trucos recomendados por científicos para refrescarte en verano

El verano puede ser un infierno, pero con los trucos adecuados conseguiremos cuidar nuestra salud y sobrevivir a las sucesivas olas de calor, y hasta disfrutar

Comida sana y refrescante para este verano

Dos personas pasean por Zamora en una jornada de calor excesivo.

Dos personas pasean por Zamora en una jornada de calor excesivo. / JOSE LUIS FERNÁNDEZ

Han llegado las primeras olas de calor del verano, y la situación se puede poner realmente desesperante e incluso peligrosa para la salud. Por eso aquí traemos ocho consejos respaldados por el conocimiento científico para refrescarte, de forma que el verano no se convierta en un infierno y puedas disfrutar del tiempo libre y las vacaciones (si se tienen).

Los ocho consejos para refrescarte este verano

1. Sudar. El sudor, aunque incómodo, es un mecanismo natural para bajar la temperatura corporal. Por ello sudar y toda la actividad física que nos lleve a ello puede ser positiva, siempre y cuando repongamos los líquidos perdidos.

2. Come productos ricos en agua. Uno de los grandes caballos de batalla del verano es hidratarse, ese "dos litros al día" que casi nadie cumple. Y deshidratarse puede ser muy desagradable además de un peligro para la salud. Un truco es, en vez de beber agua, comer productos que la contengan en una proporción alta. Es el caso de tomates, pepinos o sandías, todos con más de un 90% de agua.

3. Usa difusores de agua. El agua pulverizada tiene el mismo efecto que el sudor, más si es fría, bajando nuestra temperatura corporal. Quizás los sistemas que usan los restaurantes en sus terrazas no están al alcance de nuestro poder adquisitivo, pero sí podemos utilizar mangueras con nebulizadores, comprar ventiladores con esta función o incluso fabricar nuestro propio sistema difusor.

4. Moja la ropa. Igual que el sudor y los difusores de agua, la ropa mojada enfría nuestro cuerpo gracias a conservar la humedad durante más tiempo, y al extraer nuestro calor al evaporarse. Lo que no es recomendable es que permanezca mojada demasiado tiempo, pues acabaría atrayendo el calor a nuestro cuerpo, por ello necesitaremos tejidos que se saquen rápido.

5. Especial atención a los puntos de pulso del cuerpo. Determinados puntos de nuestro cuerpo tienen los vasos sanguíneos más cerca de la piel, y nos permitirán enfriar la sangre más fácilmente, por ejemplo poniendo un cubo de hielo sobre ellos. Estos puntos serían las muñecas, el cuello, el interior de los codos y las rodillas y la parte superior de los pies.

6. Pisar agua fría. Siguiendo la línea del anterior consejo, al enfriar nuestros pies conseguimos bajar la temperatura de todo el cuerpo, al igual que si en invierno los tenemos frío será difícil estar calientes en general, por muy abrigados que estemos. Podemos mojar el suelo donde podamos estar descalzos, o usar recipientes o piscinas de plástico aunque no sean profundas.

7. No usar sombrero todo el tiempo. Los sombreros son recomendables, casi indispensables, pero también retienen calor con el paso del tiempo. Por ello lo mejor es ir quitándolo y poniéndolo, de forma que dejemos que la humedad de la cabeza se evapore y no absorba el calor del ambiente.

8. No abuses del helado. Aunque el helado parece muy refrescante, su alto contenido en grasa requiere de mucha energía para descomponerse, liberando calor de nuestro cuerpo. Es mejor recurrir a comidas frías pero sin azúcar, e incluso hacernos nuestro propios helados.