Aparta, monumento

Aquí estoy. Yo y la Sagrada Família (o la Casa Batlló o la salamandra del Park Güell o el Pont del Bisbe ...). Ay, qué alta es. Voy a tener que sacrificar una parte. ¿Y esas dos vecinas? ¿Qué hacen? ¡Se han parado! Están hablando. ¿Por qué hablan? Y esos carros de la compra horrorosos. Quizá puedo sombrearlos... ¿Y si los tapo con la mano? ¡Eso es! Una sonrisa. Cara de entusiasmo. He quedado fantástica. La Sagrada Familia no se ve mucho, la verdad. Suficiente para dejar constancia de mi paso por Barcelona (o Sevilla o Mallorca o Tenerife…). La comparto. Ya llegan las primeras reacciones.

Prokopis Christou, investigador de dinámica social y psicológica del turismo, publicó un estudio en 2020 en el que analizaba los selfis realizados por los turistas en Chipre. En el informe, denominaba efecto sombreado de la atracción al encuandre dominado por el rostro y los cuerpos del protagonista de la foto, mientras el espacio destinado a la atracción quedaba comparativamente insignificante. Ese tratamiento de la imagen marcaba una diferencia frente al pasado. El autor animaba a seguir investigando sobre la relación entre destinos turísticos y narcisismo. Apuntaba, por ejemplo, a la utilización de lemas narcisistas para animar la demanda en aquellos lugares donde se requiriera. Por ejemplo, "la cala más hermosa y desconocida".

Es solo una capa más de los múltiples sustratos del fenómeno turístico. Ese que vivimos de forma distinta si somos nosotros los que arrastramos una maleta o somos los que sufrimos un autobús atestado para ir al trabajo. Más allá de percepciones personales, es evidente que el turismo masivo afecta a los destinos y a las personas. Especialmente, cuando el turista se convierte en el centro de su propia mirada. Autorepresentación, autoexposición, autopromoción…

El destino convertido en simple escenario y los vecinos, en extras o material sobrante. Distinguir el fenómeno no nos alumbra la solución, pero quizá aporta alguna clave para regular o di versificar la oferta. (Y también para conocernos un poco mejor).